Enfermo de amor
Capítulo 693

Capítulo 693: 

Cuando llegó a la entrada de la villa, Wendy aparcó el coche en la acera. No se bajó del coche inmediatamente, sino que bajó la ventanilla para dar un vistazo a la villa. Comprobó que Armand no estaba en la Ciudad B y que Matthew no tenía tanta prisa como antes.

¿Se habían rendido o había algo más?

Frotó gentilmente su mano en el volante y reflexionó sobre las posibilidades de este asunto.

Al final, no pudo averiguar cuál era el punto clave del asunto y decidió averiguarlo con Dolores y Matthew. Metió las llaves del coche en el bolso, empujó la puerta y salió del coche, se dirigió hacia la villa.

Cuando llegó a la puerta, levantó la mano y llamó al timbre.

No pasó mucho tiempo hasta que alguien llamó a la puerta. Coral se paró en la puerta y preguntó: «¿A quién buscas?».

«Busco al Señor Nelson y a su esposa. ¿Están dentro?» preguntó Wendy.

«Por favor, espere un momento mientras les informo». Coral no la dejó entrar. Nunca había visto a esa mujer, y Matthew le había explicado que no se podía dejar entrar a nadie que no conociera.

Después de lo ocurrido la última vez, Amanda no estaba en buen estado de ánimo. Temían que, si un extraño entraba en la casa, eso afectaría su estado de ánimo.

«Vale, por favor, date prisa. Hace calor afuera». dijo Wendy.

Coral asintió y, al cerrar la puerta, preguntó: «¿Cómo debo llamarte?».

Wendy respondió: «Mi apellido es Miller. Tú puedes llamarme Wendy».

«De acuerdo». Coral cerró la puerta y se dirigió al piso superior.

No había nadie en la casa más que Dolores con Amanda. Jayden y Kevin se habían ido a la antigua casa con Andrew, y Matthew tampoco estaba en casa. Lucy estaba en su casa como niñera cuando ocurrió el incidente y debían hacerse responsables. Matthew fue a negociar con la familia de Lucy para arreglar el asunto, y sólo Dolores estaba en casa con Amanda.

En la habitación, Amanda estaba tumbada en los brazos de Dolores y no decía nada. Sólo se agarró a su cuello y temía que desapareciera.

Incluso cuando estaba dormida, se agarraba al collar.

Se despertó varias veces durante la noche.

Estaba muy alterada por dentro.

Coral tenía miedo de alarmar a Amanda, así que empujó gentilmente la puerta y preguntó en un susurro: «¿Está Simona dormida?». Dolores dijo que no.

Coral susurró: «Hay una señorita abajo, cuyo apellido es Miller, que la está buscando. ¿La conoces? ¿La hago pasar?»

Dolores no había estado de muy buen humor los últimos días. Al principio, estaba preocupada porque se desconocía el paradero de Boyce, y ahora estaba preocupada por Amanda, temiendo que le causara daños psicológicos y se viera afectada mentalmente. Además, debido a los meses de embarazo, se cansaba con facilidad.

Al oír que su apellido era Miller, Dolores no había reaccionado al saber de quién se trataba. Después de todo, sólo se habían visto una vez.

Estaba medio tumbada en la cama, con Amanda apoyada en su brazo. Tenía el brazo un poco entumecido y movía el cuerpo, «¿Dijo qué hacía aquí?».

Coral negó con la cabeza: «Sólo dijo que venía a verlos».

«Sólo dile que no estoy disponible para recibir visitas en este momento», dijo Dolores.

Coral dijo que sí, «Bajaré y me desharé de ella».

Dolores asintió y Coral salió de la habitación. Mientras cerraba la puerta,

Dolores preguntó: «¿Dijo cómo se llamaba?»

«Dijo que se llamaba Wendy», respondió Coral.

¿Wendy? ¿No era la novia de Boyce? Se frotó la frente. Así que era ella. ¿Pero qué hacía ella aquí?

Después de todo, era la novia de Boyce, y no era bueno que le cerraran la puerta.

«Coral, déjala entrar».

Dolores se incorporó de la cama y Coral vio que le costaba recoger a Amanda, así que se acercó y trató de sujetarla por ella. Pero en cuanto la tocó, Amanda rodeó el cuello de Dolores con sus brazos y la abrazó más fuerte, temiendo que la dejara ir.

Dolores le dio unas palmaditas en la espalda y le susurró tranquilamente: «Buena chica, no me voy a ir. Suelta tu mano. Apenas puedo respirar».

Amanda se aflojó un poco, pero siguió abrazándola con fuerza, temiendo que Coral la abrazara.

Dolores acarició el cabello de su hija. Sabía que era el shock lo que la ponía así, y su mente necesitaba un cuidado especial. «Coral, baja tú primero. Yo bajaré después».

Coral asintió.

Dolores acarició a su hija, «Todo ha terminado. No volverá a ocurrir».

Amanda no dijo nada. Se limitó a rodear su cuello con los brazos y Dolores le besó la frente. «Tenemos un invitado abajo. Te llevaré abajo, ¿Vale?».

Amanda no dijo nada, pero se quedó en sus brazos y no bajó.

Dolores le acarició la cabeza y se levantó con ella en brazos. Amanda pesaba mucho más ahora. Rodeó la cintura de su hija con los brazos y la sujetó por encima de su abultado vientre, luego le sujetó las nalgas con la otra mano. Sólo miraba el camino contra el hombro de su hija, y cuando llegó a la escalera, temió que se desequilibrara, así que pasó a sostener a su hija con una mano y a sujetar la barandilla con la otra, y bajó.

Wendy, que ya había sido invitada a entrar por Coral, vio que Dolores se esforzaba por sostener a Amanda y se acercó para ayudarla: «Simona, tu mamá está embarazada. No es conveniente que ella te sostenga. Deja que te cargue yo».

Con eso, se acercó a abrazar a Amanda. Dolores dijo: «No, a ella no le gusta que la sostengan otros…».

Antes de que pudiera terminar la frase, Amanda dejo escapar un grito.

Wendy se apresuró a retirar la mano.

Coral, que estaba sirviendo agua a Wendy, escuchó el ruido e inmediatamente se acercó y preguntó: «¿Qué pasa?».

Wendy se sintió un poco avergonzada. Había querido ayudar.

«No sabía que iba a llorar». Explicó.

Coral la miró y extendió la mano para ayudar a Dolores: «Tómalo con calma».

Dolores acarició a su hija y le dijo a Wendy que no se preocupara: «Está asustada y no quiere que la carguen los demás».

«¡Así que es eso!» Wendy hizo lo mismo y se acercó a sentarse en el sofá.

Dolores sentó a su hija en su regazo y miró a Wendy: «¿Por qué has tenido tiempo de venir? ¿Ocurre algo?»

«Hace dos días que no veo a Armand y me pregunto qué habrá hecho». preguntó Wendy.

Armand dijo que cuando fue a ver a Boyce no le dijo a la Familia Miller que habían encontrado a Boyce, les pidió a ella y a Matthew que tampoco dijeran nada.

Armand dijo que Wendy y Boyce no eran el uno para el otro.

Ella no sabía si era bueno ocultarlo, pero sentía que algunas de las palabras de Armand tenían sentido. Si Wendy amaba realmente a Boyce, debería ser capaz de esperar por él uno o dos meses.

Ahora pensaba que Armand debía estar intentando poner a prueba los verdaderos sentimientos de Wendy por Boyce.

No le parecía correcto mentir, pero se lo había prometido a Armand y no podía echarse atrás.

«¿No fue a buscar a Boyce?» Mientras hablaba, Dolores bajó la mirada.

Aprovechando la oportunidad para acariciar a su hija, evitó la mirada escrutadora de Wendy.

¿Armand había ido a buscar a Boyce?

Wendy se preguntó si se había equivocado. ¿Todavía estaban tratando de encontrar a Boyce?

¿Y sólo estaban ampliando el alcance? ¿Así que no vio a Armand?

Pero entonces Dolores actuó como si la estuviera evitando.

Si realmente estaba buscando a Boyce, ¿Qué había que evitar?

Bajó la mirada: «Sé que todos deben pensar que Boyce y yo no somos adecuados porque estuve casada. Sin embargo, me gusta mucho. Ya le eché de menos una vez porque no fui muy astuta a la hora de juzgar el carácter. Me sorprendió mucho y me alegró que me aceptara entonces. Ahora que su paradero es desconocido, estoy muy triste y no puedo dormir por las noches. Te llamó cuñada, así que creo que debes conocerlo y saber qué clase de persona es».

Dolores dijo: «Lo sé. Es realmente un hombre en el que vale la pena confiar».

«Ahora estoy perdida y no sé qué hacer. ¿Puedes ayudarme con algunas ideas?» Wendy se acercó y agarró la mano de Dolores, «Mi madre me dijo que me rindiera, pero no quiero hacerlo. Esté vivo o muerto, quiero verlo».

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