Capítulo 459: 

«Después de que mis ojos estuvieran completamente curados, en dos o tres meses, siempre venia aquí a estar unos días. Te extrañaba mucho, pequeña embaucadora, que engañaste mis sentimientos y te fuiste, ni siquiera dejaste un nombre o una dirección, haciendo que no pudiera encontrarte. Te odiaba tanto, tanto. Quería atraparte de nuevo y atarte para luego tirarte al estanque».

«¿Al estanque?». Oliva puso los ojos en blanco y le dio un golpe en la frente con los palillos.

Alan peló un camarín y lo puso en su tazón. «Después de calmarme, volví a pensar que no serías ese tipo de persona. No puedo imaginar que una mujer joven se quedara con un discapacitado durante un año, cuidándolo, animándolo solo porque si ¿Cuál sería el objetivo? Al final, no se llevó nada y hasta perdió la inocencia. Si era una mentirosa, no tenía sentido, así que pensé que tenía que estar amenazada o bloqueada».

«Fue una suerte que el accidente de auto no te dañara la cabeza. Incluso te dejó un poco de sabiduría». Oliva también peló un camarón y lo puso en su tazón como recompensa: «Pero, tengo que corregir algo».

«¿Qué es?».

«En realidad, te dejé una señal cuando me fui, pero tenía miedo de que la viera una persona malintencionada. Así que la escondí, es una pena que no la encontraras después de tantos años».

«Una señal…». Alan parecía confundido.

Cuando se marchó aquella vez, se llevó todo lo que tenía, excepto la botella llena de estrellas de la suerte que doblaba para él todos los días y la dejó encima de la cama. Estuvo a punto de poner todo patas arriba, pero no pudo encontrar una señal.

«Acabo de dar un vistazo a la habitación y falta algo. ¿Lo has agarrado tú?». Recordó Oliva.

Alan se quedó sorprendido por un momento: «¿Podría ser esa botella de estrellas de la suerte?». Lo único que se llevó de esta casa fue eso, pero nunca pensó que hubiera un misterio en ella.

«Sí, la pista esta ahí, no lo has tirado ¿Verdad? Mi duro trabajo fue realmente en vano». Oliva se arrepintió de sí misma por esa pequeña idea: «Aunque lo guardaste, aún no encentraste el secreto que estaba adentro. Parece que estuve ocupada haciéndolo para nada».

Cuando regresaron a la villa de la montaña, Kent y los demás tuvieron una buena cacería durante toda la mañana, casaron: zorro, liebre, faisán, serpiente y demás. Cazaron mucho, pero no vieron ningún jabalí.

Vieron unas cuantas ovejas, pero desgraciadamente, eran criadas por gente de la montaña, aunque habían comprado una de vuelta. Cuando iban de regreso, encontraron un tejón escondido en la selva al lado del camino y también capturaron con éxito tras varias rondas de persecución.

En cuanto volvieron, los empaquetaron y los metieron en la nevera. También hablaron de ir al lago del otro lado de la montaña a pescar por la tarde, planeando probar el lago de la montaña por la noche.

Aunque Finn Meyer estaba detenido y aún quedaban algunos asuntos por resolver, en comparación con el trabajo crucial y los nervios de punta anteriores, ahora estaban mucho más relajados. Hacía mucho tiempo que no se relajaban así.

Al ver que Alan y Oliva habían regresado, Kent saludó alegremente: «Hoyle, vamos a pescar. Vayamos juntos esta vez, o no podrás comer esta noche».

Alan lo ignoró y corrió hacia arriba.

«¿Qué le pasa? No se han peleado ¿Verdad?». Kent le preguntó a Oliva. Esto era algo raro, pero no lo parecía por sus apariencias.

Oliva se rió sin contestar.

Kent rodo los ojos para ver la figura de la espalda que desaparecía desde la esquina de la escalera.

«Qué misterioso ¿Van a venir o no?». Annie se acercó y tiró de la mano de Oliva: «Mamá, pídele a papá que venga. Estos viejos son unos maleducados con los jóvenes, no dejaban de intimidarme cuando ustedes no estaban».

«Chica, eres muy buena quejándote, ¿Eh? ¿Somos tan viejos?». Kent le golpeó la cabecita con semillas de melón.

«Al menos no eres más Joven que yo». La pequeña cosa realmente sabía cómo ser una molesta alborotadora, cavando una brecha en las palabras de los adultos.

Alan subió corriendo con un objetivo claro. Era la botella de estrellas de la suerte con un secreto escondido en ella que no había descubierto a tiempo. Esta botella estuvo una vez en su estudio en la residencia de Hoyle, alguna vez fue esparcida por el suelo por Ofelia.

Sea intencional o no, no le gustaba que otros tocaran sus cosas preciosas. Entonces, lo trajo a esta villa privada y la encerró en un cajón del dormitorio.

Cuando la vio, abrió la tapa y vertió todo el contenido en la cama. Trescientas sesenta y cinco estrellas, era el número de días que estuvieron juntos, nunca perdió una de ellas. A veces, cuando se tumbaba en la cama y no podía dormir, les daba vueltas aturdido, preguntándose dónde estaría ella y si estaría bien. Pero nunca pensó que hubiera secretos escondidos en ella, las manos de su pequeña esposa eran muy talentosas.

Cada estrella era muy delicada. Si ella no se lo decía, él realmente pensaba que no eran nada raro, éstas no daban la impresión de ser diferentes. No pudo evitar refunfuñar ¿Podría su chica estar jugando con él?

Sujetó la botella transparente vacía y la miró a derecha e izquierda, incluso dio un vistazo al fondo y no había nada grabado en él. Siempre había sido esta botella y nunca la había cambiado.

Volvió a dar un vistazo a la tapa. Y encontró algo, dentro de la tapa había una fina capa de papel de espuma de color amarillo claro pegada a la parte superior de la tapa. La abrió con los dedos.

Cuando le dio la vuelta, no le sorprendió que hubiera un papel con unas cosas escritas a mano. A causa del tiempo, el color estaba oxidado, pero aún podía reconocerlo.

«[Ciudad Luo, Oliva Steele, tu chica está esperándote]».

Resultó que ella realmente le dio una pista, pero él no la encontró y perdió mucho tiempo, fue demasiado estúpido para no darse cuenta antes.

Los hombres de abajo se burlaban de Annie cuando vieron que Alan bajaba apresuradamente y abrazaba a Oliva con fuerza. «¡Cariño, lo siento!».

Lamentaba no haberla encontrado antes; lamentaba haberla hecho sufrir durante tantos años; lamentaba no haber llegado antes a su lado; lamentaba haber dejado que otros la lastimaran…

Oliva le devolvió el abrazo y se rió: «Está bien, ya está en el pasado».

Esta repentina escena hizo que los demás se confundieran y se miraran entre sí.

Sólo Kent Bai, que era imprudente se atrevió a romper en ambiente de la pareja. «¿Qué obra están actuando ahora? Hoyle ¿Estás arrepentido porque has hecho algo malo a Oliva y te han atrapado con las manos en la masa? Tú, si está realmente arrepentido, no puedes perdonarlo tan fácilmente, tienes que torturarlo severamente».

Alan soltó lentamente a Oliva y sus ojos brillaron. Entonces le dio una patada a Kent: «Lárgate, no puedo esperar buenas palabras de un canalla como tú, sólo amas crear problemas».

¿Cómo pudo Kent dejar que lo pateara fácilmente? Después de que lo esquivara, lo evitó y ni siquiera se enfadó. «No me regañes, pero esta escena realmente despierta la curiosidad de la gente ¿Qué tal si nos cuentas?».

«Así que a los hombres les gusta mucho chismear, ¿Eh?». Oliva se rió.

«No tengo mucho interés en los chismes de otras personas, pero los chismes sobre el Joven Maestro Hoyle son interesantes». Kent sonrió maliciosamente.

