Capítulo 371: 

«¿Tu madre no ha tenido suficiente con ponerle las cosas difíciles a Oliva?». A pesar de decir eso, Chloe le dio una mirada profunda al hombre.

Oliva no amaba a la persona equivocada. En el momento en que se precipitó al hospital con su madre en peligro, no ignoró los sentimientos de Oliva. Realmente consideraba a Oliva como su tesoro y no quería que la maltrataran.

«Siento que mi madre haya hecho algo tan excesivo». Se disculpó Alan de repente.

Al principio, Chloe esperaba algunas acusaciones que eran inevitables. Después de todo, era la vida de su madre, si la vieja bruja moría así ¿No se habría convertido en una asesina?

Sin embargo, esto la dejo desconcertada. Ella siempre sintió que este hombre era arrogante, si no bajara la cabeza por su amada, sería despectivo con los demás. Por eso su disculpa la hizo sentir ridícula.

«Yo también estaba siendo impulsiva. No sabía que la salud de tu madre no era buena, he sido algo dura».

«Pero Aoba va en serio esta vez». Alan soltó unas significativas palabras y se marchó.

Chloe sonrió un poco a su espalda, luego giró la cabeza y miró el cielo azul que se veía afuera de la ventana ¿Era realmente serio ese mocoso? Tal vez… pero desde que llegó al hospital, no ha preguntado por ella. Era como si se hubiera convertido en aire.

Ahora, no podía entrar en la sala y no quería hacerlo. Además, Oliva estaba con Alan, así que su presencia no era necesaria. Ahora que lo pensaba, era la más ociosa del lugar. No tenía nada que hacer.

Cuando estaba a punto de irse, le agarraron la mano por detrás. Su cuerpo estaba atrapado entre la pared y un fuerte pecho que no podía apartar.

Una voz cálida le hizo cosquillas en los oídos mientras decía entre dientes apretados: «Mujer, ¿Es cierto lo que has dicho?».

Chloe dejó de forcejear y esbozó una fría sonrisa: «No pienso negar lo que hice. Tiene suerte de no morir por mi culpa».

«¿Por qué tu boca sigue siendo tan venenosa?». Dijo Aoba contra su cuello. Realmente quería morder su delicada garganta para ver si ella decía algo diferente.

«El corazón de una mujer es venenoso, ¿No? Es una pena que no pueda mat%r a la gente».

Aoba suspiró.

Realmente no era un buen oponente contra esta mujer cuando se trataba de discutir. Siempre tenía que hacer lo posible para no saltar por culpa de ella. Es de suponer que su madre tampoco tenía ventaja contra ella.

«Mujer, lo que has dicho hace un momento, ¿Era verdad?».

«Lo que es verdad y lo que es falso, lo he dicho. Lo he hecho y no tengo miedo de admitirlo, no me da miedo después de haberlo dicho».

¿Y qué si esa persona se desmayó por su culpa? ¿Quién le pidió a esa vieja bruja que fuera irrespetuosa? Entonces, ¿Por qué debería actuar con cortesía?

«Mujer, lo has dicho y no tienes miedo de negarlo después de haberlo dicho. Entonces, realmente me deseas, ¿Verdad?». Aoba se rió por lo bajo.

Chloe se quedó atónita entre sus brazos. Pensó que la criticaría después de que casi causara la muerte de su madre. Pero en ese momento, era como si alguien se hubiera asomado al secreto de su corazón. No se atrevió a mirarle directamente a los ojos porque estaba avergonzada.

«¿No te importa que yo estaba enojada con tu madre? ¡Idiota!».

«No me importa, soy un odiota, tonto, lo que sea. Pero pececito, tú lo has dicho, así que tienes que ser responsable de mí el resto de tu vida». Aoba era el mejor para actuar sin vergüenza.

«Tu madre está más dispuesta a ser responsable de ti por el resto de su vida. Buen chico». Chloe le dio una palmadita en la cara: «Escúchame, vuelve con tu madre. Yo aún tengo cosas que hacer y no tengo tiempo para jugar contigo».

«Si insistes en decir que estoy jugando, entonces lo haré muy en serio. Quiero jugar contigo para siempre, igual que mi hermano va en serio con mi cuñada. Pececito, ¿Por qué no crees en mí? ¿Es porque a tus ojos solo soy un hijo de padres ricos e inútiles?».

