Enfermo de amor
Capítulo 69 - ¿Eres un idiota?

Capítulo 69: : ¿Eres un idiota?

Matthew se quedó ligeramente aturdido: «Tú…»

El timbre de la puerta sonó en cuanto empezó a hablar.

Frunció el ceño ya que no le hacía ninguna gracia que alguien llamara a la puerta a esa hora y se levantó de mala gana. Al ver la ropa enrollada de Dolores, que dejaba ver su delgado y delicado vientre, alargó la mano para bajarle la ropa. La miró y le dijo: «No te estaba intimidando, ¿Por qué has llorado?».

Dolores se sentó y no quiso hablar con él. Giró la cabeza hacia otro lado ya que seguía enfadada con él.

Matthew suspiró: «Voy a abrir la puerta».

No se puso la camisa que se había quitado antes. En su lugar, fue al baño y se puso un albornoz antes de abrir la puerta.

En la puerta había una mujer con un vestido ajustado de color púrpura. Tenía una figura voluptuosa, el cabello rubio y rizado, sus largas piernas pisaban un par de botas negras de tacón. Cuando vio al hombre que le abrió la puerta, se revolvió el cabello y sus labios rojos pronunciaron: «Soy Sophia».

Luego, entró directamente en la habitación: «No te preocupes, tengo grandes técnicas. Definitivamente te satisfaré».

La mujer parecía haberse acostumbrado a este tipo de escenas. Se dirigió a la mesa y sirvió un vaso de vino tinto. Luego, se llevó el vino a los labios y bebió un pequeño sorbo. Pensó que había descubierto un tesoro cuando miró a ese hombre tan guapo. Estaría bien acostarse con un hombre así aunque no le pagara. Además, le ofrecía mucho dinero. El entusiasmo en ella había subido un poco, «Si tienes alguna petición especial, Yo también satisfaré tus necesidades. Una m%$ada, o…»

Antes de que pudiera terminar sus palabras, vio a Dolores saliendo del dormitorio. Abrió mucho los ojos: «¿Quién es usted?» ¿También llamó a otra mujer?

Cuando pensó en eso, comenzó a observar a Dolores de pies a cabeza. Dolores llevaba un traje conservador y no se maquillaba. Era hermosa, pero no era para nada seductora.

Si quería jugar, debía encontrar a los que eran de mente abierta.

La mujer miró a Matthew: «Esto… ¿Vamos a hacer un trío?».

«…»

Matthew la fulminó con la mirada.

«¡Fuera!»

La mujer no reaccionó de inmediato y sonrió: «No me importa hacer un trío».

Dolores pudo notar a qué se dedicaba esta mujer. ¿Esto era parte del servicio que pago?

Se le puso la piel de gallina al pensar en ello.

Este tipo de servicio estaba realmente disponible en todas partes.

Incluso un hotel de lujo como éste, no era una excepción.

Dolores dirigió una mirada a Matthew mientras obtenía placer de su desgracia y dijo: «Buena suerte. ¿Por qué tienes una expresión tan espantosa? Ya me voy, disfruta del momento».

El corazón de la mujer estaba lleno de alegría. No quería compartir un hombre tan alto y guapo con otra mujer.

Definitivamente, se alegró de que Dolores quisiera marcharse.

Matthew miró fijamente a la mujer. Luego, miró a Dolores y le advirtió: «Ni se te ocurra».

Dolores le miró con dureza: «¿Eres un idiota o algo así?».

«Si crees que lo soy, entonces será así». Matthew caminó hacia ella. Se puso a su lado y se inclinó hacia ella: «La tienes aquí, así que soluciónalo tú misma».

«…»

Dolores apretó los dientes.

Cuando la mujer vio que Matthew entraba en el dormitorio, lo siguió también. En cuanto llegó a la puerta, Dolores alargó la mano para detenerla: «Lo siento, ya puedes volver. No necesitamos ningún servicio aquí».

La mujer mostro una expresión de circunstancias: «¿Por qué? ¿Quieres tener el trabajo para ti sola?».

Dolores también frunció el ceño; ¿Creía que era una p%$stituta como ella?

«¿Te vas a ir ahora o llamo a la recepción?» Dolores hizo una pequeña pausa: «No te ayudará de nada si complicamos demasiado las cosas». Dolores levantó la cabeza con confianza.

La mujer estaba insatisfecha, pero alguien que podía permitirse alojarse en una suite de lujo debía ser realmente rico. A juzgar por la actitud de aquel hombre antes, no había ninguna chispa entre ellos.

Esta era la única ocasión que había sido rechazada.

La mujer estaba de mal humor. Dijo fríamente: «Bien, me iré, pero el dinero no será devuelto».

«No es un problema». dijo Dolores con rapidez, ya que sólo quería alejarla rápidamente.

La mujer miró hacia la habitación y resopló con frialdad. Balanceó su delgada cintura mientras salía de la habitación.

Dolores se apoyó en el marco de la puerta y se preparó para hablar: «He echado a la mujer, ¿Puedo irme ya?». No hubo ningún sonido.

Dolores esperó un momento, todavía estaba tranquilo.

Se dio la vuelta y vio a Matthew tumbado en la cama, como si se hubiera quedado dormido.

Cuando se fijó bien, se dio cuenta de que realmente se había quedado dormido. Respiraba con dificultad y parecía estar mal.

«¿Matthew?» Dolores le llamó tímidamente.

No hubo respuesta, estaba realmente dormido.

Dolores alargó el brazo para tirar de la colcha y cubrirlo. Accidentalmente le tocó la piel y le ardió. Alargó la mano y le tocó la frente para comprobar si tenía fiebre.

Su frente estaba muy caliente, debía tener mucha fiebre.

Dolores llamó a la recepción y pidió un médico. Todavía estaba herido, así que no se atrevió a curarle la fiebre ella sola.

Cuando Dolores se sentó en el sofá y esperó a que llegara el médico, recibió una llamada de Samuel.

«Mamá, ¿Ya vas a volver? Simona tiene hambre».

Sólo entonces, Dolores recordó que les había dicho que volvería para cenar. Ahora seguían esperándola: «Ustedes, niños, coman primero; mamá aún tiene algo que atender…».

Levantó la cabeza y miró al hombre tumbado en la cama. Pensó un momento y dijo: «Puede que mamá no vuelva esta noche. Tú y Simona deben hacerle caso a la abuela, ¿vale? Ustedes duerman en su habitación esta noche».

«Vale, no te olvides de comer fuera y de cuidarte».

Dolores sonrió felizmente. Se sentía aliviada de que su hijo fuera un niño tan cariñoso.

«Muy bien. Eres el hombre de nuestra familia, cuida de tu hermana».

«Lo haré».

Después de colgar la llamada, Dolores esperó un rato hasta que llegó el médico.

El médico volvió a limpiarle la herida y le puso una vacuna contra la gripe. Le recetó unos cuantos medicamentos y le dijo a Dolores cómo usarlos: «Este frasco es para uso externo, para rociar sobre la herida. Estos se toman por vía oral, el rojo es para bajar la fiebre. Si su temperatura corporal vuelve a subir, dale esto. Que beba más agua por la noche para mantenerlo hidratado». «De acuerdo.» Dolores hizo salir al médico.

Dolores cerró la puerta y volvió al dormitorio. Se quedó junto a la cama y suspiró.

Aún tendría que quedarse para cuidar de él.

Si ocurría algo, ella podía asumir la responsabilidad.

Por la noche, Matthew estaba aturdido: «Agua… agua…» Su voz era ronca.

Dolores le sirvió un vaso de agua. Le ayudó a levantarse y le acercó el vaso a los labios: «Toma».

Inclinó la taza para que le resultara más cómodo.

Sus labios se mancharon de agua y bebió el agua hasta la garganta, saciando su sed.

Dolores puso la taza en la mesilla de noche y le ayudó a tumbarse: «Ya que ahora te estoy cuidando con devoción, no me molestes más cuando te recuperes».

Él regresaría a su casa para casarse, y ella viviría su vida tranquilamente. No interferirían en la vida del otro.

Matthew no escuchó sus palabras porque ya había caído en un profundo sueño.

Dolores no había ido a su casa la noche anterior, quería volver por la mañana y ver a sus hijos. Por eso, buscó el teléfono de Matthew para llamar a Abbott y pedirle que viniera.

Abbott era muy inteligente. Sabía que Matthew no había regresado anoche y que Dolores le estaba llamando utilizando el teléfono de Matthew. Esto demostraba que los dos estuvieron juntos ayer. Si él iba, ¿No iba a arruinar el acto de Matthew?

No era estúpido, «Tengo cosas que atender, no puedo ir».

Dolores se burló, «Hotel Versailles, habitación 888. No me importa si vienes o no. Si Matthew muere aquí, no me culpes por no informarte».

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