Enfermo de amor
Capítulo 73 - ¿Por qué nos comprometimos entonces?

Capítulo 73: ¿Por qué nos comprometimos entonces?

Matthew reajustó su expresión: «Ya que no estás alterada, vuelve ahora».

Las manos de Dolores que estaban a su lado se agarraron con fuerza. Ella preguntó con un gran lío dentro de su corazón: «¿Puedes decirme por qué estás haciendo esto?»

¿Sabía él que lo que estaba haciendo era en realidad decir ‘te quiero’?

Ella sabía que a Matthew nunca le gustaría una mujer como ella, pero no podía entender sus acciones.

No podía encontrar una sola explicación.

Matthew se levantó.

¿Por qué?

Matthew tampoco sabía por qué; sólo sabía que quería que ella volviera a su lugar de origen: «Tú fuiste la elegida por mi madre. Tengo que cumplir con las expectativas de los difuntos». Dolores quiso reírse, pero no pudo.

No tenía ni idea de qué tipo de expresión debería hacer ahora mismo, ya fuera de alegría o de disgusto.

«Así que, sólo porque fui la que tu madre eligió, ¿Quieres que vuelva?» Dolores se quedó sin palabras; no sabía por qué esperaba su respuesta negativa.

Matthew se dio la vuelta, mirando hacia atrás, ocultando la expresión de su rostro a la luz refractada por las ventanas, y asintió débilmente.

Era la respuesta más esperada.

Pero ella se sintió decepcionada.

Sonrió con amargura: «¿Crees que soy adecuada para ese lugar? Además, ¿No estás comprometido con María Herbert? ¿Ahora te burlas o juegas conmigo? ¿Es eso divertido?»

La expresión de Matthew se tensó de repente, como la cuerda de un arco que se tensaba.

Había estado ignorando deliberadamente esa cosa, que era que Dolores había estado casada antes y también había dado a luz.

No quería mencionar ni pensar en este asunto; ya que ahora ella lo había dicho en voz alta, tenía que afrontarlo.

«No voy a casarme con María. En cuanto a tu posición, nada es inapropiado», dijo.

Dolores consiguió exprimir una sonrisa: «¿Nada es inapropiado? ¿Lo dices en serio?»

Matthew se dio la vuelta, mirándola: «Tú no eres una mujer pura, ni yo un hombre bueno. Somos iguales; no deberíamos disgustarnos entre nosotros».

Ella ya lo sabía; no entendía por qué le dolía más al escucharlo de las propias palabras de Matthew.

Era un hombre normal, después de todo. María llevaba tanto tiempo con él que sería raro que no hubiera pasado nada.

Ella lo sabía.

También lo entendía.

Sólo que no sabía por qué se sentía mal sabiendo que él se acosto con otra mujer.

«Voy a volver por hoy». Él vino hoy para contarle sobre esto.

«Oh.» Dolores miró hacia otro lado, sin mirarle y fingiendo estar tranquila.

*Buzz buzz…*

El teléfono de Dolores que estaba sobre la mesa zumbó de repente. Era el nombre de su hijo y lo cogió.

«Samuel».

«Mamá, ¿Puedes recogerme hoy del colegio?». Preguntó Samuel Flores.

«Por supuesto». No había nada más importante que su hijo. Echó un vistazo al reloj de la mesa: «¿Cuándo quieres que vaya?».

«¿Puedes venir ahora?»

«Claro».

«Te espero entonces».

«De acuerdo».

Esperó a que él colgara primero y luego ella colgó. Ella empacó sus archivos y papel de dibujo, preparándose para salir. Y entonces se dio cuenta de que Matthew, que estaba detrás de ella, no se había ido.

«¿Te vas?»

«Sí».

Dolores frunció los labios: «Mi hijo quiere que vaya a recogerlo».

Matthew sólo la escuchó, recordando su cara de hostilidad hacia él, y preguntó: «¿Le hablaste mal de mí?».

Dolores estaba confundida: «¿Hablar mal de ti?».

«¿No me has dicho por qué el chico era tan hostil hacia mí?». Dolores comprendió ahora.

Pero se negó a contestar, cambiando de tema deliberadamente, «¿No tienes un vuelo al que ir? Yo también me voy».

No podía decirle que Samuel había visto a Matthew besándola a la fuerza.

Ella se dirigió a la puerta, mirando de nuevo a él, «¿No te vas?»

Era evidente que estaba cambiando de tema deliberadamente, pero Matthew no la expuso, marchándose junto a ella mientras también preguntaba despreocupadamente: «¿En qué colegio está tu hijo?»

