Capítulo 17:

“Permiso,” dijo al jefe, levantándose y saliendo rápidamente.

Ethan la miró seriamente, sin comprender el repentino cambio de humor de ella al marcharse apresuradamente, como si estuviera escapando de algo. Aunque quiso decir algo, no pudo, porque ella ya estaba lejos de su vista.

Al entrar en el baño social más cercano, empezó a vomitar en el lavabo, vaciando todo lo que tenía en el estómago. Justo en ese momento comenzaron los síntomas del embarazo, lo peor que podía pasar en ese momento. ¿Cómo volvería a la mesa si solo pensar en la comida servida le revolvía el estómago?

“No puede ser, por favor, bebé, no me hagas esto,” dijo, acariciando su vientre, esperando que su bebé entendiera su desesperación.

“Hola, ¿hay alguien ahí?” preguntó una voz femenina desde afuera. “¿Te sientes bien?”

Después de respirar un poco y mojarse la cara, abrió la puerta del baño y encontró a una mujer bajita, que llevaba puesto un uniforme, indicando que era una de las empleadas de la casa.

“Hola,” saludó la mujer.

“Vi que la señorita vino al baño un poco pálida, así que pensé que podría necesitar algo.”

“Muchas gracias por preocuparte, solo me siento un poco indispuesta.”

“¿Quieres tomar algo? Puedo traerte algún medicamento.”

“¿Podrías conseguirme algo para el mareo? Mi estómago está revuelto.”

“Claro, un momento.”

La mujer salió y dejó a Sofía en el baño. Después de unos minutos, regresó con una pastilla y un vaso de agua.

“Este medicamento es excelente para el mareo, no te preocupes, pronto te sentirás mejor.”

“El problema es que ya dejé la mesa hace más de veinte minutos, tengo miedo de que mi jefe note mi ausencia.”

“Entiendo, pero no tiene sentido volver así y volver a sentirte mal. ¿Qué tal si sales a tomar un poco de aire? Tal vez te sientas mejor más rápido,” sugirió la mujer.

“Tienes razón, muchas gracias.”

Saliendo de allí y dirigiéndose al jardín trasero de la casa, Sofía respiraba el aire puro, esperando que las ganas de vomitar se fueran.

“¿Qué pasó?” La voz de Ethan la sobresaltó.

Se acercó a donde ella estaba, sin saber cómo la había encontrado tan fácilmente, y esperaba que la empleada que la había ayudado no hubiera dicho que estaba enferma.

“Nada, señor, solo estoy tomando un poco de aire.”

“¿Por qué te levantaste tan rápido de la mesa? ¿Te sientes mal?” preguntó preocupado.

“No, solo sentí que adentro estaba un poco sofocante y vine aquí afuera a respirar un poco de aire fresco.”

“No deberías hacer eso, sabes que tienes un informe que hacer. ¿Cómo te pierdes parte de la conversación?”

“Lo siento, señor, volveré enseguida,” respondió.

Ethan se dio la vuelta y salió de allí, y ella lo siguió, pero sus vistas se nublaron y terminó cayendo al suelo. Al escuchar el ruido extraño,

Ethan miró hacia atrás y vio a Sofía caída, tratando de levantarse del suelo.

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