El destino de Tiana -
Capítulo 6
Capítulo 6:
POV: Tiana
En todas las veces que me había imaginado dejando la Manada Eclipse, nunca pensé que sería de esta manera, apartada como un vestido usado en exceso.
No tenía mucho que empacar. Pero incluso si lo tuviera, no quería llevarme mucho de este lugar porque no lo quería recordar. Entonces, solo tiré algunas prendas dentro de mi mochila.
No le había dicho a Layla que mi pareja me había rechazado en mi cumpleaños porque eso la haría sentirse peor. Estaba intentando ser fuerte por mi propia cuenta. Si bien había creido que cualquier lugar sería mejor que aquí, ahora estaba empezando a dudarlo.
Los lobos occidentales nunca habían estado en buenos términos con la realeza. Consistían en veinticuatro manadas, de las cuales la Manada Eclipse era una de ellas.
No sabía con exactitud en qué consistía la historia.
Pero el odio se había de generación en generación. Hasta la fecha, los lobos occidentales eran capaces de cualquier cosa para obtener el favor y el reconocimiento de la realeza. Cuando la ocasión lo requería, se entregaba un tributo al Rey.
Hacia aproximadamente una semana, el antiguo Rey falleció y fue enterrado de inmediato. No obstante, se llevaría a cabo una ceremonia después de siete días, lo que era hoy.
Todas las manadas lideradas por lobos occidentales entregarían a algunos miembros de sus manadas, pero más bien eran sirvientes que daban como tributo al difunto Rey. Era la tradición y no había escapatoria.
El Alfa Simeon había querido deshacerse de mí durante mucho tiempo, y daba la casualidad de que había caído en su trampa apareciendo en su oficina en ese momento.
No era como si él se hubiera negado a entregarme voluntariamente, incluso si yo no le hubiera pedido irme. Ahora sería entregada a la realeza con Rose, otra Omega de mi manada.
Sería una criada por el resto de mi vida. Al parecer, yo misma había firmado mi sentencia. Si no hubiera estado ahí en ese instante, si no le hubiera dicho al Alfa que deseaba irme, tal vez no estaría condenada a ese destino.
Ni siquiera estaba segura de qué era peor. Había un dicho que decía: ‘mejor mal conocido que bueno por conocer”. No estaba segura de qué esperar, pero ya era demasiado tarde.
No tenía opción. Extrañaría mucho a Layla. Y no había cantidad de palabras que pudiera calmarla.
Intenté abrazarla y decirle que estaría bien, que no me pasaría nada. Pero ella no dejaba de llorar. Odiaba tener que dejaría. Layla era lo más parecido a una familia que había conocido.
No tenía muchos amigos por mi culpa, y era la única que vio en mí a una persona.
“¡Date prisa! ¿Por qué tardas tanto?” preguntó un guerrero mientras golpeaba mí puerta.
Había estado aquí por mucho tiempo y la escolta que me llevaría ya me estaba esperando. Me volví para darle a Layla un último abrazo.
“¿Me prometes que me llamarás apenas llegues?”, pregunto ella. Miré alrededor de la habitación antes agarrar el viejo teléfono sobre mi velador.
Casi lo había olvidado.
Ni siquiera estaba segura de sí me permitirían tener uno en el palacio, o donde sea que me enviaran.
“Estaré bien, y te llamaré tanto como pueda”, dije antes de salir.
Layla me siguió.
Me estremecí cuando vi a una pequeña multitud esperándome afuera. Había dos coches negros con vidrios polarizados y una camioneta detrás.
Dos hombres estaban a cada lado del vehículo. Cerca de la casa de la manada, estaba Jordan, apoyado contrala pared. Tenía una expresión pálida y sorprendida, Como si no hubiera sabido que me llevarían.
Aunque no lo pareciera, sabía que estaba jodidamente alegre por dentro.
Reprimí el impulso de fruncir el ceño y mis ojos se desviaron hacia su padre, quien tenía una mirada triunfante.
Al lado, su Luna estaba conversando con un hombre bastante musculoso.
Nunca había visto a ese tipo de hombres. Parecía que eso era todo lo que hacían. Su comportamiento me dio a entender que estaban aquí por nosotras. Una pequeña multitud también se reunió para presenciar el espectáculo.
