El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 816

Capítulo 816:

Punto de vista de Alina

Todos a mi alrededor me miraban como si fuera una lunática. El asco en sus ojos me hacía sentir fatal.

Pero no podía culparlos. De hecho, ahora no me diferenciaba de una loca. El dolor agudo y la humillación sin fin me estaban volviendo loca.

Sabía que esta vez estaba completamente condenada. Lo perdería todo, ¡todo!

No fue hasta que oí una voz femenina familiar que volví en mí. Me estaba llamando loca.

Con lágrimas en los ojos, miré a Flora, que acababa de maldecirme. Tenía las mejillas sonrosadas como una manzana madura y se sujetaba el vientre redondo con calma. Warren se colocó frente a ella de forma protectora, mirándome con disgusto.

La gente a la que solía despreciar ahora me pisoteaba. ¡Cómo habían cambiado las tornas!

Una ira abrumadora hizo que me doliera el corazón.

La escena de la bola de cristal seguía. De todos modos, no podía detenerla. Lo único que podía hacer ahora era buscar una escapatoria. Calum nunca me dejaría ir y sin duda me mataría. Era mejor salir corriendo.

En cuanto a Owen y Edwin, como ya sabían la verdad, sabía que no me ayudarían más.

Todo sucedió tan de repente que no tuve oportunidad de prepararme.

Mi mente era un caos total. ¿Cómo había podido ocurrir? ¡Sólo Noreen podría haberme expuesto en público con semejante truco!

¿Podría Noreen haberme tendido una trampa en secreto?

Pero estábamos en el mismo bando. No le serviría de nada hacerme daño.

Miré a mi alrededor con ansiedad, tratando de encontrar a Noreen. Finalmente, mis ojos se posaron en Sylvia.

Sylvia notó mi mirada y me miró con frialdad. El desprecio en sus ojos me hizo enfurecer.

Sin embargo, justo entonces noté que sus manos, parcialmente ocultas bajo las mangas, se movían suavemente. La forma en que gesticulaba era igual a la de Noreen cuando activó una vez la bola de cristal que tenía delante.

No podía creer lo que veían mis ojos. Pensé que me había equivocado, pero Sylvia me miró provocativamente, como si me hubiera leído el pensamiento.

Parecía saber de qué me había dado cuenta, así como mi miedo más profundo.

Me quedé helada al recordar lo que pasó después de que apareciera Noreen. Aunque su objetivo no era directamente Sylvia, todo lo que ocurrió estaba indirectamente relacionado con ella.

Así que el objetivo final de Noreen era llegar a Sylvia, ¡y yo me convertí en carne de cañón!

Esto era entre Noreen y Sylvia. ¿Por qué tenía que ser yo el culpable?

La rabia que bullía en mi interior me dio un repentino impulso de poder. Me abrí paso entre la multitud, corrí hacia Sylvia y le agarré las manos en un abrir y cerrar de ojos.

Sylvia no lo vio venir. La bola de cristal cayó y se estrelló contra el suelo. Los trozos de cristal volaron en todas direcciones.

«¡Has sido tú!»

Todas las miradas se centraron ahora en Sylvia y en mí.

Me volví hacia la multitud y grité: «¡Es ella! Es la que controla la bola de cristal. Es una bruja negra».

Rufus fue el primero en actuar para proteger a Sylvia. Me quitó las manos de encima y me tiró al suelo. «¡Alina, no tienes remedio!»

Me daba igual. Me levanté e intenté atacar de nuevo a Sylvia, pero Rufus me detuvo y me tiró al suelo una vez más.

Lloré y reí como una loca. Señalando a Sylvia, rugí a la multitud: «¿Estáis todos jodidamente ciegos? Está más claro que el agua que me ha tendido una trampa. He visto a Noreen usar la misma bola de cristal. Obviamente es algo que sólo pertenece a las brujas negras. Entonces, ¿por qué la tiene Sylvia? Además, sabe cómo usarla. Eso prueba que está del mismo lado que Noreen, ¡e incluso podría ser una bruja negra también! ¡Todos han sido engañados por ella!»

«¡Estás loco!» rugió Edwin enfadado, pensando que yo estaba calumniando a Sylvia.

«Sí, estoy loca», le respondí, escupiendo por todas partes. «¡Es mejor que estar loco! ¡Sois todos unos estúpidos! Deberíais arrestar a Sylvia y ejecutar a esta maldita bruja negra». Al final, me limité a gritar con todas mis fuerzas y mi voz salió estridente.

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