El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 952

Capítulo 952:

POV de Crystal:

Me quedé de piedra. Me giré lentamente y me encontré con la mirada excitada de la loba de aspecto elegante.

Qué… ¿qué demonios? Era Flora.

Sólo habían pasado cinco años desde la última vez que la vi, ¡y sin embargo parecía una persona completamente distinta!

No me atreví a hacer ruido. Me apresuré a volver a ponerme el sombrero y fingí no conocerla.

«¡Espera! Sylvia, ¿eres tú?». Flora me agarró de la manga y me miró fijamente a los ojos.

Fingiendo calma, me quité la mano de encima y pregunté con voz ronca: «¿Sylvia? ¿Quién es Sylvia? Te has equivocado de persona».

La poción que ocultaba mi olor debía de seguir haciendo efecto. Era imposible que Flora me reconociera. Tenía que ir de farol.

Me tranquilicé y le dije: «Disculpe. Tengo que ir al banquete».

Flora resopló y me cerró el paso. «Deja de fingir, Sylvia. Tu voz te ha delatado. Y aparte de mí y del rey licántropo, sólo tú te atreverías a maldecir así a Warren».

Entonces Flora se rascó la barbilla y especuló: «Déjame adivinar. No me reconociste hace un momento y pensaste que Warren me estaba engañando. Por eso te has enfadado tanto y has venido corriendo a regañar a Warren».

El corazón se me subió a la garganta. Flora era tan observadora ahora. Si lo hubiera sabido, no habría sido tan impulsiva ahora. Debería haber confirmado mis sospechas antes de actuar.

Con una mueca de dolor, me reprendí por haber sido tan tonta. Nunca debí haber venido a la capital imperial. Era mucho más seguro esconderse en la manada fronteriza. Hacía sólo unos días que había llegado a la capital y, sin embargo, casi todos los que me conocían me reconocían.

Me subí la máscara para cubrirme la cara e intenté hacer más grave mi voz. Sin embargo, esto sólo sirvió para que Flora estallara en carcajadas.

«¡Cariño, para! ¡Lo estás haciendo más evidente! Ahora estoy segura al cien por cien de que eres Sylvia». Flora sonrió a Warren complacida.

Warren también sonrió y me dijo tímidamente: «De hecho, lo supuse cuando me cogiste la tarjeta de acceso en la puerta del palacio, pero no estaba seguro. Y hoy, cuando me has defendido durante el desfile militar, estaba seguro de que habías sido tú. Sólo que no pensé que te descubrirían tan pronto».

Me quedé de piedra. De pronto sentí que era un pésimo actor y un tonto por pensar que había logrado disfrazarme.

Por suerte, Rufus había perdido la memoria, o me habría desenmascarado de un vistazo. Por suerte, la poción seguía funcionando. Parecía que tenía que abandonar la capital lo antes posible. Si me quedaba más tiempo, Rufus lo descubriría tarde o temprano.

Suspiré y finalmente abandoné el acto. «Realmente no puedo ocultarte nada. Parece que mis dotes de actriz no han mejorado en los últimos cinco años».

Cuando por fin lo confirmé, Flora rompió a llorar de alegría. Me abrazó y gritó: «¡Tonta, cómo te atreves a decir eso! Hace cinco años que no sé nada de ti. Si no te hubiera detenido, ¿te habrías escapado otra vez?».

Le devolví el abrazo con fuerza y rompí a llorar. «Yo… pensaba contactar contigo en secreto más tarde».

«¡Bah! ¡Sé que sólo intentas consolarme!». Flora se apartó un poco para lanzarme una mirada asesina. Aunque estaba enfadada, tiró suavemente de mí para que me sentara a su lado.

«Hace un momento, cuando regañaste a Warren, no sólo él se quedó pasmado, sino yo también. Me preguntaba cuándo me había convertido en una rompehogares».

Le sonreí tímidamente. «Has cambiado demasiado. Pensé que Warren te había abandonado y se había ido con alguna chica noble».

«¡No se atrevería!» Flora lanzó a Warren una mirada coqueta.

«No lo haría», dijo Warren apresuradamente, como un perro leal.

En ese momento, parecía como si hubiéramos vuelto a la época en que aún éramos estudiantes en la escuela militar. Flora y Warren seguían riendo y discutiendo, mientras yo me sentaba en medio, intentando mediar…

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