Muchos tenían piedad en sus ojos, pero la mayoría nos miraba con desdén y diversión.
No tardé en notar la sonrisa del Beta Leo, mientras me observaba con los ojos entrecerrados. Incluso tuvo el descaro de guiñarme un ojo. Era la insolencia personificada. También había sido cercano a mi padre, pero ahora me miraba con lujuria.
Me habría encantado darle un puñetazo antes de irme, pero no era posible, no si aún quería tener mi cabeza pegada a mi cuello.
Bella también estaba entre la multitud: y cuando nuestros ojos se encontraron, me sacó la lengua e hizo una mueca burlona.
Le alcé mi dedo medio, y ella jadeó. La mirada en su rostro bastó para hacerme sonreír.
Por lo general, no respondía a sus tonterías, pero ¿Qué tenía que perder ahora? ¿Qué podría ser peor que esto? Al menos me consolaba el hecho de que no volvería a verla. Era un verdadero dolor de cabeza.
Alguien me dio un codazo en la espalda y me tambaleé hacia adelante. Cuando me giré, me encontré con un hombre de aspecto aterrador frunciéndome el ceño.
Abrió la parte trasera de la camioneta y me empujó adentro. Luego, cerró la puerta con un fuerte estruendo. Había muy poca luz, pero pude ver que Rose ya estaba sentada.
Me asomé por la pequeña ventana y divisé a Layla, aun entre lágrimas. Ella no podía verme desde ese diminuto agujero, pero yo sí podía verla con toda claridad.
Hasta ese instante, no había derramado ni una sola lágrima, pero mis ojos se volvieron llorosos al verla en ese estado.
“Me alegro de irme”, comentó Rose para romper el silencio.
Me giré para mirarla. No conocía mucho a Rose, pero no era de esas personas que habían hecho mi vida imposible durante mi estadía en esa manada. No socializaba mucho y era tan marginada como yo.
Estudié su rostro, pero ella permanecía impasible y se limitó a encogerse de hombros.
“De todos modos, odiaba estar aquí”, agregó.
“Odio especialmente al Alfa Simeon. No creo que ningún lugar pueda ser peor que este”.
Si bien Rose había sido Omega toda su vida, yo había disfrutado de la vida antes de que todo se arruinara.
“Espero que sepas lo que esto significa”. Intervine.
“Estaremos sujetos a una vida de esclavitud hasta nuestra muerte. No hay escapatoria en ese lugar”.
Rose se encogió de hombros “No me importa. De todos modos, he sido una esclava toda mi vida. Esto incluso es una mejora para mí, ya que ahora trabajaré para la realeza. No mucha gente tiene el privilegio de ver a gente con sangre real, así que estoy bien con eso”.
Aquello solo demostraba lo diferentes que éramos las dos. Yo quería ser algo más que una criada, no solo porque había sido la hija de un Gamma, sino porque creía que la vida tenía más que ofrecer.
En cambio, Rose había decidido conformarse con menos. Habría sido más fácil escapar de la Manada Eclipse, pero no lo sería en el palacio real, Sin embargo, tenía razón sobre conocer a la realeza.
No muchas personas podían reunirse con uno de ellos y se consideraba un honor estar en su presencia.
Aun así, de alguna forma, era consciente de que debía encontrar una manera de escapar. Mi principal prioridad era irme de aquí.
Escuchamos que la puerta del conductor se abría y se cerraba de golpe. Me asomé de nuevo y vi a Layla agitando la mano al vehículo. Le devolví el saludo, a pesar de que no podía verme.
El motor arrancó y pronto ya estábamos en camino. Por algún motivo, sentí mi cuerpo llenarse de alivio, así como de temor, alivio de finalmente haber salido de la Manada Eclipse, y temor por lo que me deparaba el futuro.
Cerré los ojos y recé en silencio a la Diosa de la Luna para que me mantuviera a salvo, y también para que protegiera a Layla. Estaba bastante oscuro cuando llegamos a nuestro destino. Me dolía la espalda por estar sentada, y también el trasero.
Además, tenía mucha hambre. No pudimos comer en todo el día y no nos detuvimos durante todo el viaje, excepto cuando necesitábamos llenar gasolina.
Ahora sentía que mi vejiga se abriría de golpe en cualquier momento.
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