El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 380

Capítulo 380:

POV de Sylvia

«¡¿Has roto con Warren?!» Mis ojos se abrieron como platos.

«Sí.» Flora se encogió de hombros con indiferencia. «Ahora no tenemos nada que ver».

«¿Pero por qué? ¿Y cuándo? No me lo esperaba en absoluto». Hacía sólo unos días, Flora había arriesgado su vida para salvar a Warren. Incluso había cuidado de él en el hospital durante dos días seguidos sin dormir ni descansar.

Entonces, ¿cómo podían romper en un abrir y cerrar de ojos?

Fue demasiado repentino, como un edificio que ya estuviera a medio construir y que de repente se derrumbara por culpa de unos cimientos defectuosos.

Flora puso los ojos en blanco y murmuró: «Hace sólo unos días. Fue mutuo».

«¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Fuiste tú quien rompió con él? ¿Y Warren estuvo de acuerdo?».

Entrecerré los ojos y la miré con curiosidad. Sabía que Warren se preocupaba mucho por Flora. Siempre que estábamos juntos en grupos grandes, los ojos de Warren estaban fijos en Flora. Y siempre sonreía inconscientemente cuando la miraba. Tal vez ni él mismo se daba cuenta.

Así que dudaba que Warren la abandonara tan fácilmente.

«Por supuesto que lo hizo. En realidad se alegró de romper conmigo». Flora asintió con firmeza. «Lo cual es bueno. Sólo elegí estar con Warren entonces porque era abierto de mente, libre y despreocupado».

No pude evitar fruncir el ceño. ¿Warren? ¿Libre y tranquilo? ¡¿De mente abierta?! ¿Estábamos hablando del mismo hombre?

¿Y cómo podía Warren haberse alegrado de romper con Flora? ¿Cómo podía estar segura de que no estaba secretamente furioso?

«¿No te tomabas en serio tu relación con él?» No pude evitar quejarme. «¡Sólo estuvisteis juntos un tiempo! Y arriesgaste tu vida para salvarle».

Flora volvió a encogerse de hombros con indiferencia. «Sólo le salvé porque éramos compañeros de clase. Si hubiera sido cualquier otra persona, igual habría intentado salvarla».

La razón de Flora no me convencía lo más mínimo. Yo estaba allí ese día. Cuando se enteró de que Warren estaba en peligro, se asustó mucho.

Si fuera otra persona la que estuviera en esa situación, nunca habría reaccionado como lo hizo.

Cuando empezaron a ser pareja, solía sospechar que intentaban engañarme. Pero más tarde, me convencí cada vez más de que realmente se querían.

En particular, Warren quería tanto a Flora que habría arrancado las estrellas del cielo por ella.

Ahora que las cosas habían llegado a esto, algo grande debía haber sucedido. Flora me ocultaba algo.

«Flora, ¿qué demonios ha pasado entre tú y Warren?». Mientras hablaba, observé atentamente la expresión de Flora.

«Nada», Flora siguió comiendo su tiramisú, como si realmente no le importara. «He cambiado de opinión, eso es todo. Ahora estoy enamorada del guapo oficial que he conocido hoy. Ahora que lo he conocido, me doy cuenta de que un hombre tranquilo como Warren no es mi tipo».

«Si tú lo dices». No pude evitar sentirme triste y dejé escapar un largo suspiro. «Warren podía ser callado, pero todo el mundo podía ver que era genuinamente bueno contigo».

Warren era un novio obediente. Lloviera o hiciera sol, siempre le llevaba el desayuno a Flora.

En cuanto Flora se ponía enferma, Warren corría a su lado para cuidarla.

Como su amigo, estaba muy feliz por ellos dos.

«¿Qué otra opción tenía? No puedo seguir mintiéndome». Flora me dio una palmada en el hombro y habló como si tuviera mucha experiencia en el campo del amor. «No podíamos forzar nuestra relación. Como no le quiero, tenía que darle libertad en lugar de impedirle que conociera a otra persona».

Flora dejó escapar un largo suspiro. Sacó un palito de queso de su bolso y lo sostuvo entre dos dedos, simulando que era un cigarrillo. Se lo metió en la boca y le dio un mordisco. «Creo que el próximo chico será mejor».

Me quedé sin habla. Si Warren oyera lo que ella decía, se enfadaría tanto que le daría un infarto en el acto.

«Entonces espero que encuentres pronto al próximo chico, amiga mía.» Realmente no sabía qué decir, así que sólo pude darle mis mejores deseos. Al final, sin embargo, no pude evitar añadir: «Espero que no te arrepientas de tu decisión».

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