Capítulo 240:

Detrás de él, Reese estaba viendo exactamente lo mismo.

Estaba conteniendo la respiración, con la mano sobre la boca.

“Ay, cielos. ¡Deja de mirar eso! ¡Para!”.

“¡No! ¡Quiero ver!”, dijo Sean.

Estaban en el estacionamiento del hospital cuando ocurrió todo.

Unos cuantos ojos estaban sobre ellos, curiosos por lo que aparentemente estaban discutiendo, pero Sean ni se movió.

Su atención estaba centrada en el video.

La grabación continuó, mostrando a Brooklyn teniendo se%o con su Director Financiero, Aaron.

Aaron era amigo de Brooklyn, que contrataron en su empresa de contabilidad. Sean sabía que eran cercanos, pero nunca imaginó que pudieran llegar a ese nivel de intimidad.

Muchas preguntas resonaron en su cabeza.

Se preguntaba en silencio:

“¿Cuándo empezó todo esto? ¿Estuvieron engañándome a mis espaldas todo el tiempo? ¿Por qué?”.

Sean no podía aceptarlo.

Era mucho más guapo que Aaron y tenía más dinero, ¿Por qué Brooklyn lo engañaría con Aaron?

Seguidamente, en el video, Brooklyn y Aaron llegaron al clímax. Aaron le azotó el trasero y le dijo:

“Extrañabas una buena follada, ¿Verdad?”.

“Demasiado. A Sean no se le para, gracias a su medicina”, dijo Brooklyn mientras se ponía el sujetador.

“Sabes que solíamos follar antes de que salieras con Sean. No teníamos por qué dejarlo”, sugirió Aaron.

“Sí, bueno, Sean follaba mejor que tú, así que no te necesitaba. Además, él es más rico, y su madre es un poco tradicional. Si se enteraba de que follábamos, puede que no saliera conmigo”, dijo Brooklyn antes de girarse hacia Aaron.

“Pero ahora todo es diferente”.

“Odio decir esto, pero me alegro de que Sean tuviera su accidente”, se burló Aaron.

“Ay, da igual. Solo ayúdame a transferir los fondos de la empresa a mi cuenta, ¿Está bien? Siento que no dejará ir la compañía tan fácilmente”, dijo  Brooklyn.

“Al menos deberíamos transferir los fondos y hacerle creer que no perdió nada en caso de que decida quedarse con sus acciones o venderlas”.

En el video, unos golpes en la puerta interrumpieron la conversación entre Brooklyn y Aaron, y la grabación terminó ahí.

Drew envió otro mensaje y dijo:

[Este video fue grabado la semana pasada. Hoy apenas tuve el valor de enviárselo. Ahora mismo, están en ello de nuevo. Cerraron las puertas].

¡Sean estaba tan furioso que ordenó al chófer que lo llevara a su empresa de contabilidad!

“Keith, tienes que venir a la empresa. Sean se está volviendo loco. ¿Qué va a hacer? ¿Empezar una pelea con Aaron? Tiene una rodilla lesionada y se está curando de una operación de pecho… ¡No!”.

Sean estaba tratando de tomar el teléfono de Reese, pero ella se resistió.

“¡Keith, por favor ven a la empresa!”

Ahora estaban dentro del coche, discutiendo.

Reese no podía convencer al conductor de volver a casa.

El pobre conductor estaba confundido sobre a quién debía escuchar, pero como Sean era el jefe, condujo en la dirección de la empresa.

Como Reese estaba en contra de la pelea, el conductor fue quien llevó a Sean al vestíbulo y al elevador.

Reese siguió a Sean a regañadientes.

Cuando Sean llegó a la planta de su oficina, fue directamente a localizar a Brooklyn.

Drew encontró rápidamente a Sean y lo siguió por detrás.

Sean intentó abrir la puerta de su oficina con su huella dactilar…

¡Pero no se abrió!

Aún no estaban divorciados, ¡Y Brooklyn se atrevió a cambiar de cerradura!

Se giró hacia Drew y le ordenó:

“Abre la puerta de una patada. Ahora mismo”.

“¡Son órdenes del jefe!”, anunció Drew antes de derribar la puerta de una patada.

Ahí estaban.

Sean encontró a Brooklyn en un estado incómodo.

Puede que ella y Aaron se dieran cuenta del alboroto en la puerta y dejaran de hacer lo que estaban haciendo, pero estaba claro que habían hecho el amor.

Los pantalones de Aaron aún estaban desabrochados.

Brooklyn fue descubierta poniéndose la ropa interior.

Sean se obligó a levantarse, y milagrosamente lo consiguió.

Avanzaba hacia Aaron, saltando con una sola pierna, hasta que Reese apareció por detrás y lo retuvo.

Aaron estaba a punto de irse, ¡Pero Keith apareció de la nada y le dio un puñetazo en la cara!

“¡Desgraciado! Sean te dio un trabajo, ¿Y así es como se lo pagas?”, le gritó Keith mientras seguía destrozando la cara de Aaron.

Mientras tanto, Brooklyn trató de escapar, pero

Sean le preguntó:

“Así que me andas engañando. ¿Por eso querías el divorcio?”

Sean siguió insistiendo y finalmente Brooklyn le dijo

: “¡No! ¿Cuándo te va a entrar en la cabeza? ¡Empezó cuando pensé que podrías morir! Odio a Evan porque es la raíz de todo esto, ¡Y no puedo evitar odiar también a tus otros amigos! A causa de lo que te pasó, empecé a trabajar mucho y a recibir toda esta presión. Aaron era el único al que podía recurrir y se ocupaba de mis necesidades”.

“Luego, cuando saliste del hospital, estabas confinado a una silla de ruedas, ¡Y ni siquiera podíamos tener se%o! Peor aún, ¡Apenas me dejabas dormir porque querías que te ayudara con el dolor o que te ayudara air al baño! ¡Lo odiaba!”, razonó Brooklyn.

“Sí, tuve una aventura con Aaron, pero eso no tenía nada que ver. Escuché por casualidad a tu Doctor hablando con un residente después de tu última revisión. ¡El residente dijo que podrías ser uno de esos casos a los que hay que amputarle la pierna! ¡Esa fue la razón principal! ¡Nunca podría sobrevivir a tener un esposo al que tendría que cuidar el resto de mi vida!”, agregó Brooklyn.

Se giró hacia Reese. Brooklyn se burló diciendo:

“Vaya, Reese, ¿Ya regresaste? Bueno, ya que te gustaba tanto Sean, ¡Puedes quedártelo! Ya no tienes que ocultar tus sentimientos porque no me importa. Quiero decir, ¿Quién querría un esposo discapacitado?”.

Más tarde, en la residencia de los Ross, Keith se lo contó todo a Claudia Ross mientras Sean estaba sentado en la sala con Reese.

La mirada de Sean se fijó en ella durante mucho tiempo, pero ella permaneció en silencio, con los brazos cruzados sobre su pecho, sentada frente a él.

A pesar de lo sucedido antes, Sean aprovechó la oportunidad para preguntar:

“¿Solía gustarte?”.

Sean vio que la cara de Reese se estaba poniendo roja.

Ella se puso nerviosa. Su mano estaba en el reposabrazos y sus pies parecían estar preparándose para huir.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar