El amor comenzó con el primer encuentro
Capítulo 360

Capítulo 360:

Al ver la cara que ponía Brian, Wing se echó a reír: «No está mal. En absoluto. Qué conveniente para ti que estén los dos en el hospital», dijo en tono divertido.

Pero esto no le hizo ni pizca de gracia a Brian. Se incorporó al instante, fulminó a Molly con la mirada y dijo con dureza: «Se hace tarde. Buenas noches». Brian se levantó y se dirigió a su estudio.

Wing lo siguió escaleras arriba. Vio cómo Brian entraba en su despacho y cerraba la puerta de un portazo. Wing sacudió la cabeza, ya sin diversión.

Brian se sentó en el despacho. La pantalla del ordenador que tenía delante parpadeaba con datos, pero no centró en absoluto su atención en ellos. Su mirada se posó en la foto de Becky y sus ojos se fueron cubriendo de una neblina. Cuando miraba los ojos brillantes de Becky en su rostro sonriente, aparecía en su mente la cara de Molly.

Cada vez que miraba la cara de Becky con sus ojos centelleantes y su hermosa sonrisa, el rostro de Molly aparecía instantáneamente en su mente.

Brian volvió rápidamente a la realidad, volvió a mirar la foto de Becky y frunció el ceño. Su mente iba a mil por hora.

Los ojos de Brian se hacían más profundos cuanto más pensaba en ello. Retiró la mirada, se levantó y salió de su estudio, pero no para irse a la cama. En lugar de eso, fue a la habitación de Wing.

Dio unos suaves golpes en la puerta.

«Pasa».

La voz de Wing llegó desde la habitación. Brian empujó la puerta y entró. No le sorprendió encontrar a Wing sentado en el sofá, junto a la terraza, leyendo un libro.

Wing se hizo a un lado para dejar sitio a Brian. Cerró el libro y miró a Brian: «¿De qué quieres hablar?».

Brian apretó los labios y se echó hacia atrás. Ni siquiera sabía si quería hablar con Wing porque había venido sólo con ganas de verla.

Wing miró a Brian, intentando leerle la mente. «¿Estás aquí por lo que dije antes? ¿En la tienda de postres? ¿Estás intentando elegir entre las dos cosas?», murmuró en voz baja.

Brian giró la cabeza y miró a Wing. Estaba acostumbrado a depender de su hermana mayor; Brian volvió la cabeza para mirar a Wing. Había dependido de Wing desde que era pequeño. Era nueve años mayor que él. Sus padres, Shirley y Richie, eran muy reservados, así que Brian y Wing estaban juntos. Cuando Brian era más joven, si no pasaba el tiempo en la Agencia de Inteligencia XK, lo pasaba con Wing.

Nunca podía ocultarle nada.

«El amor es muy sencillo; sólo nosotros lo complicamos». Wing continuó: «He sido testigo de muchas historias de amor: el lío entre el tío Frank, Richie y Shirley. Vi lo obsesionado que estaba Howard con Ava, y sé lo mucho que me quiere Weston. Brian, no tengo nada nuevo que contarte. No tengo palabras ni consejos especiales para ti».

Brian no parecía muy contento con lo que Wing acababa de decirle. Antes de que pudiera decir nada, Wing le puso suavemente la mano en el pecho. «Sólo tienes que escuchar lo que te dice el corazón y sabrás la respuesta», le dijo suavemente.

Wing sonrió al ver la expresión de confusión de Brian. «Tal vez, tu corazón no sepa la respuesta ahora mismo. ¿Pero Brian? Tu corazón no es lo bastante grande para amar a dos personas al mismo tiempo. ¿Por qué crees que estás tan unido a Becky? ¿Por qué crees que la quieres? ¿Es sólo porque estuvo a tu lado desde que eras un niño? ¿O simplemente estás tan acostumbrado a tenerla cerca y confundes eso con amor? ¿Alguna vez pensaste en eso? Y acabas de empezar a intimar con Molly. Apenas ha pasado un mes, pero ¿Por qué dices que ya la quieres? Te has saltado tantas normas en la Agencia sólo para protegerla una y otra vez».

Brian arqueó las cejas y miró fijamente a Wing.

Wing acarició suavemente el estómago de Brian y sonrió: «Querer a alguien es distinto de que te guste. Si amas a alguien, ni siquiera piensas en nadie más».

«¿Estás diciendo que me gusta Becky y que quiero a Molly?». concluyó Brian, frunciendo el ceño.

Wing vio lo perplejo que estaba Brian y lo genuino que estaba mostrando ahora mismo; no estaba siendo despiadado como era habitual en él. Sólo era un chico enamorado y confuso. Wing dijo: «No importa lo que yo piense, lo que importa es lo que tú pienses. »

Brian apartó suavemente la mirada de Wing y se quedó mirando la nada negra de la noche. Apenas se veía la luna, que se ocultaba tras las nubes, igual que su corazón. Ahora no podía ver dónde estaba su corazón, no podía oír la respuesta.

Apoyándose en el sofá, Wing dijo con frialdad: «Brian, ya has visto lo difícil que les resultaba a Richie y Shirley estar juntos. Nada puede impedir que Weston y yo estemos juntos. Pero, por supuesto, mi enfermedad ha sido dura para nosotros. No quiero que pierdas a quien amas por tu terquedad. Deja de dudar y averigua a quién amas. Pero una cosa es segura, ya sea Molly o Becky, tu indecisión las perjudicará a las dos».

Wing no habló más después de aquello. Cerró los ojos y se concentró en sus pensamientos. Acababa de dejar a Weston y ya lo echaba de menos. Weston, si no podemos estar juntos en esta vida, lo estaremos en la próxima, ¿Vale? pensó Wing con nostalgia.

Brian se levantó, llevó a Wing a su cama y la cubrió con una colcha. Con esta luz, Wing parecía pálida, lo que alarmó a Brian. Parecía tan delicada. Brian murmuró con tristeza: «Gracias, Wing».

A continuación, Brian salió del dormitorio de Wing. Mientras Brian cerraba la puerta, Wing abrió lentamente los ojos: «Al menos uno de los dos será feliz», susurró para sí.

A medida que avanzaba la noche, el cielo se oscurecía. Las nubes turbias se cernían sobre la luna en forma de media luna.

Un Land Rover se detuvo para aparcar a las afueras del parque ecológico del lago de la ciudad. Destacaba en el cielo negro azabache de la noche.

Jennifer estaba sentada en el coche, esperando tranquilamente a que sonara su teléfono.

Pasaron minutos y horas, y Jennifer permaneció quieta, esperando pacientemente, con el rostro ilegible. Cuando por fin sonó su teléfono, Jennifer lo miró sin ningún signo de emoción y contestó a la llamada.

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