Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 275
Capítulo 275:
Sin embargo, confiaba en él.
«Eso espero», repuse.
«No te preocupes; el plan se ha puesto en marcha.
Me encargaré de lograr que Lily nos revele la verdad», explicó.
Punto de vista de Tanya
Finalmente, llegó el fin de semana y, puesto que Claire no debía ir a la escuela y yo no tenía que trabajar, decidimos ir a almorzar a la casa de Vivian.
Marco fue quien lo sugirió, y estaba feliz de complacerlo, ya que siempre me había agradado la compañía de Vivian y su hijo.
A nuestra llegada, las sirvientas nos acompañaron a la sala de estar principal.
Aunque había estado allí muchas veces, fui directamente a su sala de perfumería para trabajar con ella.
En pocas ocasiones había visto alguna otra parte de la casa.
El lugar era precioso; reflejaba muy bien la personalidad de Vivian, pues era brillante y cubierto de suaves colores primaverales.
Había grandes ventanales a nuestro alrededor, a través de los cuales la luz entraba a raudales.
Los colores violeta pastel y los tonos crema eran los principales colores temáticos de los muebles y las alfombras.
No sabía si realmente flotaba en el ambiente un olor a lavanda o si era simplemente que mi percepción de la habitación me hacía sentir que a nuestro alrededor se extendía un campo de flores silvestres de lavanda.
En todo caso, aquella habitación era fascinante.
Pronto Vivian y sus hijos, Philip y Thomas, entraron y nos saludaron.
Finalmente, Alexander, su esposo, a quien jamás había visto, entró en la habitación.
Era un hombre de pocas palabras, alto, con la barba recortada, y su cabello negro y corto.
Sus movimientos eran ágiles.
Nos enteramos de que había entrenado a los soldados del ejército real.
Su trabajo lo obligaba a ausentarse con frecuencia, así que solo estaba en casa esporádicamente.
Lily también estaba en la casa y se reunió con nosotros, pero su presencia no me molestó, ya que todos los demás estaban muy complacidos con nuestra visita.
Vivian siempre había sido muy amable con nosotros y estaba muy feliz de que hubiéramos ido a verla.
Nos sirvió un almuerzo delicioso y luego nos sentamos en la sala de estar para tomar el té de la tarde.
Todos estaban encantados con mi pequeña Claire y le demostraban su cariño y afecto, excepto Alexander, que parecía ser un poco más reservado y calmado.
A pesar de su cortesía, noté que no estaba acostumbrado a recibir visitas o interactuar con los demás en medio de una atmósfera distendida.
Yo suponía que la vida militar había hecho que asumiese una actitud de hombre rudo.
Sin embargo, a Claire no parecía molestarle ni asustarle su actitud adusta.
Al igual que un gato que percibe que alguien no es un amante de los gatos, decidió acercarse a él sin prestarle tanta atención como al resto.
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