«Entonces lo siento mucho, porque este es nuestro pequeño secreto, lo demás no pueden saberlo». Alan se agachó y cargó a su hija, saliendo con su esposa.

Kent le gritó: «Oye ¿A dónde vas?».

Alan giró la cabeza y levantó las cejas: «¿No dijiste que ibas a pescar? Vamos».

Olivia nunca había estado al otro lado de la montaña. Cuando la carretera estaba bloqueada, tenía que dar un rodeo que temía que fuera imposible alcanzar después de un día y una noche. Ahora que la carretera estaba reparada, era sólo una hora y media de viaje en auto.

Se trataba de un lago natural formado por una erupción volcánica hace millones de años y había muchos tipos de peces en el lago. Tras el desarrollo del turismo, había muchos turistas, junto a varios puestos, el negocio de los barcos estaba en auge.

Los hombres estaban muy animados. Llevaban pantalones de playa y apoyaron las sombrillas en un punto favorable. Cada uno llevaba un gran barril con un equipo de pesca. Abrían los brazos de par en par para prepararse para una gran captura.

Kent dijo: «Al que más pesque hoy, le daré una semana de vacaciones, para el que pesque menos, lo siento, pero tendrá que trabajar horas extras durante siete días».

«Jefe Bai, sus premios y castigos son interesantes, tiene que cumplir su palabra». Damon estaba ansioso por intentarlo.

Kent dijo: «No estoy mintiendo».

Luke dijo: «Entonces, jefe Bai ¿El método de juzgar es ganar por cantidad o por peso?».

Kent miró a Alan: «¿Qué te parece?»

Alan acaba de comprar unas cosas a un vendedor de sombreros y gafas de sol temporales para su mujer y su hija.

Se los puso antes de decir: «Los camarones pequeños y los pececitos no son suficientes para llenarnos. Por supuesto, depende del peso, cuanto más grande, mejor y con menos espinas».

James se rió y dijo: «Oye, jefe, ¿Y si pierden ustedes dos? Aunque hagan horas extras, todavía hay un grupo de gente que hace esto y lo otro por ustedes. Así que tienen que cambiar el castigo para ti».

Alan dijo fácilmente: «Si pierdo, le daré una villa en cualquier lugar de la ciudad al ganador».

James se frotó la nariz: «Prefiero el último auto deportivo de Pagani».

Kent le dio una palmada en la nuca: «Tú, mocoso, en realidad ya tenías algo en mente. Pero no es seguro que puedas obtener la llave del auto».

A Alan no le importó. «Villa, auto deportivo, cualquier cosa está bien. Siempre y cuando ustedes puedan ganar contra mí al final».

Kent también dijo: «Sí, si pierdo, le concederé a cada uno su pequeño deseo, mientras que sea una cosa material, el resto es imposible. Por ejemplo, encontrar una novia, no puedo hacer nada al respecto».

En este momento, Alan no se olvidó de pincharle. «Tú sueles ser arrogante, pero esta vez es la cruda verdad».

Todos comprendieron y estallaron en carcajadas.

«Me da flojera estar con ustedes». Les espetó Kent y les dio la espalda.

Oliva no tenía experiencia en la pesca y Annie no parecía estar interesada, así que quería ir en un barco, había muchas barcas en los lagos. De vez en cuando pasaban lanchas rápidas que arrastraban largas olas blancas.

Después de comprar los billetes, subieron al barco con un grupo de turistas. Annie puso una serie de miradas bonitas y le pidió a Oliva que le hiciera fotos, y luego le pidió a un turista del mismo barco que les hiciera fotos a ellas juntas.

Eligieron las dos mejores fotos y las enviaron a sus abuelos en Ciudad de Luo. La niña escribió un mensaje de texto muy rápidamente. A continuación, se escribió una línea: [La policía ha detenido al malo. Mamá y yo estamos dando vueltas al lago, mientras papá y los tíos están pescando, mañana iremos a Disney].

Una joven pareja en el barco reconoció a Oliva Steele y a Annie, y les preguntó cuidadosamente: «Usted es la Señora Hoyle, ¿Verdad?».

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