El contrato del Alfa
Capítulo 566

Capítulo 566:

Brax

«Profundiza», le digo a Indy a través de nuestra conexión. «Tienes que encontrar una puta manera».

«No soy una buena Bruja. Nunca se me dio bien».

Oigo aullidos en la distancia, posiblemente de algún lugar por debajo de nosotros.

«Vamos a morir.»

«¿Es eso lo que quieres? ¿Quieres nuestras entrañas untadas en las paredes? ¿Realmente quieres darle a la perra la satisfacción?»

«No. Yo…» Las paredes se cierran. No pasaría mucho tiempo antes de que estuviéramos rodeados por todos lados.

Los aullidos se hacen más fuertes, y las paredes parecen detenerse.

«Thalia», grito, sabiendo que no podría resistir el impulso de regodearse cuando estábamos cerca de la muerte.

No responde.

«¡Thalía!»

«Orión dijo que están tratando de ganar tiempo», susurra Indy.

«Indy, ella cree que eres débil. Cree que puede pasar por encima de ti, y tú lo estás permitiendo».

«Soy débil.»

«Yo no creo eso. Veo muchas almas confundidas, y la tuya no es una de ellas. Ella te ha hecho creer que no puedes hacer esto. Ella te quitó la única cosa que te daba fuerza. Sé que no soy tu pareja, y que sólo estamos unidos por la sangre, pero puedes usar eso. Tienes que hacerlo. He visto a gente volverse más fuerte por estar conectada a alguien».

«Mientras aún podamos respirar, tienes que hacer algo. Concéntrate. Busca en tu memoria algo diferente, algo que ocurrió hace mucho tiempo y que has enterrado muy dentro».

Le aprieto la mano. «No voy a ninguna parte».

«¡Eres como un hermano pesado!». Me grita en la oscuridad.

Oigo un chillido sordo desde abajo. No tengo ni idea de lo que están tramando, pero estoy seguro de que Thalia se asegurará de que vuelva con nosotros lo antes posible.

La respiración de Indy se ralentiza. «Hay algo de cuando era más joven. No está claro, pero odiaba la escuela. Realmente lo odiaba. Las brujas éramos señaladas. Se esperaba que fuéramos grandes. Poderosas. Yo no lo era. Un día, el profesor estaba siendo un idiota, y todo lo que deseaba era que la escuela se desmoronara».

«Lo hizo, ¿no?»

«Trozos del techo al principio. Luego aparecieron las grietas en las paredes, desde el suelo hasta el techo. Todo el mundo gritó y corrió a refugiarse». En su tono se percibe una pizca de diversión. «Nunca se lo he contado a nadie».

«¿No sospecharon que eras tú?

«Orion ni siquiera lo sabe. Pero Brax… No sé cómo lo hice. Simplemente sucedió».

«Sucedió porque tú querías que sucediera».

Sus dedos se aprietan alrededor de los míos, y se queda en silencio. Segundos más tarde, oímos las grietas de nuevo, serpenteando a través de las paredes.

«Sigue adelante», susurro.

Las paredes parecen vibrar a nuestro alrededor. Indy está tensa, concentrada. Sus uñas se clavan en mi piel mientras el polvo cae desde arriba. Destellos de luz parpadean a través de las grietas y, entonces, la piedra se hace añicos. El sonido es ensordecedor, como el de una bomba al estallar las paredes a nuestro alrededor.

Indy tiene los ojos y la boca muy abiertos. «Yo lo hice».

«Lo has hecho».

Me echa los brazos al cuello, apretándose contra mí. «Gracias, gracias, gracias».

«Tenemos que movernos», le digo, trepando por los escombros y arrastrando a Indy conmigo. Sin duda, el ruido alertará a Thalia.

Esprintamos por el pasillo, las grietas persistentes en cada pared de piedra por la que pasamos.

«¡Qué coño!» grita Thalia.

«Sigue moviéndote», le digo a Indy.

«¡Encuéntralos, joder!».

«Vamos a morir», murmura Indy.

«¡No si puedo evitarlo!»

Doblamos una esquina y encontramos otra escalera que nos lleva al interior del castillo. «Vas a derribar todo este lugar una vez que estemos todos fuera».

«¿Qué?

«Ya has empezado», digo, señalando las grietas que serpentean por el techo.

Detengo a Indy cuando unos pasos se acercan a nosotros, tanto por detrás como por delante.

Capto el olor de Klaus y los demás.

Orión aparece primero, con una mujer colgada del hombro, pero parece aliviado de ver a Indy.

«Podemos abrazarnos más tarde», le murmuro.

«¿Dónde está?» pregunta Klaus. «¿Dónde está Thalia?»

«Creí que nos perseguía», respondo, mirando hacia atrás, por donde vinimos. Los pasos han cesado. Esto no ha terminado. Está cambiando de táctica.

.

.

.