Capítulo 309:

Los espectadores que seguían la retransmisión en directo se dieron cuenta: Rowan había cruzado una línea que nadie esperaba. El aire estaba cargado de tensión y los murmullos llenaban la sala.

«Ahora todo tiene sentido», exclamó un comentarista. «Esos planos deben haber sido entregados a Jeffry por Rowan. ¡Es difícil creer que traicionara a su propia familia de esa manera!»

Otra voz intervino: «Rowan siempre ha vivido a la sombra de Glenn. Parece que llegó a su punto de ruptura y decidió asociarse con Jeffry para sabotear al Grupo Johns en su propio beneficio».

Sarai y Courtney observaron el desarrollo del drama con los ojos muy abiertos, mientras sus sueños de hacerse con el control del Grupo Johns se desvanecían.

«Glenn… No es sólo un hombre de negocios; es un estratega. ¡Él anticipó todo esto!» La voz de Courtney estaba impregnada de incredulidad.

«¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo sabía el tío Glenn nuestros movimientos?». La frustración de Sarai salió a la superficie.

Courtney se enjugó una lágrima de frustración, sus sueños se desmoronaron en un instante. «¡No me lo puedo creer! Estábamos tan cerca!»

Sarai apretó la mano de su hija para tranquilizarla. «No pierdas la esperanza todavía. Todavía tenemos contactos. ¿Y Andrew?»

La voz de Courtney temblaba. «Pero desde esa noche, ha estado ilocalizable».

«Los hombres son todos iguales, ¡fácilmente influenciables! Pero no te preocupes. Me aseguraré de que Damari te apoye». Un destello peligroso brilló en los ojos de Sarai, revelando su determinación.

En la sala privada del hotel llegaron funcionarios de la Oficina de Registro, que confirmaron que los planos de Glenn habían sido archivados oficialmente hacía tiempo. Con estas sólidas pruebas, Glenn no tenía por qué temer ningún desafío legal.

Rowan, sacudido por la gravedad de la situación, comprendió por fin la profundidad de la previsión de su hermano. La naturaleza meticulosa de Glenn era algo que Rowan había subestimado.

«Jeffry, no seré yo quien pague el precio», afirmó Glenn, con voz firme. «Necesitas considerar tu próximo movimiento cuidadosamente».

La confianza de Jeffry disminuyó a medida que su rostro palidecía. El plan para hacerse con el control del Grupo Johns se estaba desmoronando y él había subestimado seriamente a Glenn.

«Parece que ha habido un malentendido», admitió Jeffry a regañadientes. «No has plagiado nuestro trabajo. Pido disculpas por el error».

La mirada de Glenn se mantuvo firme. «Esto no ha terminado. Todavía eres responsable».

«¿Para qué?» respondió Jeffry a la defensiva.

«¿Intentaste socavarnos y ahora intentas quitarle importancia como si fuera un malentendido?». Los ojos de Glenn se entrecerraron peligrosamente.

«¡Has admitido que esos planos no son tuyos! Sólo malinterpreté la situación», replicó Jeffry, con la voz ligeramente temblorosa.

Phyllis intervino, intentando salvar la conversación. «Todos somos parte de la misma comunidad, ¿verdad? No le demos más vueltas a este incidente y sigamos adelante amistosamente».

Glenn enarcó una ceja. «¿Crees que esto simplemente va a desaparecer?»

Jeffry fingió inocencia. «Sr. Johns, lo ha malinterpretado todo. Nunca he estado en el Grupo Johns, y mucho menos he orquestado ningún robo. Su empresa es lo suficientemente grande como para que yo no haya podido organizar ningún robo. Simplemente no es plausible».

Rowan se quedó callado, con una mezcla de conmoción y culpa que lo invadía. Había creído que el plan de Jeffry era infalible, pero ahora estaba claro que las tornas habían cambiado radicalmente.

«Puede que ahora seas atrevido, pero pronto te verás acorralado», declaró Glenn, con tono gélido.

Sarai y Courtney observaron la transmisión en directo con incredulidad, sintiendo que sus planes se desbarataban. Si no podían hacerse con el Grupo Johns, tendrían que cambiar de rumbo y encontrar una forma de entrar en la familia Klein.

De repente, Rowan rompió el silencio. «Puedo probar que Jeffry contrató a alguien para robar los planos del Grupo Johns».

Su anuncio causó conmoción entre el público y los espectadores en línea. Sarai y Courtney se quedaron boquiabiertas, luchando por comprender lo que acababan de oír.

«¿Está loco?» Courtney susurró. «¿Por qué diría eso?»

Rowan volvió la mirada hacia Jeffry, con expresión firme. «Le ayudé a robar esos planos».

La sala se llenó de jadeos, el peso de la confesión de Rowan flotaba en el aire.

La cara de Jeffry se torció de incredulidad. «¡No puedes hablar en serio!»

Los periodistas presentes se quedaron atónitos, presenciando en directo una confesión de robo empresarial.

«Esto no es sólo un juego, Jeffry. Creíste que podías manipular la situación, pero ahora te enfrentas a las consecuencias de tus actos», afirmó Glenn, con una voz mezcla de autoridad y resolución.

El ambiente cambió cuando todos los presentes se dieron cuenta de que nunca había habido tanto en juego.

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