«Universidad AC».

¿Universidad AC?

Sus ojos se movieron; sabía que ese chico era inteligente. Desde la última vez que fingió un secuestro, era evidente que era muy reflexivo y orientado a la acción, sabiendo utilizar su ventaja de ser un niño para atraer la simpatía de los demás para lograr sus objetivos.

No había muchos niños de cinco años que puedan lograr esta clase de astucia.

Aunque sabía que era inteligente, nunca esperó que se matriculará allí siendo tan joven.

Dolores se sentía muy orgullosa cuando hablaban de su hijo: «Es muy inteligente, siempre parece un adulto, cuidando de su hermana».

Cuando hablaba de su hijo, sentía como si su rostro fuera ilumnado.

Estaba orgullosa de su hijo.

Matthew se burló mientras caminaba hacia su coche.

Si dijera que no sentía nada por ella, estaría mintiendo.

Tenía alrededor de 30 años; la mayoría de la gente ya tenía un hijo a esa edad.

Ahora que tenía que escuchar cómo su mujer le describía lo inteligente y entendido que era el niño que tenía con otro hombre, le era difícil sentirse feliz.

Dolores sentía que era muy raro.

Al igual que la mayoría de las cosas que hacía, nadie entendía nunca cuál era el propósito que había detrás.

Dolores no pensó demasiado en ello, sino que se limitó a caminar hacia su coche.

No tardó mucho en llegar al colegio de su hijo. Samuel ya estaba fuera del aula, esperando en la entrada del colegio.

Dolores aparcó su coche, salió de él y caminó hacia él.

«Mami». llamo Samuel con alegría al ver a Dolores.

El guardia sólo abrió la puerta para dejar salir a Samuel cuando vio que Dolores se acercaba.

Dolores extendió la mano: «¿Por qué estás aquí?»

Aunque Samuel aprobó el examen de la Universidad AC, sólo tenía tres días de clase a la semana, los lunes, miércoles y viernes, debido a su corta edad. Hoy era martes.

«He venido a pedir consejo a mi profesor». Dijo Samuel con seriedad.

«Realmente debería tratar a tu profesor cuando el tiempo lo permita, tu profesor te trata muy bien». Dolores pensó, ¿Debería llamar y preguntar si el profesor estaba libre hoy para cenar juntos?

«¿Tu profesor sigue dentro?» preguntó Dolores.

«No, se fue. Dijo que tenía algo que hacer».

Dolores descartó la idea, abrazó a su hijo hasta el coche y le ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad.

Dolores condujo hasta su casa y casualmente se encontró con Simona Flores y Jessica Lennon que volvían del centro comercial.

Dolores se apresuró a salir del coche para ayudar a llevar las cosas de Jessica.

«Mamá, mamá». Simona se emocionó al ver a su madre y extendió dos pequeños brazos, queriendo que Dolores la abrazara.

«Te abrazaré dentro de casa».

«No». Simona se abrazó a la pierna de Dolores, sin soltarla. Ella realmente quería ese abrazo.

Jessica negó con la cabeza, diciendo: «Deberías abrazarla». Jessica tomó las cosas de Dolores.

«Simona es una ingrata. Sus ojos están fijos en su madre y no en su abuela».

«Abuela, me tienes a mí». Samuel extendió su mano para sostener la de Jessica.

«Samuel sabe lo que es mejor». Jessica se rió.

A Simona no le importó en absoluto, abrazando el hombro de Dolores y disfrutando del abrazo de su madre.

Era inevitable entrar en contacto con los gérmenes al salir a la calle.

«Mami, quiero comer budín». Simona inclinó la cabeza hacia arriba, ampliando sus grandes y brillantes ojos, deseando el mimo de Dolores.

«Está bien». Dolores respondió con una carcajada.

Después de lavar las manos de su hija, la llevó al salón y sacó un poco de pudín del congelador.

Simona era realmente una glotona. Mientras tuviera algo que comer, se quedaría tranquila.

Dolores dejó que Samuel se ocupara de su hermana y entró en la cocina para preparar la cena con Jessica.

«Mamá, ¿Por qué hiciste un contrato de matrimonio con la Señora Nelson en aquel entonces?»

Esto era algo por lo que ella siempre sentía curiosidad pero nunca había tenido la oportunidad de preguntar.

Dado que Matthew lo había vuelto a mencionar, Dolores estaba ansiosa por saberlo.

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