El arte del sexo
Capítulo 6

Capítulo 6:

Luego de pensar mucho en su oficina término llegando a esa conclusión, las demás siempre eran las que lo buscaban para coger, pero ella no…

– ¿Ah sí?, entonces, te he interrumpido.

– ¿Se le ofrece algo señor Gershon? -el corazón de Daviana latía a toda prisa, y no era por tener a su jefe tan cerca, la verdad es que nunca se sintió atraída por él, si no era por el hecho de haberlo pillado follando con una mujer en la oficina.

– Siento que estas muy nerviosa, ¿no me digas que es por lo qué ha ocurrido esta mañana?

– Daviana se pone en pie llamando la atención del CEO.

– No señor, lo que he visto no es de mi incumbencia. Con su permiso.

Él la ve salir despavorida lo que causa que una sonrisa escapara de sus labios, bueno era posible que no le fuese tan indiferente a esa chica.

[…]

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Cuando al fin la maldita junta termino, Daviana se encontraba oculta en el baño que estaba frente de su oficina. La joven mira su reflejo en el espejo notando que especialmente ese día estaba más demacrada que nunca.

– Joder -musita cerrando los ojos.

Con tantos problemas que tenía en su casa como para que su trabajo le sumara más preocupaciones, no podía dejar de trabajar solo por el incidente de esa mañana. Necesitaba olvidar eso y concentrarse en su trabajo.

Suelta el aliento y vuelve abrir los ojos, luego de eso, maquilla un poco sus ojeras sintiéndose lista para salir a terminar con su jornada de trabajo.

Daviana vuelve a su escritorio con su cartera en la mano y tan distraída estaba que no se fijó donde la puso y la misma terminó en el suelo desperdigando todo su contenido.

– ¡Ay mierda!

[…]

Los números que marca el asesor transcurrían de una manera bastante lenta hasta que por fin marco el número indicado y las puertas metálicas se abrieron después del sonido del timbre.

En lo que Michele Gershon sitúa un pue fuera del elevador lo primero que observan sus ojos verdes es la redondez de un hermoso culo, una joven se encontraba debajo de un escritorio y en una posición bastante comprometedora para estar en una oficina.

El pelinegro frunce el ceño al mismo tiempo que introduce sus manos en los bolsillos, se queda observando a la mujer quien parecía recoger unas cosas del suelo y entonces es cuando repara que un pintalabios que se hallaba entre sus zapatos.

Pero él no hace nada al respecto y espera paciente a que ella se diera cuenta de este, la verdad es que le parecía bastante excitante verla a gatas sobre el suelo, el CEO no le quita los ojos de encima aun cuando no podía verle el rostro.

– ¿Dónde está mi…? -la oye decir y se imaginó que debía ser el labial que se encontraba entre sus zapatos.

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