La esposa inocente del presidente calculador
Capítulo 162

Capítulo 162: 

Alan realmente amaba, odiaba y se enfadaba con esta mujer.

Amándola se sentía muy apenado, odiándola le hacía crujir los dientes, enfadándose con ella se irritaba. Ninguna otra mujer podía hacerle estallar emociones tan fuertes. Tenía que pensar en cómo castigarla.

Oliva, aun no sabía nada de lo ocurrido en Jiangcheng.

Sólo se enteró de que Dave estaba ahora a cargo de Hengdu cuando le escribió a Sabrina.

Oliva no pudo evitar reírse de Sabrina: [¿No disfrutas ahora de los beneficios de una posición favorable?].

Pero Sabrina le escribió abatida: [Ahora estoy cerca de él, pero no puedo conseguirlo. No sé si se asustó por el entusiasmo de Susie, ahora se mantiene alejado de todas las mujeres hermosas de la empresa].

Oliva le respondió: [La mujer solo vino al mundo a hacer daño a los demás].

En ese momento, Sabrina sostenía una taza de té y acababa de tomar un trago.

Cuando vio su respuesta, el agua salió disparada de su boca y salpicó la mayor parte de la pantalla.

La vida siguió adelante.

Todo en el hotel también empezó a ponerse en su sitio, tuvo un ligero incremento en el mes anterior al Año Nuevo y el impulso de este mes también daba buenos resultados, esperaba que siguiera así.

El día de San Valentín, el padre de Oliva, que era anticuado. Le dijo a su esposa que iría comprar verduras temprano en la mañana, pero en realidad compró un ramo de rosas para ella.

Annie aplaudió mientras saltaba: «La abuela se sonrojó, la abuela se sonrojó, es tímida».

«Ya somos un viejo matrimonio, no hace falta malgastar en eso, ese dinero pudo usarse para comprar las verduras de varios días». La madre de Oliva le echó la culpa a su padre.

Le echó la culpa de forma apresurada, pero cuando se dio la vuelta y entró en la cocina, Oliva vio que su madre se alegraba.

El padre de Oliva se tocó la nuca y sonrió tímidamente.

En realidad, para el nivel más alto de amor no era más que esto, no esperaba ser romántico todos los días, sólo esperaba que su mano izquierda pudiera sostener mi mano derecha y envejecer juntos.

Oliva envidiaba mucho a sus padres.

Sacó dos entradas de la Ópera de Kun que había comprado y se las dio a su padre: «Papá, Dave dice que recogerá a Annie en el Club de Artes Marciales más tarde. Tú y mi madre pueden ir a esto, es por la tarde y luego puedes llevarla a una cena a la luz de las velas después. Deberían disfrutar de su pequeño mundo.

Aunque sean una pareja de ancianos, está bien que sean románticos de vez en cuando. No escuches a mi madre, el sueldo de tu hija puede mantenerlos ahora. Recogeré a Annie esta tarde, así que no tienes que preocuparte».

El padre de Oliva guardo alegremente las entradas.

Hoy era la apertura del Club de Salud de Artes Marciales de Dave.

Oliva no sabía qué darle, aunque era el Maestro de artes marciales que Ivy le presentó, aun no lo conocía muy bien.

Aunque Annie se negaba a llamarlo Maestro, ya se había encariñado con él.

En cualquier caso, no podía faltar a la etiqueta.

Por la tarde, le dio a Ted algunas precauciones y luego se retiró temprano del trabajo.

Mas tarde pensaría en que comprarle. Una cesta de flores era indispensable, pero ¿Qué más podía enviarle?

Tal vez Dave estaba haciéndole un favor a Ivy, por lo que no cobró la matrícula de Annie, pero también podía ver que este hombre aceptaba sinceramente a Annie como aprendiz. Por desgracia, Annie daba la impresión de ser una aprendiz inferior, que hacía travesuras y engañaba a los demás.

Oliva no sabía si Dave se arrepentiría de ser su Maestro después de un tiempo.

Cuando pensaba en su hija, no podía evitar sentirse feliz.

Cuando llegó al estacionamiento subterráneo y se disponía a abrir la puerta del auto, varias personas vestidas de negro se abalanzaron sobre ella desde el auto al lado del suyo.

Oliva se sorprendió, pero ya era demasiado tarde para huir.

La presionaron contra la puerta, le sujetaron las manos y le taparon la boca. Ni siquiera tuvo tiempo de ver sus rostros, sus ojos estaban cubiertos con una tela negra, atada fuertemente detrás de su cabeza.

La palabra secuestro saltó inmediatamente a su mente.

Era obvio que había renunciado a todo, ¿Por qué no la dejaban ir? Si muriera, esa gente se sentiría completamente aliviada… no podía pensar en quién había ofendido para que planearan secuestrarla.

Luchó con fuerza y quiso llamar para pedir ayuda, pero el sonido que salió de su boca fue uun simple y bajo.

*hum*.

Fue arrastrada rápidamente al interior del auto y luego escuchó como cerraban la puerta, con el auto dirigiéndose a algún lugar desconocido.

Ella sólo esperaba que los guardias de seguridad encontraran algo inusual en el estacionamiento gracias a las cámaras de vigilancia.

Pero, esta gente se atrevió a tenderle una emboscada aquí, así que lo más probable era que las cámaras de vigilancia instaladas ya no funcionaban correctamente, esto parecía a algo que pasaría en algún programa de televisión.

No sabía hasta dónde había llegado el auto y tampoco sabía si su familia estaba a salvo, no estaba muy preocupada por Annie. Sin embargo, ella les pidió a sus padres que pasaran tiempo en su mundo hoy. Cuando lo pensó, le entró un sudor frío.

No sabía a dónde iban a llevarla esa gente, ¿Acaso iban a tirar su cuerpo en el desierto? Oliva no pudo evitar temblar.

No le tenía miedo a la muerte, pero simplemente no podía morir. Annie era todavía muy Joven, tenía que criarla hasta que fuera una adulta.

Sus padres habían trabajado mucho durante toda su vida, ella tenía que darles un buen cuidado cuando fueran viejos y organizar un entierro adecuado cuando murieran.

Ella no debía morir, no podía morir.

Justo cuando se entregaba a sus pensamientos, una voz llegó a sus oídos: «Señorita Steele, por favor, perdóneme por mi ofensa. Mientras prometa no gritar ni intentar quitarse el paño que cubre sus ojos, podemos hacer que se siente cómodamente».

¿Podría ella decir que no? Quería aceptar, así podría dejar de gritar y chillar.

De esta manera, podría hablar, y luego podría averiguar el tono de estas personas.

Así que asintió.

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