En mis tiempos de desesperación -
Capítulo 1
Capítulo 1:
«¡Abre la boca, toma estas pastillas!»
Andrew Malan me aprieta la boca y me echa un puñado de pastillas.
Me siento enferma con las pastillas secas y amargas clavadas en la garganta.
Quiero vomitar, pero Andrew Malan me tapa la boca con fuerza. Me obliga a tragar.
Miro al hombre que tengo delante y siento un rastro de asco.
En la fiesta de la oficina, hace medio año, conocí a este hombre cortés y apuesto. Me impresionó y él también sentía algo por mí. Así que nos casamos en medio mes.
Creí que podría irme de esa casa y tener una vida feliz. Pero después del matrimonio, empiezo a darme cuenta de lo temible que es este hombre. La vida es pasar de la boca de un león a la guarida de otro tigre.
Tiene los ojos enrojecidos por la sangre y un aspecto terrible. No se parece en nada al hombre amable y cultivado que ha sido antes. Toma medicinas. Medicina para ese problema.
Después de haber estado casada durante casi medio año, todavía soy v!rgen.
Andrew Malan es impotente.
Nunca se lo cuento a nadie.
Lo intento toda la noche el día de la boda, pero no funciona. No soy una mujer que deba tener relaciones se%uales. Sólo quiero que me trate bien, y el se%o y los demás no importan.
Pero al verse frustrado una y otra vez, el temperamento de Andrew Malan empeora. A menudo me grita y discute conmigo si hay algún desacuerdo. Mi suegra, Susan Felton, siempre me desprecia y se mete conmigo. Hace la vista gorda ante nuestras peleas, que no le importan.
Puedo soportar todas estas cosas. Pero ahora me obliga a medicarme con él porque cree que no soy una z%rra y que no podría excitarle.
Creo que se ha vuelto loco.
Lucho por liberarme de Andrew Malan. Salto de la cama, corro al baño, me rasco la garganta para vomitar esas asquerosas pastillas.
Alguien me tira del pelo de repente. Andrew Malan me arrastra bruscamente hasta la cama. Me abofetea en la cara. Siento un zumbido en la cabeza.
Incluso golpea a las mujeres. Debía de estar ciega para casarme con él.
«P$rra, te atreves a huir. Se supone que tienes que servirme después de casarte» dice Andrew Malan y me besa y muerde con fuerza por todo el cuerpo. Me tumbo en la cama como un cadáver sin ninguna reacción.
O no me atrevo a tener reacciones. Porque sé claramente que, aunque tenga reacciones, este hombre sigue siendo impotente. Entonces, ¿Quién podría satisfacerme?
Obviamente, descuido la eficacia de la medicina que Andrew Malan me hace tragar. Para algunas cosas, aunque no piense en ello, sigue siendo inevitable.
Andrew Malan se toca un rato pero sigue sin reaccionar. Me tira en la cama exasperado y sale.
¿Se da por vencido?
Corro hacia el cubo de la basura con urgencia y me rasco la garganta con todas mis fuerzas. He vomitado todo lo que comí en la cena, mezclado con unas pastillas blancas. Pero sé bien que la medicina que he tragado es más que eso.
Al oír los pasos fuera acercándose, sé que Andrew Malan ha vuelto. Vuelvo a sentarme en la cama. Al mirar la cosa que tiene en la mano, siento mucho miedo y me encojo.
¿Quiere…?
Andrew Malan se acerca a mí paso a paso, con una fría sonrisa en la cara, que me hace estremecer.
«No puedo tener se%o contigo. Si te acuestas con otro hombre, me sentiría insultado por ser cornudo. En ese caso, ¡Bien podría usar este pepino para romperte la v!rginidad!».
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar