El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 682

Capítulo 682:

POV de Rufus

Me alegré de que la herida de Sylvia solo fuera pequeña, pero aun así me sentí mal por ella cuando vislumbré la mancha de sangre en la palma de su mano.

Le cogí la mano y le curé la herida con cuidado. No la solté hasta asegurarme de que ya no sangraba. Después de lo que hizo Alina, todos ya no estaban de humor para seguir comiendo.

Leonard envió a sus hombres a buscar un lugar donde alojar a los padres de Flora y se marchó con Owen poco después de hablar conmigo de algunos asuntos políticos.

Sylvia quería volver conmigo, pero Flora se aferró a ella, parecía bastante desesperada.

«Sylvia, por favor, quédate conmigo esta noche», dijo Flora. Parecía inquieta y no quería hablar con Warren.

Sylvia quiso decir algo, pero decidió no hacerlo. Probablemente pensó que me enfadaría con ella si decidía irse con Flora.

Le dediqué una pequeña sonrisa tranquilizadora. «No te preocupes. Puedes ir con ella. Sólo asegúrate de…»

«¡Eres el mejor, príncipe Rufus!»

Flora me interrumpió con una alegre exclamación antes de que pudiera terminar lo que iba a decir. Luego se llevó a Sylvia a rastras. Miré a Sylvia. «No te quedes despierta hasta tarde, ¿vale?».

«No dejaré que se quede despierta hasta tarde. No te preocupes». me tranquilizó Flora.

Sylvia sonrió mientras se giraba para mirarme. «Ahora nos vamos».

Asentí a regañadientes. «De acuerdo».

Cuando Flora y Sylvia se marcharon, me di la vuelta y alcancé a Edwin. Estaba hablando con los guardias.

Pareció sorprendido cuando le detuve. Probablemente no esperaba que hablara con él en privado. Después de todo, no era más que un anciano ordinario de la manada, y había muchas cosas en las que no podría ayudar. Leonard sería una persona ideal si alguna vez necesitara ayuda, pero no era el caso.

«¿Puedo hablar contigo?» le pregunté mientras le tendía un cigarrillo.

Edwin guardó silencio un momento antes de asentir. «¿Por qué no buscamos un lugar tranquilo para hablar?».

«De acuerdo.

Edwin me llevó a su habitación. Les dijo a los guardias que se marcharan y me preguntó por qué había acudido a él.

Encendí un cigarrillo y me senté en el sofá. Luego, desvié la mirada hacia Edwin. «Antes de venir a la Manada de la Luna Plateada, me di cuenta de que alguien acechaba en la oscuridad y quería hacernos daño a Sylvia y a mí. Por eso, llevé a cabo una búsqueda exhaustiva en el palacio imperial».

Edwin parecía un poco sorprendido. «¿Has atrapado ya a esa persona?»

«No, pero encontré algo bastante… interesante», respondí con una sonrisa antes de apagar el cigarrillo.

Edwin no dijo nada. Se limitó a escuchar en silencio.

Sentía la garganta seca, así que tosí involuntariamente, haciendo que mi voz se volviera un poco ronca al hablar. «Aunque la persona huyó, descubrí que había un topo en mi equipo médico privado. Pensé que era un enemigo, pero tras una investigación a fondo, descubrí que esa persona no hizo otra cosa que sustituir la muestra de sangre para un análisis que le exigí.»

Volví a toser después de decir eso. Edwin me sirvió un vaso de agua.

Cogí el vasoy le dediqué una pequeña sonrisa. «Gracias». Después de beber un poco de agua, me sentí mucho mejor, así que continué. «Adivina de quién es la sangre de la muestra».

Edwin no me miró directamente y evitó el contacto visual. Se sirvió un vaso de agua y le dio un sorbo lentamente. «¿Qué intentas decir, príncipe Rufus?».

Me reí entre dientes antes de sacar un delgado trozo de papel de mi maletín. «¿Por qué no le echa un vistazo? Este es el informe original».

Edwin se quedó quieto. Me miró fijamente durante unos segundos.

Curvé los labios y le puse el informe delante. «Los hombres de Leonard son todos gente capaz, y tú no eres una excepción, Edwin. Si no fuera porque estamos intentando eliminar a todos los disidentes, me temo que no habría descubierto que alguien había manipulado la prueba de paternidad. Tampoco habría esperado que la persona que se coló en mi equipo médico privado fuera tu antiguo alumno».

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