El regreso de la heredera adorada
Capítulo 625

Capítulo 625:

«Madisyn, mantén la guardia alta. Jada se está acercando a ti», la voz de Waylon crepitó a través del intercomunicador del coche de Madisyn, cargada de tensión. «He notado que la velocidad de Rosemarie ha disminuido. Está tramando algo».

«Has dado en el clavo, Waylon», rió Madisyn, apreciando su aguda observación.

El tono de Waylon se volvió serio. «Ten cuidado. Esa curva es mortal».

Zahir, que seguía de cerca a Waylon, se fijó en la curva que se avecinaba, con la mente inundada de recuerdos inquietantes. «Si no me equivoco, podrían intentar sacarte de la pista en esa curva, ¡igual que lo que yo sufrí!».

«Exacto. En esta carrera despiadada, los que te persiguen no se lo pensarán dos veces antes de recurrir a tácticas sucias para derribarte», replicó Madisyn, con voz firme.

«Ve un poco más despacio. Veo a Jada detrás de ti, y parece que está tramando algo turbio», instó Zahir, con la voz cargada de urgencia. Había sobrevivido por pura suerte, mientras que la mayoría de los que caían no escapaban con vida.

«No te preocupes. Sólo mira mi actuación», la voz segura de Madisyn crepitó a través del intercomunicador, manteniendo a todos al borde de sus asientos.

Su confianza era asombrosa, sobre todo teniendo en cuenta que el más mínimo error en aquel giro podía resultar mortal. Sin embargo, todos formaban parte de la carrera y, aunque quisieran intervenir, simplemente no podían.

Rosemarie ya había superado la traicionera curva. Su velocidad había comenzado a disminuir notablemente, con Madisyn pisándole los talones.

Para evitar chocar contra Rosemarie, Madisyn tuvo que aflojar el acelerador, pero Jada ya estaba avanzando a toda velocidad, a punto de enviar a Madisyn fuera de la pista.

Desde su posición ventajosa, Waylon sintió que el corazón le saltaba a la garganta. Deseó que le brotaran alas y se elevara para empujar a Jada fuera del camino.

Jada estaba siendo realmente imprudente, ideando un plan tan despiadado para acabar con Madisyn.

La escena se desarrollaba dramáticamente en la gran pantalla, a la vista de todos, pero el público permanecía totalmente imperturbable.

Habían visto este tipo de escenario demasiadas veces. Las carreras no eran sólo un juego; todos los participantes firmaban una exención de responsabilidad, plenamente conscientes de los peligros inherentes. Incluso los accidentes mortales en la pista eximían a los organizadores de cualquier responsabilidad.

Era la embriagadora mezcla de peligro y emoción que atraía a un público tan masivo.

En ese momento, el público no estaba preocupado por Madisyn; simplemente estaban ansiosos por ver si se caía de la pista.

«¡Dios mío! Esto es demasiado intenso. Pero esa mujer es muy hábil. Me pregunto si se estrellará».

«Siempre veo esta competición, y me he dado cuenta de que este tipo de cosas ocurren varias veces cada año».

«El conductor del coche detrás de ella parece ser una mujer, también. Hoy en día, las corredoras son mucho más despiadadas que los corredores».

Los ojos de todos estaban clavados en la pista, donde rugían los motores y chirriaban los neumáticos. La tensión en el aire era palpable.

Entonces, ocurrió algo inesperado. Un coche negro aceleró por detrás y chocó contra el coche de Jada justo cuando estaba a punto de chocar contra el de Madisyn.

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