Le levantó el rostro, sus ojos eran sinceros y ardientes, y había un indicio de que parecía herido. Chloe no pudo soportar esa mirada. Quiso esconderse, pero no pudo hacerlo, sólo pudo bajar la mirada para evitar ser arrastrada al abismo por sus profundos ojos.

«Ya que lo has oído todo y conoces bien la actitud de tu madre. ¿Crees que es posible?”.

«¿Por qué no? Mi hermano pudo hacerlo, así que yo también puedo. Es mi madre, no la dejaré atrás. Pero no puedo hacerlo acosta de mi felicidad. Pececito, mi felicidad no está en la mano de mi madre, sino en tu corazón. Ya que has dicho que me quieres, entonces seré tuyo».

La dominación estaba en los genes de los Hoyle, eso era algo seguro. En cuanto se proponían algo, eran tan firmes como una montaña. De ahí venia el enamoramiento inmutable de su hermano, la terquedad de su madre y las enseñanzas inalterables de su hermana. En cuanto a él, no quiso dar marcha atrás cuando se topó con un muro.

El amor era algo atormentador. Su primera prueba fue como una adicción a las dr%gas, no podía dejarlo y no quería dejarlo.

Siempre había sólo cosas que no quería, no cosas que no podía conseguir. Pero realmente no podía conseguir a esta mujer. Parecía que su forma de perseguir a la mujer no funcionaba con ella. Al final, sólo pudo ser descarado.

El corazón de Chloe latía más rápido. Una vida no era larga, pero tampoco era corta. ¿Era esta persona realmente el lugar donde sería feliz hasta la muerte? Los juramentos eran siempre demasiado fáciles de decir en voz alta, pero no podían resistir la realidad.

Hubo un tiempo en que ya no creía en la palabra ‘amor’. Pero al ver que Oliva era la mujer más feliz del mundo bajo el cuidado de Alan, sintió que debía creer en el amor. También deseaba tener unos hombros que le permitieran apoyarse con facilidad. No pedía riqueza ni nobleza, sólo quería un corazón que no se separara hasta que sus cabellos se volvieran blancos.

No dudaba de que Aoba hablara en serio en ese momento, pero temía no poder pasar por la etapa de ser una pareja felizmente casada. Ya estaba harta de vivir bajo la humillación de los demás.

Cuando la vieja bruja utilizó el dinero para comprar a su familia, ella no dudó en aplastar su espalda con billetes, ella no pagaría con respeto lo que hizo. Ya no se tragaría su rabia ni se dejaría pisotear ¿Qué había que envidiar a los ricos y adinerados? No eran más que un montón de algodón podrido.

Fue cuando estaba aturdida que un beso de Aoba golpeó sus labios.

El cálido contacto la hizo querer esconderse, pero descubrió que su cuerpo ya estaba contra la pared y no podía retroceder. Quiso apartarlo, pero lo abrazó con más fuerza hasta que no pudo respirar.

Aoba la besó tan profundamente que ella no pudo escapar, como si le estuviera besando hasta los huesos… todo hasta que se oyó una fuerte tos detrás de ellos, recordándoles que aquel no era un lugar privado.

Entonces él soltó sus suaves labios y giró la cabeza hacia la persona: «¿Qué estás mirando? ¿Nunca has visto a una pareja besándose?».

Fue un rugido tan serio, que hizo que la persona se sintiera como si hubiera hecho algo malo. Y se apresuró a marcharse con una expresión avergonzada, ya que estaba demasiado avergonzada para decir algo.

Al ver que la persona se alejaba, Aoba curvó ligeramente los labios. Extendió la mano y levantó la cabeza de la mujer que la bajaba frente a su pecho. «Resulta que tú también puedes sentir vergüenza. Tienes el rostro muy rojo».

Chloe le recompensó de inmediato con un golpe seco. Su rostro rojo se debía a que acababa de ser asfixiada por él, pero el estúpido mocoso se burlaba de ella.

Ella le gritó: «Suéltame».

Él seguía siendo un bribón, «No».

En el momento en que él la soltara, ella correría. Él no era tan estúpido, sabía que esta era su última oportunidad. Finalmente había escuchado lo que quería oír. Aunque contenía pesadez, todavía le gustaba.

Tenía que atacar mientras el hierro estaba caliente.

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