Capítulo 192:

La sorprendente verdad dejó a todos en shock, incluido Kian. ¿Madisyn tenía novio? ¿No se suponía que era la amante de Dane? Por instinto, se dirigió a Teresa en busca de aclaraciones, pero no la encontró por ninguna parte.

Tras saciar su hambre y su sed, Madisyn se reclinó graciosamente en su silla, mirando a Liza y a los demás. «Sois todos tontos, dejando que unas palabras de alguien os controlen como marionetas».

Liza se enfrentó a la realidad de la situación. Con la confirmación de Dane y la precipitada salida de Teresa, tuvieron que enfrentarse a la verdad. «Entonces, ¿realmente eres la hermana del señor Johns?». A Liza le tembló la voz al hablar y tragó saliva.

Madisyn asintió con la cabeza. Las piernas de sus compañeros cedieron y cayeron de rodillas, derrotados. «¡Madisyn, lo sentimos mucho! Ha sido un error nuestro. No nos dimos cuenta de quién eras», suplicó uno de ellos, visiblemente tembloroso.

El rostro de Kian se volvió ceniciento, con una expresión de total confusión. Si Madisyn era la hermana de Dane, ¿quién era Teresa? Su ceguera no es lo peor. El verdadero problema es cuánto has estado desfalcando a la empresa. Hoy es el momento de que saldes tu deuda».

¿Cómo? ¿Les habían pillado? Liza y los demás intentaron dar explicaciones, pero fueron interrumpidos por una llamada del departamento de Recursos Humanos. Madisyn sonrió con satisfacción. «Si tenéis explicaciones, llevadlas a Recursos Humanos». No tuvieron más remedio que abandonar el lugar.

Sólo quedaba Kian, de pie, atónito e incrédulo. Cuando Evie se acomodó en su asiento, lo miró con repulsión. «¿Por qué sigues aquí? Vete ya». Pero Kian era incapaz de moverse. Miró al grupo y de repente se dio cuenta de que Evie encajaba sin esfuerzo entre ellos, como si siempre hubiera estado allí.

Aunque parecía despreocupada y relajada, su gracia y compostura eran innegables. Kian se dio cuenta de que eran claramente del mismo círculo. «Evie, yo…»

«¿Qué tienes que decirle a mi hermana?». La mirada penetrante y gélida de Andrew se clavó en Kian, cargada de amenaza.

¿Hermana? Kian sufrió otra oleada de conmoción. El aura de aquel hombre era inequívocamente dominante: era claramente alguien excepcional. ¿Y Evie era su hermana?

«Esto no puede ser», murmuró Kian, luchando contra el shock. «¡El perfil de Evie indica que era huérfana!».

Por eso había creído que podía ser su sol. Si Evie era realmente una rica heredera…

«¿Un huérfano?» Madisyn rió suavemente. «En realidad es miembro de la familia Klein, la más rica de Ansport».

Evie le había autorizado a revelar este hecho. Kian se quedó completamente sin habla. ¿La familia más rica de Ansport? Era una familia que iba más allá de su imaginación. Era un nombre que inspiraba admiración en toda la nación, la familia más prestigiosa del país, incluso más influyente que la familia Johns.

A Kian se le cortó la respiración al mirar a Evie. Sólo ahora percibía la innegable nobleza que ella irradiaba, una cualidad muy por encima de su alcance. Sin embargo, había sido tan tonto como para creer que era huérfana e incluso pensó que Evie era inferior a Teresa. ¡Qué absurdo!

La mujer que había elegido meticulosamente resultó ser un fraude, mientras que la novia a la que había abandonado era una verdadera heredera… ¡y no una heredera cualquiera, sino la heredera de la prestigiosa familia Klein!

Kian sintió que la sangre se le subía a la cabeza y casi se ahogaba de la impresión. Instantes después, se desplomó de rodillas con un fuerte golpe, con lágrimas derramándose por sus mejillas. «Evie, ¡lo siento mucho! Debo de haber perdido la cabeza. Teresa me engañó completamente. Decía ser la hermana del señor Johns y me prometió numerosas oportunidades si me quedaba con ella. Mi intención era ayudarte. Llevabas tanto tiempo luchando sin progresar y me resultaba duro verlo. Sólo quería mejorar mi propia situación para poder ayudarte de verdad».

Con unas pocas palabras, Kian intentó presentarse como el epítome de la devoción. Engañar a jóvenes ingenuas era una cosa… ¿Pero engañarlas? ¿De verdad creía que eran tontas?

A Evie le temblaron los labios. Tras unos días de reflexión, por fin vio la verdadera naturaleza de Kian y se dio cuenta de lo crédula que había sido. Su ingenuidad había facilitado que alguien como Kian la engañara. Sus mentiras estaban plagadas de incoherencias, pero ella había estado demasiado cegada por el amor para darse cuenta.

Mirando hacia atrás ahora, ella encontró su engaño dolorosamente claro. «Kian, mírame», dijo Evie con serena indiferencia. Kian levantó los ojos hacia ella, creyendo que su mirada transmitía un profundo afecto.

«Evie, dame otra oportunidad. Ahora veo lo equivocado que estaba. Lo único que importa es que estemos juntos. Te juro que no volveré a hacerte daño actuando como si supiera lo que es mejor para ti.»

«Oh, así que ahora te das cuenta de que me has hecho daño», respondió Evie con frialdad.

«Realmente lo lamento, Evie. Mi corazón siempre ha sido tuyo. Teresa nunca podría estar a tu altura. ¿Cómo podría interesarme por ella? Sólo la utilicé para conseguir lo que necesitaba para ayudarte». insistió Kian con seriedad.

Evie dejó escapar una carcajada. Su sonrisa seguía siendo tan deslumbrante como siempre. Kian quedó brevemente hipnotizado, y su deseo por ella se intensificó. Tener una novia tan hermosa, que además era miembro de la familia Klein, le hacía sentirse el hombre más afortunado del mundo.

Si lo hubiera sabido antes, nunca habría perseguido a Teresa. Pero afortunadamente, Evie lo amaba profundamente. Ella seguramente lo elegiría de nuevo. «¡Idiota!»

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