Jugando con fuego
Capítulo 26

Capítulo 26:

Ha pasado una semana entera y no pude tener una charla con Caleb. Siempre estaba enojado o estaría trabajando hasta tarde. Se iba temprano y volvía tarde. Me evitaba y tenía la sensación de que me había estado ignorando a propósito.

Me preparé para una fiesta a la que iba a asistir como secretaria con Caleb. Por fin iba a tener tiempo para estar con él y encontraría el momento adecuado para preguntarle qué había estado haciendo.

Llevaba un vestido de color verde oscuro con una abertura en la pierna izquierda. La parte delantera del vestido era escotada y sin espalda. Me lo puse combinándolo con un tacón de aguja plateado y salí mientras esperaba a Caleb.

«Está en la limusina, esperándote», me dijo Jenny y de nuevo me sorprendí por haberme dejado atrás. Me había encogido de hombros pensando que su enfado tenía que ver con su trabajo, pero a medida que pasaba el tiempo y lo veía comportarse así, tuve la sutil sensación de que tal vez estaba enfadado conmigo.

Pero, ¿qué había hecho yo para que se enfadara?

Me dirigí al ascensor, pulsé el botón y esperé a que bajara. El ascensor tenía un espejo y vi mi reflejo. Mi maquillaje de ojos era mínimo pero subí con un atrevido pintalabios rojo que le sentaba bien a mi piel. Mi pelo estaba suelto y enrollado al final. Me veía bien, bueno eso esperaba.

Esperaba que Caleb apartara toda su ira y me contara lo que realmente le estaba afectando.

Cuando salí del ascensor, algunos chicos estaban a la vuelta de la esquina, me vieron y me sonrieron. Quizá tenía buen aspecto. Me pregunto qué diría.

Vi su limusina y me acerqué a ella con una sonrisa en la cara. Pero no estaba a la vista. El conductor me sonrió y me abrió la puerta. I

Le sonreí y entré sólo para encontrarlo dentro mirando su teléfono con una expresión aburrida.

«¿Caleb?» Le llamé y levantó la vista. Sus ojos no mostraban ninguna expresión pero sin embargo no mostraba ningún afecto o emoción que yo hubiera esperado que me mostrara. En cambio, el vacío de cualquier emoción me entristeció.

«¿Qué pasa?», preguntó y me encontré negando con la cabeza a su pregunta.

«Nada», susurré y él volvió a mirar su teléfono mientras yo miraba por la ventana.

~

La fiesta fue como de costumbre aburrida pero volví a mirar a Caleb para encontrarlo sonriendo y riendo con su conocido de negocios. Por primera vez en toda la semana se estaba riendo y parecía que se lo estaba pasando bien así que me contuve de acercarme a él y preguntarle si ya podíamos irnos.

Lo único que me di cuenta que siempre había querido de Caleb era verlo feliz. Y al verlo feliz, me pareció realmente reconfortante para mi corazón que fuera feliz. Su simple sonrisa me alegró el día y me sentí aliviada. Me quedé allí en la esquina con un vaso de vino cuando vi a Ms. Hailey Davies, hija del Señor Richard Davies, el magnate de los negocios, que se acercaba a Caleb.

Ella envolvió su mano en la de él y cuando pensé que él se excusaría, parecía estar disfrutando de su compañía. Y lo siguiente que vi fue que se inclinó y le dio un picotazo en el cuello. Mis ojos se abrieron de golpe mientras agarraba el vaso con fuerza y lo golpeaba contra la mesa.

«¿Qué demonios estás haciendo?» Murmuré molesta pero entonces los vi salir del pasillo y me encaminé tras ellos queriendo enfrentarme a Caleb pero me detuve en seco pensando si estaría borracho porque sí lo vi engullendo vino hace unos minutos.

Señorita… Hailey Davies era solo una fangirl de la mirada de Caleb y yo antes cuando solo era su secretaria siempre me decía que cuidara a Hailey y que la alejara de él porque no le gustaba su compañía. Realmente esperaba que Hailey se lo llevara a rastras porque estaba borracho o algo así.

Al salir, les perdí la pista pero hice un esfuerzo por buscarlos. Oí una voz y empujé la puerta pensando que Hailey le estaba haciendo algo, sólo para ver la peor pesadilla de mi vida. Allí estaban. Le levantaba la mano y la estaba besando en los labios mientras ella le rodeaba con las piernas.

Había algo junto a la puerta y como antes había empujado la puerta con fuerza, golpeó el objeto y éste cayó haciendo un fuerte ruido sordo que llamó su atención. Miró hacia atrás y realmente esperaba que estuviera borracho pero todas mis esperanzas se hicieron añicos cuando lo encontré cualquier cosa menos borracho. Me sonrió mientras dejaba caer a Hailey, que me miró mal por molestarles en su momento de intimidad.

«¿No puedes llamar?» Hailey se burló de mí, pero mi atención estaba en Caleb. Se ajustó el traje y se acercó a mí.

