El regreso de la heredera adorada -
Capítulo 725
Capítulo 725:
Madisyn le estrechó en un fuerte abrazo sin decir palabra. «Sé lo que estás pensando, pero no ha sido culpa tuya. Sinceramente, me sorprende lo rápido que has recuperado la memoria», murmuró suavemente.
Una cálida lágrima cayó sobre su hombro, haciéndola estremecerse. Levantó la vista y vio a Andrew escondiendo la cara en la curva de su cuello.
Su cuello se humedeció lentamente y un suave dolor le llenó el pecho. «Por favor, no estés triste. A mí también me duele. No has hecho nada malo y no tienes por qué cargar con la culpa. Estoy tan contenta de que hayas recuperado tus recuerdos; temía que nunca me recordaras…».
«Eso no ocurrirá», replicó Andrew, con la voz espesa por la emoción. «De hecho, la primera vez que te vi después de perder la memoria, sentí algo que no podía explicar». Era como si su corazón hubiera reconocido a Madisyn incluso antes que su mente.
Tal vez la hipnosis pudiera tergiversar sus recuerdos, pero no podía borrar el sentimiento profundo e inconfundible que siempre los había unido.
Con una suave sonrisa, Madisyn le dio una reconfortante palmada en el hombro. «Eso significa mucho para mí. Parece como si, de algún modo, siempre pudiéramos encontrar el camino de vuelta el uno al otro».
«¿Cómo están tus heridas?» preguntó Andrew, con evidente preocupación, mientras se acercaba para comprobar sus heridas.
Madisyn le detuvo con suavidad. «Ya me encuentro mucho mejor. Ya no me duele tanto como antes».
«Déjame echar un vistazo».
«No», respondió Madisyn con firmeza. Era reacia a mostrar su lado vulnerable, le preocupaba que eso sólo hiciera que Andrew se sintiera más triste.
Pero aunque Andrew había sido rechazado, ella seguía notando un atisbo de tristeza en sus ojos. Incapaz de soportar verlo tan afligido, suspiró y le cogió la mano. «De verdad que estoy mejor, te lo juro. No olvides que soy médico. No permitiré que me quede una cicatriz».
Mientras Clarissa estaba sentada en el coche, miró el contrato que tenía en las manos y sus dedos recorrieron suavemente el sello en relieve.
A primera vista, el contrato parecía perfecto.
Sin embargo, una inquietante sensación de duda la impulsó a buscar la verificación de su autenticidad por parte de un profesional en cuanto regresó a casa.
«Este sello es una falsificación», declaró sin rodeos el experto.
En un instante, el rostro de Clarissa cambió, su sorpresa se hizo evidente. Estaba claro que Andrew había tenido razón desde el principio: sin duda, Yolanda estaba intentando engañarla.
La presencia del sello falso significaba que si su familia seguía adelante con la construcción en el terreno, Yolanda podría llevarlos fácilmente a los tribunales en cualquier momento.
¡Qué movimiento tan despiadado!
A pesar de la fachada de hermandad, las acciones de Yolanda revelaban que no consideraba a Clarissa como de su familia.
Una oleada de ira surgió de nuevo en su interior.
Al notar el cambio en la expresión de Clarissa, Patty se inclinó hacia ella y le preguntó: «Mamá, ¿qué te pasa? Pareces muy disgustada».
«Patty, es hora de que dejemos de apoyar a Yolanda y a su familia», dijo Clarissa, con la voz tensa por la frustración.
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