El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 849

Capítulo 849:

POV de Sylvia

Recordé cuando Leonard me enseñó a invocar el poder licántropo. Entonces, movilicé lentamente las fuerzas para despertar ese poder.

La frialdad que sentía se convirtió poco a poco en calor. Sentí como si un fuego se hubiera encendido dentro de mí.

La sensación familiar me abrumó de nuevo mientras cerraba los ojos y me concentraba en el poder inminente de mi cuerpo.

Cuando el fuego ardiente alcanzó su punto álgido, saqué rápidamente la fuerza de las profundidades de mi cuerpo y dejé que estallara.

No pasó mucho tiempo antes de que el poder licántropo suprimiera mi poder de bruja negra. Como era de esperar, las espinas negras del cogote de Rufus se encogieron cuando hice eso.

Mis ojos se iluminaron de alegría mientras seguía movilizando el poder licántropo, esperando que mi poder de bruja negra pudiera ser suprimido por completo. Sería mejor que no volviera a estallar.

Sin embargo, las espinas negras sólo retrocedieron menos de un centímetro y permanecieron inmóviles.

Me puse tan ansiosa que hice todo lo posible por mantener el máximo poder licántropo que tenía en mi cuerpo, pero hiciera lo que hiciera, las espinas no volvían a encogerse.

«Estoy tan celosa de vosotros dos. Vuestro amor no tiene límites», dijo Noreen con sarcasmo.

La ignoré y bajé la cabeza para sentir la respiración de Rufus. Afortunadamente, su respiración ya era estable.

«Es inútil, Sylvia. Rufus se está muriendo!» exclamó Noreen, irrumpiendo sin piedad en la idea que con tanto esfuerzo intentaba enterrar en el fondo de mi mente.

Apretando los labios en una fina línea, abracé a Rufus con más fuerza y le enjugué el sudor de la frente.

«No pierdas el tiempo. Te sugiero que le prepares un ataúd cuanto antes». se burló Noreen.

Al instante levanté la vista y la fulminé con la mirada. «¡Vete a la mierda!»

«¿Estás enfadada conmigo?», se burló. «La verdad nunca es agradable de oír, pero deberías aprender a aceptarla».

Noreen era totalmente desvergonzada. No parecía importarle en absoluto lo que yo dijera.

Me enfurecí tanto que cogí un adoquín del suelo y se lo lancé. «¡He dicho que te vayas a la mierda! Tu mera existencia sólo nos traerá mala suerte».

Cuando la piedra la golpeó, se limitó a lanzarme una mirada lastimera. «No le veo sentido a salvarle. Aunque ya no uses el poder de la línea de sangre de la bruja negra, mientras Rufus te quiera, las espinas no harán más que crecer. Podrán crecer completamente en tres días y quitarle la vida.»

«¡No! ¡Tiene que haber una manera!» Desplacé firmemente mi mirada hacia el rostro dormido de Rufus. Aunque yo muriera, no dejaría que nada le pasara a mi Rufus.

Tenía que vivir. Debía hacerlo.

«¿Eso significa que te has decidido?» Noreen preguntó. «¿Quieres borrar los recuerdos de Rufus?».

Al oír lo que dijo, de repente recordé algo.

¡El bicho!

Recordé que el bicho que crié aún no había sido utilizado. Tenía miedo de que algo pudiera pasar durante la misión de esta noche, así que no traje el bicho conmigo. Pero si podía llevarme a Rufus, ¡podría salvarlo con ese bicho!

Con eso en mente, recogí a Rufus al instante.

Me di la vuelta y estaba a punto de irme, pero Noreen me detuvo. «¿He dicho que puedes irte?».

La aparté con el hombro. «Apártate de mi camino».

«¡No vas a ir a ninguna parte!» se burló Noreen. Se enfadó tanto que me lanzó la bola de cristal, que creó un pequeño pozo a mis pies.

Sin embargo, la ignoré y caminé hacia delante, sin molestarme en mirar atrás. La bola de cristal seguía creando pequeños pozos a cada paso que daba.

Noreen se puso delante de mí e intentó detenerme de nuevo diciendo: «¡Baja a Rufus y ven conmigo!».

Me burlé. «¡Ni en tus sueños! Sólo quieres utilizarme para completar tu estúpido experimento híbrido. Te sugiero que te rindas».

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