El regreso de la heredera adorada -
Capítulo 469
Capítulo 469:
Años atrás, el cabeza de familia de los Lambert había sido víctima de una misteriosa enfermedad que había dejado a todo el mundo convencido de que vivía de prestado. Sin embargo, contra todo pronóstico, la Dra. Mia lo había tratado y no solo había sobrevivido, sino que había prosperado durante años, desafiando todas las expectativas.
«La conozco. La doctora es brillante, sin duda, pero ¿no se supone que ya es bastante mayor?». Un destello de miedo cruzó el rostro del hombre.
El ayudante de Andrew le dirigió una mirada, incapaz de contener la verdad. «La señorita Johns es una mujer increíble. Fue ella quien nos ayudó a desarrollar la medicina para la enfermedad del señor Klein esta vez. Jada nunca podría estar a su altura».
Los familiares de Andrew intercambiaron miradas, pero ninguno se atrevió a pronunciar palabra. La doctora Mia era una médica de renombre, admirada por muchos. Un sinfín de personas procuraban caerle en gracia; al fin y al cabo, la enfermedad no perdona a nadie.
«¡Dios mío! ¿Cómo hemos podido estar tan ciegos para dejarnos engañar por Jada?». Soren fue el primero en hablar, con voz entrecortada por el asombro. «¡Es tan joven y tan despiadada! Madisyn, lo siento mucho».
«Sí, Srta. Johns, todos actuábamos por el bien de nuestra familia. No nos dimos cuenta de que Jada no era más que un fraude engañoso».
«No te preocupes. Te cubriremos las espaldas a partir de ahora».
La actitud de los familiares cambió en un instante y empezaron a adular a Madisyn.
El asistente miró con desdén. Aquella gente no era más que voluble, sus lealtades cambiaban con la marea. En ese momento apareció el médico, con sudor en la frente y una sonrisa de alivio en el rostro. «Después de administrarle el medicamento, el estado del señor Damari Klein ha mejorado notablemente».
«¿De verdad? Es una noticia maravillosa». Los familiares zumbaban de emoción.
El médico asintió tranquilizador. «No se preocupe. Se pondrá bien».
Al terminar la frase, el médico miró a Andrew con aire expectante. «Sr. Klein, ¿podría compartir de dónde procede realmente este medicamento?».
Mirando a Madisyn, Andrew respondió: «Es de nuestro laboratorio».
«¿De verdad? Es fantástico. ¿El hospital puede comprar este medicamento de su laboratorio? Tenemos algunos pacientes que lo necesitan desesperadamente desarrollado, por lo que estaría disponible para la venta.»
«Sin embargo, podría haber una oportunidad en el futuro».
«¡Gracias, Sr. Klein!» El médico sonreía de emoción. Era un salto monumental en la historia de la medicina. Le costaba imaginar el número de vidas que podrían salvarse gracias a este avance.
Damari había salido adelante y ahora todos los familiares estaban ansiosos por verle. El tono de Andrew era frío y firme cuando dijo: «Por favor, dejadle un poco de espacio. El abuelo acaba de despertarse y no tiene mucha energía».
Notando la severidad en su expresión, todos aceptaron a regañadientes. «De acuerdo. Uno a uno, salieron.
Madisyn y Andrew entraron en la sala. Damari tenía un aspecto notablemente mejor y sus latidos se habían estabilizado. Andrew tomó asiento junto a la cama y cogió suavemente la mano de Damari. Su vigilancia habitual fue sustituida por una palpable sensación de alivio.
Madisyn se fijó en los ojos enrojecidos de Andrew. ¿Cómo podía no estar ansioso? Damari era su única familia. Andrew podía parecer distante, pero era un alma cariñosa. Sentada a su lado, Madisyn le cogió la mano y le dijo suavemente: «Damari está bien. Tendrá una larga vida».
«Sí», asintió Andrew y volvió la mirada hacia Madisyn. Sus ojos oscuros, rebosantes de profundo afecto, lo decían todo. «Madisyn, gracias por todo tu duro trabajo estos últimos días».
«Mientras Damari esté bien, todo el esfuerzo de estos días ha merecido la pena», dijo Madisyn en voz baja.
Andrew la estrechó en un fuerte abrazo. «Gracias».
En ese momento, sintió una profunda gratitud hacia Dios por haber traído a Madisyn a su vida. Sin ella, no podía imaginar lo que habría pasado.
Madisyn le abrazó con suavidad, su voz era un susurro reconfortante. «Siempre estaré contigo».
«Lo sé.
«Se os ve tan bien juntos». Una voz ronca y envejecida llegó desde un lado, acompañada de un atisbo de sonrisa. Madisyn se giró y vio que Damari había abierto los ojos.
«¿Se encuentra bien? ¿Sientes alguna molestia?» Madisyn preguntó inmediatamente.
«Me siento mucho mejor», dijo Damari con una sonrisa. Podía sentir que recuperaba las fuerzas poco a poco.
«Me alegro de oírlo», dijo Madisyn, respirando aliviada. Parecía que la medicina había funcionado de verdad.
Con una leve sonrisa en las comisuras de los labios, Andrew dijo: «Se ha desarrollado el medicamento para tu enfermedad. Abuelo, te pondrás bien».
«¿En serio? ¿Tan pronto?» preguntó Damari, sorprendido. «Entonces realmente tengo que dar las gracias al personal médico. ¿Para qué laboratorio trabajan?»
Madisyn se quedó callada, así que Andrew respondió: «Es mi laboratorio».
La sorpresa de Damari fue en aumento, pero pronto se dio cuenta de que no habría recibido una medicina tan valiosa si el laboratorio no fuera de Andrew. Quedó claro que Andrew se había dedicado a investigar y desarrollar medicinas específicamente para él todos estos años.
«¡Tú! ¿Por qué no me dijiste lo que has estado haciendo?» A Damari le dolía el corazón por Andrew. Se dio cuenta de que Andrew había estado soportando la carga de gestionar tanto la empresa como el laboratorio sin revelar nunca lo difícil que era para él.
«Abuelo, has hecho mucho por mí. Esto era lo menos que podía hacer», dijo Andrew, sonriendo mientras miraba a Damari. «Mientras estés bien».
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