El arte del sexo -
Capítulo 75
Capítulo 75:
Daviana y ella se miran unos segundos para que luego la joven pelirroja llevará la vista hacia donde estaba su jefe. Sin embargo, no argumenta nada cuando pilla que el pelinegro sujetaba sus bolas con una expresión de horror en el rostro.
La secretaria de Connor se queda callada mientras que Daviana pasa a un lado de ella a paso veloz. Esta la mira de soslayo y luego regresa la vista hacia donde estaba su jefe, el pelinegro la miró por un momento y luego se dirigió hasta su silla.
– ¿Qué es lo que quieres? -pregunta con voz pastosa, se notaba que estaba bastante adolorido.
– ¿Por qué se ha ido así tan violentamente?
¿Qué ha pasado? -pregunta ingresando en la oficina.
– ¿Y eso a ti que te importa? -la pelirroja noto como su jefe la miró con ojos de odio, era evidente que estaba cabreado.
En ese momento se preguntó si estaba realmente interesado en esa mujer, nunca escucho rumores de pasillos sobre ellos dos, pero ¿y eso que?, era posible que fuesen muy discretos. Sin embargo, la expresión de Daviana le decía que no estaba contenta cuando se marchó.
𝗡uev𝒐𝓼 𝓬á𝓅í𝓽𝓾𝓵𝓸𝓼, 𝑒𝓷 NovelasFree.org.com.
– Vete… no te necesito.
Ella asiente sintiéndose celosa y cabreada, sospechaba que Connor sentía mucho interés por esa idiota. Se da la vuelta y se marcha.
En lo que Connor pilla a la pelirroja marcharse, suspira y aprieta sus bolas.
– Maldita sea, esto sí que duele -se queja.
No espero de esa mujer una reacción como esa, la verdad es que lo tomó desprevenido ese ataque.
-Maldita perra, esta me las vas a pagar.
[…]
El corazón de Daviana latía a toda prisa.
Se sentía asustada y temerosa de las consecuencias de lo que había hecho. Pero necesitaba defenderse de ese hombre, si no lo hubiera hecho quizás Connor hubiera podido violarla.
– Maldito bastardo, como se atreve a forzarme -musita limpiando sus labios con el dorso de la mano.
Aparte de estar muerta del miedo y asqueada, se sentía muy cabreada por la actitud de Connor. No comprendía que no deseaba tener sexo con él, frustrada se sienta en la silla para intentar trabajar, sin embargo, sus manos temblaban aun por los nervios.
Frota su rostro e intenta respirar.
Al menos contaba con que esa patada sirviera de algo y no la volviera a molestar con eso de echarla del trabajo.
Luego fija la vista al frente pensando que quizás lo que debería de hacer era confesarle todo a Michele, suspira, pero luego piensa que quizás él no le creyera absolutamente nada. La joven muerde sus labios por mera frustración.
– ¿Qué es lo que te pasa, Daviana? -de pronto la fuerte voz de su jefe la saca de su estupefacción llevándola a dar un respingo.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar