El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 506

Capítulo 506:

El punto de vista de Geoffrey

Desde que Rufus y los demás entraron en la ciudad, había enviado a mis hombres a vigilarlos en secreto todo el tiempo.

Sencillamente, no podían ocultarme nada.

Sabía que Rufus había enviado a sus hombres fuera de la ciudad, y el escuadrón restante estaba cuidando de Flora y Warren.

Rufus estaba solo e indefenso ahora.

Miré a mi subordinado. «¿Está rodeada la residencia del príncipe Rufus?».

«Hemos enviado a los guardias secretos a rodearlo». Asintió con respeto. «Si algo inusual le ocurre al príncipe Rufus, lo sabremos enseguida».

«Bien, envía a algunos de nuestros hombres a vigilar el muro. Y no dejes que nadie salga». Todavía estaba preocupado.

Esta noche era la noche de luna llena. No quería que nada saliera mal.

Todo estaría bien si Rufus estaba de acuerdo conmigo y mis planes.

Sin embargo, teniendo en cuenta que se mostraba inflexible, no me quedaba más remedio que deshacerme de él si me rechazaba.

«¿Y si el príncipe Rufus muere en la frontera? Me temo que el rey licántropo lo culparía». Mi subordinado parecía preocupado.

«Échale la culpa a los vampiros. Estoy seguro de que a Hobson no le importaría».

Tenía más miedo de Rufus que del rey licántropo. Deshacerme de Rufus resolvería todos mis problemas.

Además, la capital imperial estaba lejos de aquí. Podría encontrar un chivo expiatorio que asumiera toda la culpa.

«¡Eres increíble! Fue inteligente de tu parte traer a Hobson bajo tu control». Sonrió con orgullo.

Jugueteando con la taza vacía, entorné los ojos mirándole. «La verdad es que me sorprende que ese viejo haya conseguido aguantar tanto tiempo».

«No es diferente de un muerto. No hay por qué tenerle miedo». El subordinado sonrió complacido. «La victoria es tuya».

Resoplé, sintiéndome un poco agraviado. «Pero sigue vivo. Mientras Hobson siga vivo, no puedo estar tranquilo. Realmente creía que la maldición de la muerte negra podría haberlo matado».

«Aunque Hobson siga vivo, no creo que sea capaz de causar grandes problemas», dijo mi subordinado.

«Tienes razón». Dejé el vaso y suspiré.

Todo esto debía atribuirse a la bruja negra, Noreen. Ella había lanzado la maldición de la muerte negra sobre Hobson. De lo contrario, Hobson, que siempre había sido engreído y despreciaba a los hombres lobo, nunca habría accedido a cooperar conmigo.

«No creo que tengas que preocuparte por nada. Incluso la bruja negra, Noreen, está de tu parte. Si no podemos deshacernos del príncipe Rufus, entonces puedes conseguir ayuda de la bruja negra y pedirle que maldiga al príncipe Rufus». Mi subordinado no parecía entender la magnitud del asunto y eso me irritó.

«¿De verdad crees que Noreen estaría siempre de nuestro lado?». Lo fulminé con la mirada.

Se estremeció. «¿No está de tu lado por tu talento y tu poder?».

Me burlé de él. «Es que resulta que tengo lo que ella quiere».

«Ya veo», murmuró. Mi subordinado frunció el ceño, confundido. Sabía que no entendía lo que quería decir.

Hice una mueca de disgusto. «No hay amigos eternos. Todo son intereses y ganancias personales. Ya deberías haberlo aprendido, después de trabajar para mí todos estos años».

El subordinado bajó la cabeza.

No dije nada más. Apoyé las manos en la espalda y miré en silencio las rosas rojas del jardín. Sin embargo, nada podía quitarme el peso que se había instalado en mi corazón.

No podía confiar en Noreen por más tiempo. No era una solución permanente.

Aunque tenía lo que ella quería, llevaba demasiado tiempo aprovechándome de la situación para que me ayudara. Temía haber ofendido por completo a aquella loca.

Pero por el momento, ella era mi mejor arma.

Tenía que tolerarla más tiempo. Un día, haría que todos se rindieran ante mí, esclavizaría a los vampiros y convertiría a esa zorra, Noreen, en mi esclava s3x.

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