El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 487

Capítulo 487:

POV de Flora

Warren se asustó por mis repentinos vómitos.

Frotándome la espalda, parecía presa del pánico. «¿Qué te pasa? ¿Has comido algo malo hoy?».

Ni siquiera podía decir una frase completa. Me dolía tanto el estómago y vomité tan fuerte que lloré. «Pañuelo…»

Warren me pasó inmediatamente un pañuelo y lo cogí para limpiarme la boca.

Después de un rato, por fin me sentí mejor. Solté la mano de Warren, pero aún me sentía aturdida.

«¿Estás bien?» Warren me miró con preocupación.

Negué con la cabeza y agité la mano. «Estoy bien. A lo mejor sólo estaba cabreada por Geoffrey».

«¿Puedes vomitar de rabia? En serio, Flora, ¿sigues gozando de buena salud o no? No has comido bien los últimos días». Warren me alisó la peluca en la cabeza. «Te buscaré un médico».

«No, gracias. Quizá sea el clima de aquí al que no estoy acostumbrada». Hice un gesto con la mano y de repente me di cuenta de algo. Levanté los ojos. «¿Cómo sabías que no he estado comiendo bien?».

Warren parecía un poco nervioso. Se tocó la nariz y dijo vagamente: «Acabo de darme cuenta…».

Le miré con sentimientos encontrados.

Todo este tiempo había fingido indiferencia hacia él. Pensé que se echaría atrás ante lo difícil que estaba siendo, pero ahora parecía que estaba cada vez más obsesionado conmigo. ¿Me había estado observando en secreto todo el tiempo?

Antes incluso se había quedado fuera de mi puerta porque acabábamos de pelearnos. Si el príncipe Rufus no hubiera aparecido de repente, le habría ignorado durante unos días más.

«Tal vez deberías comer algo sencillo. Tal vez te pase algo en el estómago por toda la comida picante que has estado comiendo desde que llegamos». Warren suspiró y continuó regañando. «También deberías ponerte más ropa. Puede que haga calor en la frontera durante el día, pero por la noche hace más fresco. No vayas a resfriarte».

Mientras me alisaba el flequillo postizo de la frente, me sentía cada vez más confusa.

Creía que antes sólo fingíamos ser pareja. ¿Por qué ahora me molestaba y se comportaba como un novio cariñoso de verdad? ¿Se había enamorado? Pero si me quería de verdad, ¿por qué no me dijo nada cuando Alina me sacó del hospital aquel día?

Por un momento, quise preguntárselo. Pero dudé, temerosa de que pensara que me estaba halagando a mí misma.

Además, el estado de Sylvia seguía siendo incierto, así que definitivamente no estaba de humor para hablar de otras cosas.

Decidí dejarlo estar por ahora.

«Estoy cansada. Me vuelvo a dormir». Dejando caer mis hombros, caminé hacia atrás torpemente.

Ya no me importaba mi aspecto ante Warren. Sólo quería estar cómoda.

«Te acompaño a la puerta». Warren me siguió, se quitó el abrigo y me lo puso sobre los hombros. «Descansa bien. Mañana habrá una dura batalla».

«Te acompaño a la puerta.» Warren me siguió, se quitó el abrigo y me lo puso sobre los hombros. «Descansa bien. Mañana habrá una dura batalla».

«De acuerdo.»

«Recuerda cerrar la puerta. No abras la puerta a menos que sea yo».

Me quedé sin palabras.

«¿Entiendes?»

«…De acuerdo.»

«Si te sientes incómoda en cualquier momento, llámame. No seas testaruda y aguántalo sola».

«Vale, vale.»

Warren continuó regañando todo el camino.

Cuando volví a mi habitación, di vueltas en la cama toda la noche. Pensé en Warren y Sylvia. Sentia que mi mente iba a explotar.

«Ginna, hablame.» Llame a mi lobo. Necesitaba hablar con alguien sobre Warren.

Bostezando perezosamente, Ginna dijo, «No, no pienses en el. Si siquiera mencionas su nombre, me quedaré dormida».

«¿No te gusta?» le pregunté.

«No es que no me guste. Es sólo que probablemente no estarás con él», dijo Ginna. Arrastraba las palabras. Obviamente tenía mucho sueño.

«No, pero…» Estaba en un dilema. «Ah, olvídalo. Hablemos de lo que ha pasado hoy. Creo que fui demasiado impulsivo. Rufus fue el único confiable durante un momento crítico».

Por desgracia, la única respuesta que obtuve fue un largo ronquido.

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