El contrato del Alfa
Capítulo 94

Capítulo 94:

Dane

Neah no puede apartar los ojos del licántropo muerto. Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro. Día tras día, su oscuridad parece filtrarse un poco más.

«¿Le conoces?» le pregunto.

«Era uno de ellos». Sus ojos se posan en la hebilla del cinturón que lleva en la cintura. Sus pantalones habían empezado a rajarse por el cambio, pero lo habían matado antes de que pudiera completarlo. Aunque la hebilla del cinturón permanecía en su sitio. Se quedó mirándola como si la hubiera visto antes.

«Solía pegarme con eso». Su voz es grave, y sigue fijándose en el hombre muerto. No pude evitar preguntarme si había mirado a Devon del mismo modo cuando lo mató.

«¿Sabes cómo se llama?»

Ella niega con la cabeza, sus ojos apenas se apartan de él para mirarme, pero veo lo oscuros que son. El azul apenas está presente. Nyx estaba justo ahí, esperando a liberarse.

«Sólo su cara», murmura Neah.

«¿Hay más?» le pregunto a Klaus.

«No, parece que ha venido solo», murmura Klaus. «Un movimiento estúpido».

«A menos que fuera intencionada. Quizá Trey pensó que alguno podría pasar». Devon había estado solo cuando lo encontramos.

«¿Entró deambulando?» murmuró Neah. Sabía que todos los disponibles estarían en guardia, pero no por ello dejaba de estar preocupada.

Klaus señala los árboles que delimitan este extremo de la manada, a menos de dos metros de donde estamos. «No ha llegado lejos, Neah. Ése es el límite de la manada por este lado».

Sus hombros caen aliviados ante su respuesta.

Pero me hizo preguntarme si la manada estaba siendo vigilada. De todo el bosque, era donde el límite estaba más cerca de la casa. No sólo eso, algo había dicho Neah sobre su interacción con Devon: que llamaría a Trey para que viniera, lo que significaba que debía de estar cerca. Intentaba guardarme mis preocupaciones, pero ella empezaba a darse cuenta.

«Deshazte del cadáver», murmuro. «No me importa lo que hagas con él, pero deshazte de él».

Los dos hombres que están con Klaus arrastran al licántropo hasta la línea de demarcación mientras doy la espalda a Neah y la llevo de vuelta en dirección a la casa.

«Es satisfactorio, ¿verdad?». murmuro.

«¿Qué quieres decir? pregunta ella, pasando con cuidado por encima de un árbol caído. Sin duda, su equilibrio estaba mejorando.

«Ver muerto a alguien que te ha hecho daño».

No me contesta, fingiendo concentrarse en el suelo irregular.

«Me juzgas cuando mato a alguien, pero veo el disfrute en tu rostro. Te esfuerzas por ocultarlo, pero la curvatura de tus labios te delata».

Ella sigue sin hablar, y no necesité leerle la mente para saber que estaba avergonzada. El tono rosado de sus mejillas la delataba. Y me dieron ganas de follármela, aquí mismo, en pleno bosque.

«Se arrastran», murmura, concentrándose en sus pies. «Yo no… No siempre pienso así».

«Lo sé. Hay una parte en todos nosotros que quiere vengarse de nuestro pasado».

«Yo no…» Intenta negarlo.

«Vi la mirada cuando te conocí. La mirada a Kyle. El destello de rabia que cruzó tu rostro. Como he dicho, lo ocultas bien, sólo que ahora, tu licántropo hace que te resulte más difícil ocultarlo. ¿Hasta dónde llega la oscuridad, Neah?». Tiro de sus caderas hacia mí. La deseaba. Me mira fijamente, con los ojos de un azul puro, mientras sus labios se entreabren un poco.

«¿O es que sólo necesitabas que alguien te dijera que está bien?». Le rozo la mejilla con el dorso de los dedos.

Su aroma a lavanda se mezcla rápidamente con el de su excitación. Se le escapa un pequeño jadeo cuando le paso un dedo por la cintura. Sus ojos recorren el bosque. Esto era demasiado abierto para ella. El riesgo de que demasiados ojos y oídos la descubrieran a ella o a nosotros la intimidaba.

Me acerco a su oído y bajo la voz hasta hacerla casi ronca. «Te deseo más de lo que nunca he deseado nada. Te deseo aquí y ahora».

Se le queda el aire en la garganta y jadea justo cuando le meto la mano por delante de los vaqueros. Como era de esperar, ya está mojada y goteando para mí.

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