El contrato del Alfa
Capítulo 17

Capítulo 17:

Neah

Se me hace un nudo en el estómago ante su comentario. Sigue mirando hacia otro lado, pero noto su intención. Su paciencia está disminuyendo. Seguro que los demás se habían acostado con él en su primera noche aquí. Él mismo lo dijo; tuvo que contener a Aero.

Se dirige hacia la gran bañera y abre el grifo, vertiendo algunos líquidos de colores en el agua corriente. «Necesitas un baño», anuncia sin mirarme. Me huelo las axilas: tiene razón. Apesto. Llena la bañera hasta que las burbujas prácticamente rebosan. «Métete».

«Yo… puedo ducharme», tartamudeo. Al menos así podría ocultarme un poco de él. Cruza la habitación hacia mí, arrancándome la manta del cuerpo. Con los ojos clavados en los míos, me levanta y me lleva hasta la bañera, donde me sumerge lentamente en el agua caliente.

Sus ojos no se apartan de los míos ni una sola vez. No recorren mi cara ni el resto de mi cuerpo, como habían hecho sus hermanos. Es casi como si intentara demostrar algo.

«Báñate tú. Tengo que cambiar las sábanas», dice mientras vuelve a la cama y arranca las sábanas, algo que mi hermano habría clasificado como mi trabajo.

No me muevo ni hablo; sólo dejo que mis ojos lo sigan mientras se mueve alrededor de la cama y hacia el armario para coger más sábanas. No me presta atención. No me hace ninguna pregunta, y sus ojos ni siquiera parpadean en mi dirección.

Cuando termina, vuelve al armario y rebusca entre la ropa que había pedido para mí. «¿Supongo que sientes el frío?»

«A veces», murmuro.

Saca unos vaqueros y otra sudadera y los coloca sobre la cama. «Estaré en el despacho cuando estés lista».

No espera mi respuesta y sale dando un portazo. Su repentino enfado me pone nerviosa, y no me apetece nada encontrarme con él en el despacho.

En lugar de tomarme mi tiempo, me lavo rápidamente, me visto y bajo las escaleras a toda prisa. Pero encuentro a Jenson bloqueando el pasillo.

«Alguien se encuentra mejor», sonríe. Asiento con la cabeza, intentando no ser irrespetuosa.

«¿Cómo está la herida?»

«Mejor. Tengo que reunirme con Alfa Dane», murmuro, intentando pasar a hurtadillas por delante de su corpulento cuerpo.

«A Dane no le importará que hablemos. Si vas a casarte con mi hermano, deberíamos conocernos. Al fin y al cabo, seréis familia».

¿Qué se suponía que debía decir? Dane no quería que estuviera a solas con él, pero no era como si pudiera escapar.

«Oye, no te asustes», me dice, me pasa el brazo por encima del hombro y me abraza. Todo mi cuerpo se tensa.

«¡En serio, Jenson!» oigo chillar a Raven por el pasillo. «¿Qué te pasa con las novias de nuestros hermanos? Se acerca a grandes zancadas y me saca de su agarre.

«Sólo estoy siendo amistoso», murmura molesto.

«Demasiado amable. Siempre eres así». Lo fulmina con la mirada y gruñe mientras me aleja.

«¿Adónde vas?», pregunta mientras doblamos la esquina, alejándonos de su gemela.

«Alfa Dane quiere verme en el despacho».

«Es curioso, él también ha pedido verme». Me dedica una pequeña sonrisa mientras nos detenemos ante la puerta del despacho.

Beta Eric está con Alfa Dane. Dejan de hablar cuando Raven abre la puerta. Los ojos de Alfa Dane miran rápidamente mi pelo mojado y atado, pero no dice nada. Su mirada casi me da ganas de soltarlo.

«¿Cómo te encuentras?» pregunta Eric en voz baja. Siempre me habla con voz amable y nunca me echa en cara nada como Jenson. Asiento con la cabeza.

«Raven, comprueba su herida», ordena el Alfa Dane. Me vuelvo hacia Raven antes de que tenga oportunidad de decir algo y me levanto la camiseta lo suficiente para que pueda inspeccionarla. Sus dedos presionan con cuidado alrededor de la cicatriz que se está formando. Me sonríe.

«Tiene muy buen aspecto. Yo diría que el vínculo sanguíneo se ha roto definitivamente».

«Bien», dice Alpha Dane, que sigue sonando molesto. ¿Qué he hecho? ¿He dicho algo cuando estaba fuera de mí?

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