Capítulo 633:

Jada, humillada por haber sido embaucada por semejante fraude, sintió el aguijón de la vergüenza. Cuando salieron de comisaría, su ánimo estaba por los suelos. No sólo no habían conseguido dar la campanada en la competición, sino que se habían convertido en el hazmerreír de todos.

Justo cuando Wesley estaba a punto de acelerar el motor y arrancar, Jada lo detuvo rápidamente. «Wesley, espera. ¿Adónde vas?»

En los ojos de Wesley destelló una tormenta de emociones oscuras, su determinación era clara como el cristal. Estaba decidido a ver a Madisyn.

Jada sintió que el corazón se le retorcía de dolor. Comprendía demasiado bien lo profundo que era el amor de Wesley por Rosemarie. Ahora que Madisyn había resultado ser la verdadera Rosemarie, era obvio que lo abandonaría todo para estar con ella.

Madisyn. ¿Por qué tenía que arrebatármelo todo?

Una aplastante ola de desesperación se apoderó de Jada. Había decidido salir con Wesley, convencida de que por fin había alcanzado la cima de sus sueños, sólo para ver cómo se le escapaba como a Andrew y Norton.

«Wesley, entiendo que admires a Rosemarie, pero ¿de verdad crees que Madisyn querrá verte ahora? No olvides lo que le hiciste antes…». La voz de Jada era suave.

La mirada de Wesley se clavó en la suya con una mirada feroz. «Si no hubiera sido por ti, ¿habría acabado haciendo eso?».

Era la primera vez que Wesley le hablaba a Jada con tanta dureza, dejándola completamente muda.

Al apartar la mirada, Wesley se vio envuelto en una tempestad de angustia y autorreproche. ¿Por qué no había reconocido antes a su diosa? Desde la revelación de que Madisyn era Rosemarie, todos los resentimientos de Wesley hacia ella se habían desvanecido, sustituidos por un miedo desgarrador: el miedo a que Madisyn lo despreciara.

«Wesley… Yo tampoco sabía que Madisyn era Rosemarie. Lo siento mucho. Puedo ayudarte a explicárselo», se ofreció Jada, con la voz cargada de lágrimas no derramadas.

Cuando Wesley vio la expresión de angustia de Jada, su ira empezó a desvanecerse poco a poco. Ella también era inocente en este lío; había sido igual de inconsciente de la verdad.

Además, tenía toda la razón. Si se apresuraba a ver a Madisyn ahora, probablemente ella no le daría ni la hora.

«Hablemos de esto como es debido, ¿de acuerdo?» imploró Jada en voz baja.

Tras un momento de vacilación, Wesley asintió con la cabeza.

Jada y Wesley regresaron al hotel, donde pasaron toda la noche analizando la situación. Habían decidido seguir a Madisyn al aeropuerto al día siguiente, esperando tener la oportunidad de hablar con ella.

Al día siguiente, como estaba previsto, siguieron a Madisyn hasta el aeropuerto privado de Andrew.

En cuanto el coche de Madisyn se detuvo, Wesley aparcó rápidamente y corrió hacia ella.

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