El CEO calculador y su inocente esposa
Capítulo 384

Capítulo 384: 

El Watting Bar por la noche siempre había sido tan encantador, que el lugar nunca estaba vacío. El lugar siempre se llenaba de rostros conocidos.

Aoba también era un cliente de medio tiempo aquí. Podía encontrar fácilmente dónde estaba Ivy. Estaba, por supuesto, en un lugar privado y apartado.

La cortina cubría la vista exterior.

Aoba empujó un cheque delante de él. «¿Qué significa esto?» Ivy estaba desconcertado.

«Hace unos días, una mujer le pidió prestado un millón y hoy se lo devolveré». Dijo sin andarse con rodeos.

«¿Ella lo sabe? Ya que estás con ella, deberías saber que no le gusta que otros intervengan en sus asuntos privados, especialmente a sus espaldas».

«No tienes que preocuparte por esto. Se lo diré yo mismo».

Ivy empujó el cheque hacia atrás: «Creo que deberías decírselo primero. Por lo que sé de ella, no le gustará esto, un millón no es nada para ti, pero es una carga para ella».

«Eres un chico raro. ¿Por qué no aceptas el dinero?». Él no sabía cuánta carga era un millón para ella, pero sabía que pagar su deuda la haría infeliz. Ni siquiera podía aceptar un teléfono ¿Cómo iba a aceptar un millón? Sin embargo, no le gustaba que su mujer le debiera mucho dinero a otro hombre, aunque fueran buenos amigos.

Ivy dio un sorbo a su vino y sonrió: «Creo que a Chloe le gustaría pagar el dinero ella misma».

«Tú sabes que, con sus ingresos, no podrá pagarlo en años». Ahora que había encontrado un trabajo de día, estaba muy ocupada.

«Será mejor que le digas a tu madre que haga cosas menos perversas en el futuro». Dijo Ivy mientras le advertía en voz baja.

Aoba no estaba contenta con esto. Le tocó demasiado de cerca.

Ivy añadió: «En cuanto al dinero, no importa. No lo necesito urgentemente y aunque no lo devuelva, no me importa».

Aoba se sintió raro al oír esto. Se sintió extravagante como si estuviera mostrando su amistad de años mientras que él y la propia Chloe no eran tan sólidos.

«Debe sentirse bien ser amigos desde hace años». Dijo amargamente.

Ivy sonrió: «No tengo muchos amigos, pero ella es uno de ellos. Desde que estás con ella, ya deberías conocer su temperamento. No le gusta que otros decidan las cosas por ella».

Aoba se acercó a él con los ojos parpadeantes: «Soy su novio, Ivy. No soy ‘otros'».

Ivy hizo la vista gorda y sonrió: «Exactamente, ustedes dos no son más que novio y novia. Veo a otras parejas por todas partes, hoy se juntan y al día siguiente rompen, es normal. Además, tienes una madre que es más bien una intimidadora. Dudo que tu relación con Chloe dure mucho tiempo».

«Me estás insultando». Aoba quería estrangular al hombre que tenía delante. ¿Cómo podía hablar así?

«Sólo te digo la verdad». Sonrió.

Aoba se quedó un rato en el auto y regresó a él. Golpeó el volante y el claxon para que los transeúntes pensaran que estaba dentro.

Vino de buen humor, pero no esperaba que Ivy se metiera con su punto débil.

Chloe salió del trabajo y lo vio apoyado en el volante. Parecía ausente, se oía una música fuerte procedente del interior del auto y las puertas y las ventanas cerradas lo hacían sentir aún más ausente.

Ella frunció el ceño y se acercó al equipo de música para apagarlo.

Lo miró con extrañeza.

Entre semana, este chico no la dejaba ni por mucho que ella intentara deshacerse de él, pero hoy, salía del trabajo, sola. Al verle salir antes de tiempo, pensó que se había ido. Inesperadamente, vio su auto fuera.

«¿Qué te ha dicho Ivy?». Le vio entrar feliz y salir enfadado.

Debió estar derrotado verbalmente. «¿No te lo dijo?».

«Me pidió que te preguntara». Chloe se abrochó el cinturón de seguridad.

«Entonces, te lo diré, pero no te enfades». Aoba dudó un poco. Se sentiría abrumado si Chloe se enfadaba esta vez.

«Dije que no lo haría». Chloe sonrió.

Aoba tomo el cheque y se lo mostró.

Su pupila se encogió: «Quieres pagar mi deuda».

«Sí, pero no lo ha aceptado». Aoba respondió con sinceridad y le dio un vistazo a su rostro con atención: «No te enfades».

A veces, quería preguntarle a su hermano mayor cómo hacia para amar. Nunca fue tan tímido, pero esta vez, tenía que ser cuidadoso con esta mujer.

Chloe negó con la cabeza: «No estoy enfadada. Sé que tienes una buena intención, pero este asunto lo resolveré yo misma, no tienes que involucrarte».

Al ver que su rabia estaba ausente, suspiró internamente y trató de persuadirla: «Este incidente fue causado por mi madre. Si no fuera por ella, no tendrías que haber pedido dinero prestado, no hay nada malo en que te devuelva el dinero».

«Es cierto. A veces, odio tener esos padres. Sólo quiero estar con el hombre que me ama, estar en igualdad de condiciones con él y su familia, pero siempre me hacen sentir inferior». Dijo ella con tristeza.

Luego continuo y puso una sonrisa irónica: «Le pedí un millón a Ivy para que tu madre comprara mi relación con los Malan. Creí que lo habías visto en el periódico, ya no son mis padres ¿Crees que soy despiadada, desleal y antipática?».

«Por favor, no digas eso de ti». Aoba se tapó la boca: «Nunca te he menospreciado, ni una sola vez».

Chloe apartó la mano gentilmente: «Sé que me has visto por la calle. Si no te importara, no te habrías quedado conmigo».

«Eres mi mujer. Es natural que te ayude económicamente, un millón de dólares no es una cantidad pequeña. No me gusta verte trabajando en en varios empleos y desgastarte».Le cogió la mano con fuerza.

«Gracias, sé que te preocupas por mí. Cuando tengamos una relación como la de Oliva y Alan, me someteré a ti, pero por ahora, déjame hacer esto sola. He acordado con Ivy pagar mi deuda poco a poco. No le falta dinero, así que puedo pagarle cuando quiera, también Oliva me prestara sus ahorros, no tienes que preocuparte de que me muera pagando mi deuda».

«¿Qué debo hacer contigo? Prefieres sufrir sola que dejar que otros te ayuden. Ni siquiera me aceptas».

Le dijo a su madre que no querría a nadie más que a Chloe. Chloe le dijo que no se casaría con él hasta que su madre la aceptara sinceramente. Le hizo sentir que podía irse cuando quisiera.

Los comentarios sarcásticos de Ivy eran venenosos y ahora se sentía inseguro. No era de extrañar que su hermano quisiera obtener un certificado de matrimonio lo antes posible.

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