El amor predestinado del príncipe licántropo maldito
Capítulo 124

Capítulo 124:

POV de Sylvia

Corrí hasta salir del dormitorio. El viento y mi respiración se entrelazaban y pasaban por mis oídos. Mientras el viento frío soplaba en mi cara, sentí el dolor. Pero no tuve tiempo de preocuparme por ello porque el dolor de mi corazón era aún peor. Era como si me estuvieran friendo todo el corazón.

Me gustaba Rufus, y era el único que ocupaba mi corazón. Pero en realidad había olvidado una cosa tan importante como la luna llena.

Rufus debe estar sufriendo mucho ahora. Y pensando en esto, no pude evitar querer llorar. Me odiaba porque no había nada que pudiera hacer para ayudarle.

Cuando llegué a la puerta de la escuela, me pararon los mismos guardias que ayer.

Bloquearon la puerta con cara seria. «¿Por qué estás aquí otra vez?»

«Por favor, déjenme pasar. Hoy tengo algo importante que hacer». Después de decir esto, miré ansiosamente la luna llena en el cielo, preguntándome cómo estaría Rufus ahora.

«También dijiste lo mismo anoche». Uno de los hombres con uniforme de rayas verdes parecía ser su líder. Se acercó a mí con rostro serio y dijo: «Por muy importante que sea, nadie puede entrar o salir de la academia después del toque de queda».

«Sólo por esta vez, por favor. Es realmente una cuestión de vida o muerte». Mientras hablaba, pasé a través de la brecha entre ellos. Pase lo que pase, debo ver a Rufus esta noche.

Pero después de dar sólo unos pasos, el líder de los guardias me agarró y tiró de mí hacia el otro lado. «Si digo que no puedes salir, no puedes salir. Vuelve a tu habitación y duerme bien. Mañana podrás salir después de las cinco».

«No, mañana será demasiado tarde». Estaba desconsolada. Cada minuto y segundo que pasaba era una tortura para mí. ¿Cómo iba a esperar hasta mañana a las cinco?

Los guardias parecían impacientes. Obviamente, ya no querían escucharme. El jefe agitó la mano y dijo: «¡Vete! No puedes salir. Si insistes, no nos culpes por ser groseros contigo».

Estaba tan ansiosa que le empujé y traté de escaparme. «Podéis hacerme lo que queráis cuando vuelva. Pero realmente tengo que irme ahora mismo».

«Lo creas o no, te expulsarán de la academia», gruñó el jefe de los guardias. Entonces varios guardias se abalanzaron para detenerme.

Los esquivé ágilmente. «Haced como si no me hubierais visto».

«¿De qué clase eres?» El jefe de los guardias pareció aún más enfadado al no pillarme. «Niña, te juro que hoy no podrás salir por la puerta».

Entonces se volvió hacia sus hombres y ordenó: «¡Deprisa, detenedla!».

Todos los guardias se arremolinaron, e incluso los dos guardias que patrullaban se les unieron.

Pronto me atraparon tres guardias altos. Me apretaban los hombros con tanta fuerza que no podía moverme.

«¡Déjenme salir!» Seguí forcejeando, sin importarme mi imagen. Pero me desesperé aún más cuando oí al líder ordenar a los guardias que cerraran la puerta.

«¿Qué está pasando aquí?»

En ese momento, una majestuosa voz masculina sonó detrás de mí. Giré la cabeza con agradable sorpresa porque reconocí que era Blair. Tenía clase con él todos los días, así que me resultaba muy familiar su voz.

«¿Qué estás mirando? Compórtate», dijo uno de los guardias que me sujetaba por los hombros. Aumentó la fuerza de su mano con descontento.

«¿Qué está pasando?» volvió a preguntar Blair. Se acercó a mí, miró a los guardias con el ceño fruncido y ordenó: «Suéltala».

Los guardias respetaban mucho a Blair, así que me soltaron inmediatamente al oír su orden.

Me froté los hombros con dolor y me levanté apresuradamente. «Señor, de verdad que tengo que salir un rato».

«No te preocupes, eso no será un problema. Pero dime primero el motivo», dijo Blair con suavidad.

¿Cómo no iba a preocuparme? Lo miré ansiosa, preguntándome si sabría lo de la maldición. Dudé un rato y finalmente le dije que sólo quería ver a Rufus.

En cuanto terminé mis palabras, Blair miró la luna llena en el cielo y frunció el ceño. «Esta noche no».

Me sorprendió gratamente. Parecía que él también sabía lo de la maldición de Rufus.

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