En mis tiempos de desesperación -
Capítulo 163
Capítulo 163:
Una vez oí que si un hombre te quiere, se pondrá un pr%servativo para protegerte aunque eso reduzca sus sensaciones durante el se%o.
Lo que hizo Francis demuestra claramente que no me quiere.
Que así sea.
Como mucho, tomaré píldoras anticonceptivas del día después.
Esta noche Francis me pen%tra profundamente y yo estoy muy relajada y alcanza un orgasmo como nunca antes.
Tras completarlo, Francis cae en un profundo sueño.
Me levanto de la cama y voy a lavarme el sudor del cuerpo.
Me cuesta conciliar el sueño cuando pienso en dejar este lugar mañana.
Cuando veo a Francis dormir tan tranquila y elegantemente, mi corazón no soporta dejarlo.
Después de todo este tiempo, empiezo a cuestionarme mis sentimientos por Francis.
Es una relación de amor-odio y todo ha llegado a su fin.
Le doy el cheque a Francis mañana por la mañana y me marcho sin preocuparme.
A la mañana siguiente me levanto temprano y preparo el desayuno para Francis.
Como estoy a punto de marcharme, ya no me preocupan sus restricciones para conmigo.
Francis se viste y baja las escaleras. Frunce el ceño cuando ve el desayuno sobre la mesa del comedor.
«¿No te dije que no puedes entrar en la cocina? ¿Hiciste caso omiso de lo que te dije?»
¿Por qué está tan malhumorado tan temprano? ¿Pretende dificultar las cosas para mi partida?
«Hoy es una ocasión especial, así que déjalo estar, ¿Vale?» Le guiño un ojo con picardía y le sonrío dulcemente.
Se queda atónito, baja las escaleras, se sienta a la mesa y empieza a desayunar.
«¿Cuál es la ocasión especial?»
Me pregunta solemnemente.
«Yo ya…»
Su teléfono empieza a sonar justo cuando empiezo a hablar. Frunce el ceño y contesta a la llamada.
Después de un momento, su expresión cambia para mejor.
No dice ni una palabra, pero puedo notar que está de buen humor.
Me pregunto qué noticia es ésa para que su humor cambie a mejor tan rápidamente.
Deja los palillos despacio, se acerca y me besa en la frente y dice suavemente: «Espera a que vuelva».
La ternura de Francis desbarata mi hilo de pensamientos y me quedo aturdida.
¿Por qué estropea mis sentimientos cuando estoy a punto de irme?
Francis ya se había marchado cuando vuelvo en mí.
Mis palabras de despedida se quedan sin decir.
Lo siento, estoy deseando que vuelva.
Como con sencillez y subo a recoger mi ropa.
Cada vez que guardo una prenda, me siento aún más reacia a marcharme.
Hay varias prendas de Francis en el armario. Ignoro cuándo trajo esa ropa. ¿Tenía intención de seguir quedándose en mi habitación?
Cojo su ropa para olerla. Mis lágrimas empiezan a caer y mi mente se llena de imágenes de Francis.
Su sonrisa, su ira, su tristeza, su frialdad, cada expresión se reproduce en mi mente.
Me empieza a doler el corazón.
En este momento me doy cuenta de que no quiero irme.
No sé cuándo Francis empezó a echar raíces en mi corazón. Esas raíces están llenas de espinas que duelen cuando crecen y duelen aún más cuando las arrancan.
«¿Qué debo hacer? Francis, creo que me he enamorado de ti».
Me agarro a donde está mi corazón y mi cuerpo empieza a deslizarse hacia abajo. Me apoyo en un lado de la cama y lloro amargamente hasta perder la voz.
Pero al final debo irme. Francis no me quiere. Tiene su propia familia. Si permanezco con él, me hará aún más daño.
Después de empaquetarlo todo, coloco el cheque sobre la mesa, donde Francis podrá verlo en cuanto entre en casa.
También pego un post-it en el cheque con un mensaje escrito.
«Francis, éste es un cheque de cinco millones de yuanes con el que saldaré los cuatro millones que te debo. Por favor, transfiere el millón de yuanes restante a mi cuenta bancaria, ICBC 621xxxxxxxxxx. De todas formas, no necesitas esta calderilla, así que le ruego que me transfiera el importe lo antes posible. Sigamos caminos separados a partir de ahora».
Después de escribir esto, miro alrededor de la casa que, aunque la estancia es corta, está llena de recuerdos. A continuación, arrastro mi maleta y me marcho.
Hasta que Francis me dé el dinero para comprar un apartamento, sólo puedo quedarme fuera.
Los hoteles son demasiado caros y he decidido alojarme en un motel.
Estoy acostumbrada al abrazo de Francis y me cuesta dormirme cuando estoy sola en la cama. De repente, oigo vagamente que llaman a la puerta.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar