La exesposa del CEO es una cirujana
Capítulo 184

Capítulo 184:

A Keith no le gustó nada cómo Evan relataba su pasado, pero comprendió adónde quería llegar su amigo con sus palabras, Keith explicó su vida personal:

“Nunca había pensado en sentar la cabeza hasta que apareció mi novia. Sí, no es una socialité conocida en la ciudad, pero amo a Karise y ella me mantiene en el buen camino. Así que, por favor, ¡Dejémonos de tonterías! Todos estamos perdiendo el tiempo por algo que no afectará a la empresa”.

“Prima MedCare se ha expandido a lo largo de los años gracias a mis esfuerzos. Si creció hasta convertirse en una empresa multimillonaria como es ahora, a pesar de mi rep%tación de mujeriego, obviamente no se vería afectada si me caso con una chica corriente”, agregó Keith.

Se levantó y preguntó firmemente:

“Si alguno de ustedes intenta interferir en mi vida personal, ¡Abandonaré Prima MedCare y crearé mi propia compañía de seguros! Así que, la pregunta más importante es: ¿Aún me quieren como Director General?”.

Mientras la junta directiva escuchaba el solemne anuncio de Keith, Evan les dirigió una amenazadora. Les estaba declarando la guerra silenciosamente si decidían responder incorrectamente.

“Queremos que sigas siendo nuestro Director General, Keith. Sentimos haber atendido la petición de su padre”, dijo un ejecutivo.

“Pedimos disculpas, Señor Thompson, Keith. Usted tiene razón. Perdimos el tiempo en algo irrelevante. No volverá a ocurrir”, expresó un accionista.

El resto opinó lo mismo.

Keith sabía que su padre utilizaría a los accionistas y a los miembros de la junta para convencerlo de que no estuviera con Karise.

Por eso, ese día, preparó su gran arma, que era Evan.

Con sus esfuerzos combinados, los accionistas y la junta directiva se disculparon y cedieron ante Keith.

Por otro lado, Charles no logró su objetivo ese día.

Media hora más tarde, Evan y Keith se quedaron solos en la sala de reuniones.

Evan aprovechó para preguntarle a su amigo:

“¿Así que compraste un anillo de compromiso?”.

“Sí”, respondió Keith.

“¿Cuándo?”, preguntó Evan.

“Hace un mes”, respondió Keith.

“¿Piensas dárselo?”, preguntó Evan.

A Keith se le formaron gotas de sudor en la frente.

Respondió: “He estado pensando en ello, pero… maldición, no sé cómo. Pensar en ideas de propuestas de matrimonio me pone nervioso, especialmente después de la tuya. Pensé en esperar un poco más ya que podría ser demasiado pronto para ella”.

“Además, no soy bueno siendo realmente romántico”, admitió Keith.

“No tiene que ser muy romántico, Keith. Hazlo a tu manera. Tú la conoces mejor”, sugirió Evan.

“¿Y sabes qué es lo mejor si te casas? Tu padre no puede insistir en que te cases con otra mujer de la alta sociedad; quiero decir, ¿Cómo vas a casarte si ya estás casado?”.

“¡Solo hazlo!”, agregó el hombre.

“Cuanto antes, mejor”.

“De acuerdo. De acuerdo”, reconoció Keith.

“¿Te importaría practicar conmigo?”.

…

En la sala de reuniones de Prima MedCare, Evan y Keith mantenían una serla conversación sobre el plan para pedirle matrimonio a Karise.

“¿Y si Karise dice que no?”, preguntó Keith.

“Entonces, inténtalo de nuevo. Shanty no dijo que sí la primera vez que se lo propuse”, admitió Evan.

“Además, ¿Por qué diría que no? ¿Por qué dudas de ti mismo?”

“Porque aún no sé qué piensa ella del matrimonio, teniendo en cuenta que acabo de admitir que la amo. Sinceramente, me preocupa que la esté apresurando”, explicó Keith.

“Creo que la duración de su relación no importa. Lo que más importa es que estés preparado, no solo con los sentimientos, sino en general: mental, emocional y económicamente. ¿Estás preparado, Keith?”, preguntó Evan.

“¿Como hombre? Tengo todo lo que necesito para formar una familia. Hace tiempo que estoy preparado. Quiero una familia con Karise”, admitió Keith.

“¡Bueno! Entonces pregúntale a Karise qué piensa al respecto”, dijo Evan.

El hombre miró la hora y luego volvió a mirar a Keith.

Dijo: “Vamos, Keith. No tengo todo el día. Solo hazlo”.

“De acuerdo”, dijo Keith.

“Bueno entonces, estoy considerando hacerle una sorpresa: esconder el anillo y sorprenderla en cuanto lo encuentre. Luego, se lo quitaré de la mano y le propondré matrimonio”

“Buena idea. Sigue, arrodíllate”, ordenó Evan.

Keith fingió sostener un anillo de diamantes.

Se arrodilló y miró a Evan.

Keith estaba a punto de declararse cuando vio la cara seria de Evan.

“No estás ayudando, Evan. Finge ser Karise, con cara de sorpresa”.

Y Evan estaba incrédulo, pero hizo caso.

Gritó mientras se tapaba la boca con las palmas de las manos, como haría cualquier chica.

Preguntó: “¿Suficientemente?”

Sacudiendo la cabeza, Keith dijo:

“Casi”.

Keith se aclaró la garganta, miró a Evan y dijo:

“Karise, bebé”

Respiró hondo y forzó una sonrisa mientras miraba a Evan e intentaba por todos los medios posibles a imaginarse a Karise.

Tomó la mano de Evan y se dispuso a decirle palabras dulces cuando de repente el hombre le apartó la mano.

“¿Qué demonios, Keith? ¿Desde cuándo nos tenemos que agarrar de la mano?”, preguntó Evan.

“¡Se supone que tú eres Karise, Evan! ¡Maldita sea!”, contraatacó Keith.

“Ay, verdad. Pero es tan jodidamente raro”.

Evan miró a su alrededor y encontró un puntero de palo.

Lo agarró y en vez de su mano, dejó que Keith sujetara el palo.

Le dijo: “Imagina que es la mano de Karise”.

Con un suspiro, Keith sujetó el palo puntero y visualizó la mano de Karise, pero no sirvió de nada.

Lo único que veía era un palo. Keith miró a Evan y le preguntó:

“Creo que tu mano está mejor, tío”.

“¡Te voy a dar un puñetazo en la cara!”, advirtió Evan.

“En ese caso, el palo servirá”.

Keith se conformó con el palo puntero.

Sujetó la punta con el pulgar y el índice.

Dijo: “Karise, bebé, me encanta tu sentido de la aventura. Siempre me animas a probar cosas nuevas, sacándome de mi zona de confort”.

Siguió contando sus experiencias con Karise, como cuando lo hizo probar comida callejera por primera vez en su vida y cuando fueron de compras al centro, vistiendo ropa corriente.

Evan bostezó.

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