El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 491

Capítulo 491:

POV de Flora

Los tres vampiros intentaron huir, con el pánico extremo escrito en sus rostros. Sus pies seguían atados a largas cadenas que hacían varios tintineos mientras corrían, creando algo así como una canción de muerte.

A pesar de su torpe cuerpo, la bestia se movía con rapidez. Fue capaz de fijar su primer objetivo, la única mujer vampiro.

Al ver esto, la mujer gritó desesperadamente mientras corría, pero ya nadie podía salvarla.

El público aplaudió y gritó a la bestia.

La mujer vampiro no podía correr lo suficientemente rápido para salvarse. Pronto, la bestia le arrancó el brazo y todo el lugar se llenó de sus sonoros gritos.

Pero los vítores del público fueron mucho más fuertes.

Como era de esperar, el delgado brazo de la mujer no fue suficiente para satisfacer las ansias de la bestia.

A continuación, la bestia apuntó a los otros dos vampiros masculinos.

Los hombres también lo dieron todo para mantenerse con vida, pero no fue suficiente para luchar contra la bestia. Poco después, estaban en la boca de la bestia, siendo brutalmente despedazados.

El escenario se llenó de salpicaduras de sangre, pero al público no pareció importarle en absoluto. Incluso parecían insatisfechos de que acabara tan rápido, abucheando a los vampiros para que siguieran luchando contra la bestia.

Algunos abucheaban y llamaban basura a los vampiros.

Sorprendentemente, pude distinguir algunas caras conocidas entre el público. Tampoco me hizo gracia que fueran los que más aplaudían. Eran los hombres lobo que Sylvia y yo conocimos en la calle el otro día. Fueron muy amables y hospitalarios, nos dieron comida gratis. Comparados con cómo aparecían ahora, parecían muy diferentes.

Hice todo lo que pude por contenerme, pero lo que vi me dio demasiado asco y me volví hacia Geoffrey. «¡Estás loco!»

Geoffrey dio una calada a su puro y se encogió de hombros con indiferencia. «Es divertido estar loco».

Justo entonces, un fuerte ruido llegó desde el escenario. La bestia se había escapado de la jaula de hierro, sosteniendo el corazón de alguien en la mano.

«¡Está bajando! La bestia está bajando!» La multitud gritaba, pero sus voces seguían sonando excitadas en lugar de aterrorizadas.

Mientras intentaba comprender la situación, otra jaula de hierro cayó del techo, rodeando firmemente el escenario.

De esta forma, aunque los vampiros tuvieran la oportunidad de huir de la bestia, esta segunda jaula se la quitaba.

Las manos y los pies de la vampiresa fueron arrancados. Ella simplemente yacía en el suelo, usando su cabeza para arrastrar los restos de su cuerpo. Ya no gritaba pidiendo ayuda. Su rostro estaba completamente cubierto de sangre.

El público aún no estaba satisfecho.

«¡Vamos, levántate! Usa tu poder especial».

Alguien de la multitud se burló y provocó las risas de los demás.

Warren no pudo soportarlo más. Con expresión seria, le espetó también a Geoffrey. «Esto es demasiado. Tiene que parar».

Geoffrey sólo soltó una risita e ignoró a Warren.

Dejó el puro y se volvió hacia Rufus. «¿Qué te parece, príncipe Rufus? ¿No es maravilloso? Ningún vampiro ha podido escapar jamás de Dientes».

Rufus levantó los ojos y sonrió con frialdad. Había un brillo asesino en sus ojos. «Sí, maravilloso. ¿Sabes qué sería aún más maravilloso? Si puedes actuar allí tú mismo».

Geoffrey se echó a reír. «Príncipe Rufus, eres todo un bromista. Soy demasiado viejo para eso. Será mejor que deje este tipo de actuaciones a los jóvenes».

Rufus se limitó a reír sin decir nada, pero yo ya notaba que la tensión iba en aumento.

«Esto era sólo un intercambio justo. Esos vampiros eran considerados basura incluso por los de su propia especie que me los cedieron. Esto es sólo un divertido añadido a los beneficios de vivir dentro del muro, aparte de la riqueza, los recursos y la seguridad. ¿Quiénes somos nosotros para rechazar un negocio tan rentable como éste?».

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