El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 303

Capítulo 303:

Punto de vista de Leonard

«¡Eso es imposible!» Exclamé con firmeza.

Nunca me interesaron las relaciones amorosas. Cuando era joven, o luchaba en el ejército o me dedicaba a gestionar los asuntos de la manada.

Desde que mi compañera murió de una enfermedad, nunca había pensado en volver a casarme. Dedicaba todo mi tiempo a criar a mi única hija, Alina.

Ethan suspiró con angustia. «Sé que, con tu integridad, no te meterás con nadie que no sea tu compañera».

Reflexioné un rato y luego le dije a Ethan: «Quizá el poder licántropo de Sylvia se haya despertado inesperadamente por sí solo».

«De hecho, esa es la única posibilidad».

Al final, nuestra discusión fue infructuosa, y sólo pudimos llegar a esta conclusión.

Pero mi intuición me decía que las cosas estaban lejos de ser simples. Cada vez que veía la cara de Sylvia, sentía una indescriptible sensación de familiaridad. Pero esta sensación de familiaridad parecía haberse perdido en las profundidades de mi memoria. Intenté averiguarlo, pero no pude. Así que sólo podía esperar a que la verdad saliera por sí sola.

«Sylvia tiene talento y es poderosa», dijo Ethan, obviamente elogiando a Sylvia. «Pero, al parecer, aún no domina del todo su poder. Durante el juego, su poder sólo estalló porque fue estimulada por lo que hizo Toby».

«Parece que aún no conoce su propio poder», comenté.

Siempre había odiado a los esclavos. Pero aunque Sylvia también era una esclava, su tenacidad y fuerza de voluntad habían cambiado más o menos mi opinión.

Ethan se rió entre dientes y dijo: «Antes la menospreciaba. Pero mira lo que ha conseguido ahora. Parece que hice un juicio muy pobre, ¡ja, ja!».

No dije nada y me limité a sonreír. Sylvia tenía talento. Pero no era suficiente para compensar mi rencor hacia los esclavos.

«Quiero que Sylvia sirva a la familia real en el futuro», continuó Ethan.

Estuve de acuerdo con él, pensando que era una buena decisión. Si Sylvia servía a la familia real, podría deshacerse de su identidad de esclava. Y su vida sería mucho más fácil en el futuro.

«Sé que siempre odias a los esclavos. Pero aún así quiero que la entrenes ya que también tienes un linaje licántropo». Ethan me miró y sonrió como un viejo zorro.

Por fin comprendí lo que pretendía. Le rechacé sin dudarlo. «Tal vez pueda tolerar esclavos, pero jamás enseñaré a la hija de un traidor».

Ethan frunció el ceño. «Rufus dijo que a la madre de Sylvia sólo le tendieron una trampa y que fue víctima de un error de juicio. A juzgar por el carácter de Sylvia, puede verse que no es probable que su madre sea una traidora de mala virtud. Después de todo, una loba mala no puede criar a una hija tan excelente».

Me burlé: «Rufus ni siquiera es capaz de protegerse a sí mismo ahora. ¿Cómo puede probar que la madre de Sylvia no es una traidora?».

Ya habían pasado muchos años. Si el veredicto pudiera ser revertido, debería haber ocurrido hace mucho tiempo. Nada de lo que Rufus dijera ahora podría cambiar lo que había sucedido en el pasado, no con pruebas concretas.

Lo que había dicho enfureció a Ethan. Golpeó la mesa con la mano y resopló con frialdad. «Espera y verás. Por lo que sé, Rufus ya ha encontrado algo. Cuando el problema de Rufus esté resuelto, te dirá la verdad. Espero que para entonces no se te ocurra ninguna otra excusa».

En realidad, no me importaba la verdad en absoluto. Sylvia no era más que una figura insignificante para mí. Si era la hija de un traidor o no, no me importaba mucho.

Sin embargo, ya que Ethan quería apostar en esto, me gustaría seguirle el juego.

«De acuerdo, si tú lo dices. Mientras Sylvia pueda demostrar la inocencia de su madre, prometo entrenarla», dije, transigiendo.

La cara de Ethan se iluminó de inmediato. «Al final me lo agradecerás. Sylvia es una loba con mucho talento, y sin duda será útil en el futuro».

Sacudí la cabeza en señal de desacuerdo. «Tengo que recordarte que sólo puedo permanecer en la capital imperial durante un tiempo limitado. Tienes que darte prisa».

Ethan asintió impotente. «Lo sé.»

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