Capítulo 271:

“Algo debió de cambiar en el que lo convirtió en un hombre mejor”.

Mirando a Keith, Charles dijo:

“Debes estar muy feliz con tu familia para cuidarla así”.

Keith se inclinó hacia atrás.

Una sonrisa se formó en su rostro a pesar de tener los ojos llorosos.

Preguntó: “¿Me estabas espiando, Papá?”.

“Desde hace un tiempo”, admitió Charles.

“Cuando me enteré de que tenía cáncer, me estacionaba delante de tu casa casi todos los días. Ni siquiera se lo dije a tu madre hasta que me atrapó un día. ¿Y tu madre? También estaba frente a tu casa esperando a que llegara Karise, Los dos te estábamos espiando”.

“Esperaba que un día me vieras cruzando la calle, pero nunca ocurrió. Cuando salías de tu casa o del coche, siempre tenías esa sonrisa en la cara, paseando con tu esposa, que nunca te molestabas en mirar a otro lado”, reveló Charles.

“Cuando me enteré de mi enfermedad terminal, muchos remordimientos me abatieron. De lo que más me arrepiento es de haber hecho que me odiaras. No sabía cómo acercarme a ti, sabiendo que todo era culpa mía. Tenia miedo. Tu madre también tenía miedo”, dijo Charles, quien empezó a llorar nuevamente, pero Keith se arrodilló ante él y lo abrazó.

Charles lloró más fuerte, abrazando a Keith con más fuerza hacia él, y le dijo:

“Perdóname, hijo. Por favor, perdóname”.

“Si, Papá. Si”, respondió Keith, ahora también llorando.

“Olvidémonos de todo”.

“Gracias, hijo”, dijo Charles.

“Nunca podré agradecerte por darme otra oportunidad”.

Charles asintió y dijo:

“Me encantaría”.

Los Henderson pasaron una tarde agradable, en la que los padres de Keith conocieron a Karise.

Le preguntaron sobre su trabajo, su familia y sus amigos.

También le preguntaron cómo manejaba su tiempo. Les sorprendió que solo tenían a una niñera, cuando Keith podría contratar a dos como mínimo.

“Me gusta estar con Kamila”, respondió Karise.

Se giró hacia el cochecito donde dormía su hija y agregó:

“Me hace sentir completa, saber que puedo atender sus necesidades, aunque solo sea unas horas al día. Así que algunos fines de semana, como este, le doy a la niñera tiempo libre”. “Y me gusta que Kamila me reconozca”.

Los ojos de Karise brillaban mientras decía:

“Cuando nos sonríe a Keith y a mí, ¡Es como si supiera que somos sus padres”.

“Y siempre trata de hablar cuando estamos cerca… Y tienen que ver”.

Karise buscó su teléfono, encontró los videos y se los enseñó a Charles y Helen.

Helen y Charles sonrieron al ver otra faceta de Keith.

En aquel video, Keith estaba haciendo muecas y sonidos raros mientras Kamila se reía de su padre.

Helen volvió a llorar y dijo:

“Vaya, no puedo creer que sea mi hijo”.

Mirando a Keith, declaró:

“Estoy orgullosa de ti, Keith, y del hombre en que te convertiste: un buen padre”.

Justo entonces, Kamila se despertó. Karise y Keith se levantaron, trabajando juntos. Keith fue a la sala a preparar leche mientras Karise cargaba a la niña para tranquilizarla.

Cuando Keith volvió, ya tenía la leche lista.

Karise le sonrió y dijo:

“Gracias, bebé”.

Keith le quiñó un ojo a Karise y le respondió:

“De nada, bebé”.

Tanto Helen como Charles los miraron con aprobación.

No solo era por eso. Vieron cómo Keith se ofreció a ayudar a Karise a limpiar a Kamila cuando tenía el pañal sucio.

Hizo cosas que, hasta entonces, su consentido hijo nunca haría.

Después de cenar, Karise, Keith y sus padres volvieron a la sala y siguieron conversando.

Charles estaba sonriendo mientras sostenía a Kamila en sus brazos. Se volvió a dormir después de darle de comer y cambiarle los pañales.

Charles dijo:

“Hace mucho tiempo que no cargaba a una bebé en brazos”.

Cuando Kamila bostezó, su mano se abrió y agarró el pulgar de Charles.

“Ay, mira eso”, dijo Helen.

“Qué increíble. Sigue cargándola y deja que se acostumbre a ti”.

“Creo que sabe que es su abuelo”, sugirió Karise.

Sus palabras hicieron sonreír a Charles.

“Esto es como una película”, propuso Helen.

“Ver dormir a mi nieta”.

Se levantó y dijo:

“Voy a buscar té para todos”.

Tras regresar con té caliente, empezaron a hablar de la enfermedad de Charles.

Al mismo tiempo, Kamila seguía en brazos de su abuelo.

“¿Cuándo te enteraste del cáncer, Papá?”, le preguntó Keith.

“Hace tres meses. Al principio, no podía aceptarlo”, admitió Charles.

“Ya sabes lo testarudo que puede ser tu padre”, comentó Helen, sacudiendo la cabeza.

“Mi Doctor de toda la vida no se dio cuenta. Todos pensábamos que era una tos crónica, así que nos remitió a otro Doctor y nos dijo que era cáncer en fase cuatro. Me negaba a creerlo, incluso cuando estaba cada vez más débil y perdiendo mucho peso”, reveló Charles.

“Recurrimos a la medicina natural, pero solo me puse más enfermo y ya no podía caminar. Pedimos una segunda opinión y luego una tercera, pero los resultados fueron los mismos. Me enteré de que el cáncer se extendió también a mi columna vertebral, por lo que no podía caminar bien. Empecé a recibir quimioterapia con otro Doctor, pero el tipo de medicamento que me daban me enfermaba. No podía soportarlo. Sentía que moriría por el medicamento y no por el cáncer. Lo dejé y busqué a otro”. Charles suspiró y dijo:

“Finalmente, mi enfermera me convenció para que viera al oncólogo del centro cardiopulmonar”.

“No quería ir allá porque sabía que me encontraría con Shantelle, pero al final, no tuve elección. Decían que el Doctor Dultz era el mejor oncólogo, sobre todo para el cáncer de pulmón”.

Sacudió la cabeza y continuó:

“Me explicó que el cáncer se extendió. Habría sido mejor si el cáncer aún estuviera contenido en mis pulmones y se pudiera extirpar el pulmón afectado, pero en mi caso, ya alcanzó los ganglios linfáticos cercanos, otros órganos y, como dije, mi columna vertebral”.

“Así que, la única solución era la quimioterapía, y el Doctor Dultz me sugirió una combinación que incluía inmunoterapia. En lugar de los mismos fármacos que ya probé, intentaremos otro medicamento de quimioterapia, uno oral”, reveló Charles.

Volvió a emocionarse al decir:

“El Doctor Dultz me sugirió aislarme, pero sabiendo que hay pocas probabilidades de sobrevivir, de cualquier forma, prefiero pasar tiempo con tu madre”.

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