El arte del sexo
Capítulo 8

Capítulo 8:

– Disculpa, es que no me llamaste para informarme de que venias.

– ¿Tengo que hacerlo?

– No, claro que no.

– Veo que tienes secretaria nueva -el pelinegro mira a la secretaria nueva con gran interés, mientras que ella lo observaba toda sonrojada.

Connor detecta esa mirada en su padre que lo hizo darse cuenta de las intenciones de este, no había que ser muy inteligente para darse cuenta de que su secretaria le resulto interesante a su papá.

– Ella es la señorita Morris -Michele no muestra ninguna expresión ante la presentación, simplemente se limita a mirarla.

– Me parece que aquí se halla una de sus pertenencias – Daviana recuerda su labial y ensancha la mirada, luego de eso camina con algo de torpeza hacia donde estaba su pintalabios.

En lo que se agacha, Michele detecta de inmediato que su hijo le mira el culo a su secretaria y llego a preguntarse si esos dos ya tenían una historia interesante. Luego el CEO baja la mirada hacia la castaña para verla recoger el labial, en lo que ella se incorpora ambos conectan sus miradas.

Y es cuando él visualiza el color de esos enormes ojos, sus pestañas eran largas y naturales y el ese color de ojos era tan llamativo que Michele se excito tan solo tenerla así de cerca.

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– Disculpe, y mucho gusto señor Gershon…

Daviana regresa a su escritorio manteniendo la vista en los papeles que tenía en mesa, y es que no conseguía levantar la mirada puesto que la mirada del padre de su jefe la intimido mucho.

– Padre, ¿Por qué no pasas a la oficina?

– Claro…

Ambos ingresaron en la misma y cuando se encerraron fue que la castaña pudo respirar con normalidad… suelta el bolígrafo de su mano y mira las mismas temblar, toda ella era de gelatina, no entendía que le estaba pasando.

Luego ve la puerta de la oficina y piensa que ahora no sabía lo que iba a suceder, cuando empezó a trabajar en esa empresa estaba clara que el dueño no era Connor, pero es que nunca nadie le hablo quien carajos era el verdadero jefe.

Todo lo que oyó de él era que se la pasaba viajando, haciendo negocios y expandiendo el negocio con muchas sucursales por todo el mundo. Que llevaba mucho tiempo que no pisaba la empresa y que la había dejado a cargo de su único hijo.

Pero en todo un año nunca vio una fotografía del hombre, hasta ese día…

– Mierda, ¿Cómo es que ese hombre es el dueño? -susurra.

Justamente tuvo que aparecer esa tarde, definitivamente ese día era como una montaña rusa para ella. Sus nervios estaban llegando al límite, Daviana muerde sus labios y cierra los ojos un momento, pero al hacerlo rememora esos ojos verdes que vislumbro cuando recogió el labial.

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