La esposa inocente del presidente calculador
Capítulo 305

Capítulo 305: 

Arropándola y dejando una pequeña lámpara en la mesita de noche, Oliva cerró ligeramente la puerta.

«¿Qué tal el sueño de Annie por la noche?». Le preguntó Alan.

Oliva contestó: «Salvo que a veces rechina los dientes, básicamente puede dormir bien y con tranquilidad toda la noche».

No había necesidad de que se preocuparan de que comiera y durmiera.

Alan se rió y pensó que su bebé se comportaba tan bien, que podía dormir con su mujer toda la noche sin tener que preocuparse por ella.

Al salir del baño después de la ducha, Oliva tomo una toalla y se secó el cabello, luego se metió en la cama y se echó en los brazos de Alan. «¿Crees que viviré aquí o allá después de obtener la licencia de matrimonio mañana?».

No podía soportar salir de casa todavía y no quería que sus padres estuvieran solos después. «Tú puedes vivir donde quieras, y yo estaré donde tú estés de todos modos. Cuando tengamos la licencia de matrimonio mañana, podremos dormir juntos legítimamente».

Donde estaba ella, donde había calor, ese lugar podía llamarse hogar.

Oliva se giró de lado y le rodeó la cintura con los brazos: «¡Cariño, gracias!».

Ahora lo llamaba con más naturalidad que antes, cuando antes se sentía tan incómoda al decirlo.

«Vamos a dormir ahora. Te dejaré ir hoy, o será un desastre si no tienes fuerzas para levantarte mañana e ir a buscar la licencia de matrimonio».

Oliva le dio un puñetazo en el pecho: «¡Basta!».

Su broma también estaba llena de sinceridad. Hacía tiempo que anhelaba este día, y no quería que ninguna emergencia destruyera un día tan importante.

«Cariño, después de un tiempo, cuando el clima sea más cálido, haremos unas fotos de la boda».

«¡Está bien!».

Él había hecho todos los preparativos, así que, naturalmente, ella no tenía ningún problema.

«Después de que haya terminado con algunos de los asuntos que tengo entre manos, te daré una gran boda que hará que toda esa gente que una vez te menospreció y te intimidó se sienta celosa y te admire».

«Es usted muy infantil, Señor Hoyle». Oliva le sujetó el rostro y se echó a reír; después de tanto tiempo, ya no le importaban esas habladurías. Los pensamientos de los demás sobre ella no tenían demasiado sentido, y mientras supiera que iba a tener una buena vida, eso era suficiente.

Alan también le tomo el rostro y se lo frotó con la palma de la mano: «Sólo me gusta ser infantil contigo, ¿Y qué?».

Por supuesto, ella no podía hacer nada al respecto, no quería rechazar sus buenas intenciones, así que no se opuso. Sólo tenía que seguir su ritmo y avanzar juntos.

Ella había dicho que quería dormir, pero él tenía muchas preguntas. Mientras ella rodaba los ojos, él le preguntó de repente: «Cariño, ¿Dónde quieres ir de luna de miel?».

Era una pregunta en la que ella no había tenido tiempo de pensar: «No lo sé, ¿A dónde quieres ir?».

«No me importa, y de todas formas estaré contigo vayas donde vayas. Dime si hay algún lugar en particular al que te gustaría ir, aquí o en el extranjero».

Oliva se rió y preguntó: «Quiero ir a Marte, ¿Te parece?».

«Me gustaría llevarte a echar un vistazo, pero no tenemos ni un solo amigo ahí. Los dos estaremos demasiado solos».

«Pero podríamos decirle a todo el mundo que hemos vuelto de un viaje a Marte, ¡Y qué increíble sería eso! Marte, es un lugar al que no todo el mundo podría ir».

Su expresión vivamente extravagante, unida a su rico tono de voz, casi le hizo reír: «Qué graciosa eres».

Oliva se llevó una mano bajo el rostro: «¿Me seguirás llamando chica cuando sea vieja?».

«Te llamaré vieja, pero siempre serás mi chica».

«Eso significa que entonces seré una chica mayor».

Alan le besó la frente, y ella enroscó su mano alrededor de su pecho y cerró los ojos: «Cariño, tengo sueño».

«Yo también, vamos a dormir». Naturalmente, tuvieron una buena noche de sueño.

Por la mañana, Alan sintió un picor en la nariz mientras estaba medio dormido. Estiró la mano y se la frotó, entrecerrando los ojos para ver a la mujer en sus brazos durmiendo dulcemente.

Viendo que aún es temprano, decidió seguir durmiendo.

Pero esta vez, sentía un picor en el rostro, como si algo se arrastrara por él.

Antes, a Oliva le gustaba hacerle cosquillas en la piel con su largo cabello. Así que pensó que seguía siendo una broma que le hacía por la mañana temprano, pero entonces se dio cuenta de que ella ni siquiera se había movido de su posición ¡Es tan agradable dormir con la mujer que amo en mis brazos!

Alan se puso de lado y miró a Oliva. Poco después, el picor le subió al cuello. Alan abrió entonces los ojos y agarró rápidamente al ‘delincuente’ que se escondía bajo la cama, y luego lo estrechó contra su pecho.

«Así que eres tú quien me está haciendo cosquillas».

Oliva se despertó al oír un ruido juguetón en su oído y abrió sus ojos empañados.

El rostro sonriente de Annie estaba frente a ella: «Buenos días, mamá».

«Buenos días, cariño». Obviamente, aún no se había despertado.

Alan sacó a Annie de la cama, luego volvió a taparla y le dijo a la mujer inmóvil en la cama: «Puedes dormir un poco más, te llamaré cuando el desayuno esté listo».

«Hmm». Oliva respondió débilmente y volvió a dormirse.

Alan y Annie se vistieron y bajaron las escaleras, Alan encendió la televisión y puso el control sobre la mesa.

«Nena, verás la tele mientras papá te hace el desayuno».

«Señor raro, quiero comer tortilla de jamón».

Alan frunció el ceño, esta pequeña seguía negándose a llamarle papá.

«Cariño, tienes que llamarme papá».

«Oliva aún no se ha casado contigo». Annie ya había estado pensando en su cabecita. ¿Qué clase de apodo debería ponerle a este señor raro cuando su madre se casará con él? Todavía no podía pensar en ello.

Alan no sabía lo que ella estaba pensando, así que se limitó a sonreír: «Tu mamá se casará conmigo después del desayuno, así que, cariño, date prisa en llamarme papá».

«Entonces… ¿Hay una boda hoy?». Preguntó Annie de repente.

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