«¿Qué haces?» Murmuré y me cogió de la mano mientras me arrastraba fuera.

«¡Espera! ¿Caleb? Caleb!» Hailey le llamó por su nombre, pero él me arrastró mientras yo caminaba como una muñeca de trapo arrastrada por él.

Me empujó hasta una columna y respiré hondo evitando mirarle.

«La próxima vez, llama a la puerta cuando quieras entrar», dijo y se dio la vuelta para marcharse pero le agarré de la mano mientras le hacía volver a mirarme.

«¿Qué estabas haciendo?» le pregunté y esta vez, aunque se me quebró la voz, al final conseguí mirarle a los ojos mientras encontraba las agallas para enfrentarme por fin a él. Mi corazón se rompía en pedazos y apenas tenía dentro de mí para poder mantenerme en pie.

«¿Qué crees que estaba haciendo?» me retó mirándome fijamente a los ojos cuando de repente rompí a llorar.

«Tú…», las lágrimas se negaron a caer y, al momento siguiente, me levantó la cara y se inclinó para besarme. Sus labios rozaron los míos y al momento siguiente me estaba besando dominantemente empujándome hacia la columna. Apenas me quedaban fuerzas para resistirme, pero en cuanto me besó, mantuve la mano en su pecho y aparté la suya.

«¿Servirá?», me preguntó mientras me sujetaba la barbilla y me obligaba a levantarle la mirada. Mis lágrimas seguían negándose a detenerse y me quedé callada escuchando lo que tuviera que decir.

«Ahora quiero que me clasifiques», sonrió satisfecho y de repente me dio un picotazo en los labios.

«¿Qué quieres decir?» logré preguntar.

«¿Quién besa bien? Yo o…» se inclinó mientras me susurraba al oído «¿Eden?» preguntó y fue en ese momento cuando mis ojos se abrieron de par en par y comprendí que quizás lo sabía, conocí a Eden y me besó.

Quizás por eso estuvo enfadado toda una semana y quizás besó a Hailey para volver conmigo. Pero se equivocaba, no conocía toda la historia y quería sacarlo todo. Quería contarle todo lo que había pasado pero nunca me dio la oportunidad de hablar de los últimos días. Sabía que estaba enfadado pero mientras intentaba empujarle queriendo contárselo todo de repente me rodeó la cintura con las manos y me atrajo hacia él.

Me mordió el cuello y yo sabía que me dejaría chupetones, pero me las arreglé para quedarme callada porque podía sentir su rabia. Sin duda estaba enfadado conmigo.

«Eres tan jodidamente guapa», le oí susurrarme al oído y me mordió la oreja haciéndome jadear.

«No es de extrañar, los hombres quieren tenerte», dijo y me estremecí en mi lugar.

«¡Pero lo triste es que no seas más que una sucia z%rra insatisfecha con lo que tienes!» dijo y de repente mis latidos aumentaron al escuchar lo que acababa de decir.

«¿Dime dónde te ha tocado? Nunca me dejaste tocarte donde quería pero creo que te has ido muy lejos con él. Ahora dime, ¿te hizo sentir así?» preguntó mientras tocaba mis manos y mi cintura.

«¿Caleb?» susurré mientras intentaba zafarme de su agarre.

«¿Te gusta el doble se%o o te pagó por una noche? Dime tu precio, pagaré el doble», susurró, y de repente sus manos se posaron en mis pechos y me los agarró con dolorosa fuerza, haciéndome estremecer, pero no fue lo que hizo lo que me dolió, sino las palabras que me dirigió.

Usando toda la energía que me quedaba, le empujé y se oyó el ruido de una bofetada resonando en el pasillo mientras le miraba con los ojos muy abiertos, con la cara vuelta hacia el otro lado. Con todas mis fuerzas, le di una fuerte bofetada.

«Yo… yo nunca había pensado que de todas las personas que me rodean, tú serías la única a la que escucharía este tipo de palabras», logré hablar. Las lágrimas se agolpaban en mis ojos mientras sujetaba la mano con la que le había abofeteado sintiendo el escozor en la palma.

«Realmente esperaba que si alguna vez iba a dejarme libre fueras tú. Había pensado que mi cuerpo sólo te pertenecía a ti hasta mi final, pero ahora que lo pienso», respiré hondo mientras me secaba las lágrimas con rabia. «Incluso me equivoqué al darte mi corazón en primer lugar», al decir eso sus ojos se abrieron de par en par pero antes de que pudiera decir nada, lo empujé y corrí por el pasillo.

Mientras corría, podía sentir como mi corazón se rompía en pedazos al saber que este era mi final con Caleb. Porque lo que pasó dejó una cicatriz en mi corazón que probablemente nunca sanaría. Y no tenía esperanzas de volver a estar con él como antes. Porque él cuestionó mi dignidad y esa era la única posesión que me quedaba.

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