El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 933

Capítulo 933:

POV de Crystal:

Laura me divisó nada más entrar. Intercambiamos miradas durante un breve segundo. Y aunque ahora llevaba una máscara, ella sabía que era yo.

Rufus preguntó sorprendido: «Madre. ¿Qué te trae por aquí?»

«He oído que has salvado a una niña, así que he venido a echar un vistazo». Laura no había perdido ni un ápice de su gracia. Su tono era tranquilo y pausado, para que nadie pudiera inferir sus pensamientos y emociones reales.

Mientras hablaba, fingió echar un vistazo a Beryl y enarcó las cejas. «Entonces… ¿es ella la niña?».

Su voz era bastante tranquila, pero podía sentir el aleteo de excitación en sus ojos. Casi le costaba evitar que se le dibujara una sonrisa en la cara, y estaba decidida a abrazar a Beryl.

«Sí, se llama Beryl». Rufus abrazó a Beryl y no se movió porque la niña estaba sobre su regazo, con las manos alrededor de su cuello. Las mejillas regordetas de Beryl se endurecieron mientras miraba a Laura con recelo.

Laura se rió y se unió a Rufus en el sofá. Le dirigió a Beryl una mirada larga y dura antes de declarar: «Parece que le aterrorizan bastante los extraños».

«Sí, estaba herida. Probablemente sea su respuesta al estrés». Tras decir eso, Rufus levantó la barbilla en mi dirección y continuó: «Es la madre de la niña, Crystal, la Alfa de la manada fronteriza».

Laura fingió no conocerme y se limitó a sonreír amablemente. «Recuerdo haberte conocido brevemente cuando Ethan te entregó la carta de nombramiento. Creo que entonces no ocultabas tu rostro tras una máscara».

«Desgraciadamente quedé desfigurada cuando luché con los vampiros hace unos años. Desde entonces, llevo una máscara todo el tiempo. Pero no es un problema. Como dijo el rey, la apariencia no significa nada, pero la fuerza sí». Le conté a Laura la excusa que le dije a Rufus. Fingí ser sincero y, obviamente, Laura y yo formábamos un gran equipo.

Laura suspiró con cara de pena y respondió: «Siempre hay un resquicio de esperanza incluso en los días más oscuros de uno. Te hirieron, pero sobreviviste. Y ahora mismo, la manada fronteriza está floreciendo gracias a tu liderazgo. Por lo que a mí respecta, creo que pronto se convertirá en una de las manadas más fuertes de nuestro país».

Con media sonrisa, respondí con confianza: «Sin duda. Ese ha sido siempre mi deseo de toda la vida».

Rufus se sentó a un lado y nos escuchó en silencio. No dijo ni una palabra, pero no me quitó los ojos de encima, lo que me hizo sudar profusamente.

«Rufus, ya que has encontrado a la madre de la niña, ¿por qué sigues reteniéndola?». Fue entonces cuando Laura cambió de marcha y se volvió para interrogar a Rufus.

Antes de que Rufus pudiera decir nada, Beryl habló primero. Le sujetó la cabeza y luego apretó su linda mejilla contra su apuesto rostro, con un aspecto divertido y adorable a la vez. «Beryl no dejará a papá».

El apuesto rostro de Rufus se distorsionó ligeramente por el apretón de Beryl. Era raro verle tan avergonzado, así que no pude evitar soltar una risita. Inmediatamente, la gélida mirada de Rufus me recorrió, haciendo que pusiera inmediatamente cara seria.

«Beryl tenía la cabeza malherida y parece que ha perdido parte de la memoria. Me confundió con su padre y se negó a marcharse», explicó Rufus con voz fría. Obviamente se sentía impotente por el comportamiento de Beryl. Intentó mantener la calma, pero Beryl era demasiado para él. Tal vez Beryl estaba destinada desde su nacimiento a atormentar a Rufus.

Los comentarios de Rufus encendieron una chispa en los ojos de Laura. «¿Cómo ha ocurrido?»

Aunque estaba planteada como una pregunta, me di cuenta de que Laura estaba exultante.

«Quizá fue porque fui la última persona a la que vio antes de desmayarse», respondió Rufus con impotencia. Luego dejó escapar un suspiro, aún con Beryl en brazos.

«Vale, ya veo. Entonces déjala aquí de momento».

La luz en los ojos de Laura me alertó al instante.

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