En mis tiempos de desesperación -
Capítulo 167
Capítulo 167:
Pero Francis no hace nada. Se limita a abrazarme con fuerza y su respiración se vuelve constante.
Por fin comprendo que la razón por la que lo hace es para entrar en calor.
¿Son mis pensamientos demasiado impuros?
Al estar abrazada a él con fuerza, siento tanto calor que estoy sudando.
En cuanto la gente se tumba en la cama, sólo quiere dormir.
Poco a poco, me quedo dormida.
Cuando estoy medio dormida, siento algo en el trasero. Mi parte más sensible del cuerpo se frota repetidamente. Pronto, mi vag!na se humedece. Estoy completamente despierta.
El cuerpo de Francis no parece estar tan caliente, pero la parte inferior de su cuerpo sigue estando muy caliente.
«No me toques».
Me doy la vuelta y toco a Francis en la frente. Al asegurarme de que no tiene fiebre, me siento aliviada.
«Ahora puedes relajarte».
Empieza a besarme desde el lóbulo de la oreja, besa y acaricia mis otras partes sensibles.
Estamos muy familiarizados con el cuerpo del otro. Pronto, empiezo a gemir. Mi cuerpo no puede evitar temblar bajo sus caricias.
«Tu cuerpo lleva mucho tiempo acostumbrado a mí. ¿De verdad quieres dejarme? » Su voz es encantadora. Y entonces, introduce el pene en mi vag!na.
«Ah…» No puedo evitar gemir. Abrazo a Francis con fuerza y no puedo decir ni una palabra.
Pero estoy sobria.
Las mujeres y los hombres son diferentes en el amor y el se%o. Un hombre puede estar obsesionado con el cuerpo de una mujer, y puede amar a esa mujer por el se%o. Pero yo no. Sólo cuando amo a una persona puedo tener placer en la cama.
¿Amo a Francis?
La respuesta es «sí».
Francis no oye mi respuesta y parece insatisfecho. Entonces frunce el ceño y acelera su movimiento, lo que hace que mi gemido sea cada vez más fuerte.
Le quiero, pero hay algunas palabras que no puedo decirle, que deberían ser mi secreto para siempre.
Le dedico una leve sonrisa y le digo a Francis: «Si realmente me enamoro de ti, temo que pienses que te voy a molestar. Sólo estamos jugando el uno con el otro en la cama. No necesitamos…»
Antes de que pueda terminar mis palabras, Francis acelera violentamente.
Poco a poco, su cuerpo también se tensa.
Sé que va a eyacular.
Efectivamente, un minuto después, eyacula en mi cuerpo.
Estoy un poco aturdida.
Es su eyacul$ción más rápida. Nuestras relaciones se%uales sólo duran unos cinco minutos.
Solía tener se%o conmigo durante una o dos horas. Hoy está anormal. ¿Es porque no se encuentra bien?
Francis se levanta de mí, me lanza una mirada fría y se dirige al baño.
Pronto oigo el chorro de agua.
Después del baño, Francis sale y se viste delante de mí. Parece que se marcha.
Cuando llega a la puerta, de repente se da la vuelta y me mira.
«Jane, ¿De verdad crees que sólo estamos jugando juntos?»
«Entonces, ¿Crees que me enamoraré de ti? No se preocupe. No codiciaré nada que no me pertenezca». Le sonrío y reprimo la amargura de mi corazón.
No puedo enamorarme de gente como Francis. Si no lo entiendo, al final saldré profundamente herida.
«Tú lo entiendes y eso es lo mejor». Francis dice fríamente y se va.
Por la noche, no vuelve.
Por fin le veo al día siguiente por la tarde, pero lo veo en las noticias.
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