Destinada a amarte -
Capítulo 43
Capítulo 43:
Pov Vladimir.
Entro al despacho con el corazón palpitándome Con fuerza, solo hace unas horas le conté a Valeria algo mi pasado y ahora Hannah menciona tener información sobre el paradero de la Madre biológica de Anastasia. Cierro las puertas detrás de mí y encaro a la rubia.
“Habla, Hannah”, espeto ansioso.
Ella aclara su garganta y apoya su espalda baja de la orilla del escritorio de madera importada.
“Encontré los archivos perdidos del hospital y el lugar donde fue enterrada, su familia no quiere tener nada que ver con su difunta, pero…”.
“Dime el nombre”, intervengo desesperado.
Necesito saber quién fue la mujer que dio a luz a mi Anastasia y por qué ella fue la elegida para tener a mi hija:
“Dania Saltino”, responde finalmente y el nombre de la mujer no me suena para nada familiar.
“¿Dónde está su féretro? Iré a visitarlo”, insisto.
Hannah suspira apretando sus labios. Camino hacia ella encarándola y ella se inclina un poco hacia atrás ante mi cercanía, mi pecho sube y baja mientras mi cejo se aprieta con dureza.
“¡Habla!”, exclamo molesto.
“Te llevaré, pero, Vlad… no te obsesiones más con esa muerta ¿Acaso tu esposa sabe de esto y de Anastasia? Porque he visto a un niño sentado donde debería de estar tu hija”, dice y la acorralo.
“¿Que estás insinuando? No te atrevas a decirle de Anastasia, aún no es el momento”, inquiero en un gruñido.
Hannah esboza una sonrisa.
“No la conocías lo suficiente, dime, Vlad ¿Dónde conseguiste a tu esposa? No parece ser alguna de la élite”.
“Eso no es de tu incumbencia”, gruño enervado.
“Soy tu mejor amiga, nadie te conoce mejor que yo y sí me compete; una desconocida vive contigo, debió de ser…”.
“¿Quién, tú?”, interrumpo ante su insinuación.
“No seas cruel conmigo, Vlad, te amo y lo sabes.
Siempre te he apoyado en todo, hasta cuando caíste en un hueco emocional por lo del secuestro, he estado a tu lado, y no me ves”, expresa provocándome un resoplido. Ella sostiene mi corbata halándome hacia ella y sostengo su muñeca con fuerza.
“Bésame una vez más, dame la oportunidad de hacerte cambiar de opinión”, agrega y la observo con desconcierto. Me acerco a ella para encararla con mi mirada fría.
“No te voy a besar por dos razones irreprochables, Hannah, No eres mi esposa, y no quiero besar a alguien que no sea Valeria”, gruño y de repente, las puertas detrás de nosotros se abren.
Giro mi rostro alejándome de Hannah y me encuentro con mi cielo mirándonos con asombro.
Pov Valeria.
Veo cómo Zayn termina de comer y no dejo de pensar sobre qué estarán hablando en ese lugar.
“¿Quién es ella? ¿Por qué habla con papá?”.
“Es bonita”.
“Si… lo es”, digo aceptando eso. Ofelia aparece mirándonos.
“¿Están listos para partir?”, cuestiona y me levanto.
“Sí, buscaré a Vlad, él lo llevará al jardín de infantes”, digo besando la frente de mi pequeño para caminar a la salida del comedor.
Ofelia se apresura de limpiar a Zayn. Suelto un resoplo llegando a las puertas del despacho de Vlad, coloco mis manos en los pomos y empujo las puertas sin haber tocado.
Abro los ojos con sobresalto al mirar a Vlad muy cerca de esa mujer y solo pienso en los celos que me doman. Ella hace ademán de limpiarse las comisuras con descaro y aprieto mi cejo.
“No es lo que…”.
“Señorita Hannah, puede retirarse”, espeto interrumpiendo a Vlad.
“Vladimir ¿Dejarás que me hable así?”, pregunta Hannah con ironía.
“Ya la escuchaste, limítate a eso y envíame la dirección de lo que te pedí”.
Él se termina de separar y no logro notar el labial de Hannah en los labios de mi esposo. Cosa que me hace pensar que esta mujer no tiene ni una buena intención. Hannah se nota confundida, alisa su vestido y se coloca erguida acomodando su cabello rubio cenizo.
“Fue un gusto conocerte, Valeria. Me verás seguido, soy la mejor amiga de Vlad ¿Cierto? Sé mucho de ti y algunas cosas deben permanecer en la amistad”, comenta hacia Vladimir quien la observa con seriedad mientras se nota tenso.
‘¿Soy yo o sonó a una amenaza?’.
Camina hacia las puertas. Ofelia te acompañará a la salida indica y ella me mira.
“Sé cuál es la salida, conozco la casa de Vladimir”.
Esbozo una tenue sonrisa.
“Exactamente, mas no, la casa de la familia que somos ahora. Te acompañará para que no te pierdas en el camino y sepas cuáles son tus límites”, manifiesto, ella endurece su semblante y termina de irse.
Cierro las puertas a penas cruza el umbral y me giro para encarar a Vlad.
“Cielo, de verdad no es lo que parecía…”.
“Silencio y tómame”, pido, los celos se convierten en un detonador incesante que me hace querer sentirle dentro de mí.
Corto el camino llegando hasta él y poso mis manos en las solapas de su traje para atraer su boca a la mía.
El beso se vuelve intenso; una fusión de nuestras bocas llenas de pasión y dulce espontaneidad, esto hace que me duela el corazón por los latidos incesantes que poseen mi pecho.
Es ardiente en todos los sentidos, él me gira colocándome encima del escritorio, algunas cosas caen al suelo de manera aparatosa y levanto la falda de mi traje mientras poso mi mano en su er%cción que se aprieta contra su pantalón.
“Eres mi esposo”, digo jadeante en sus labios.
“Soy tuyo, soy todo tuyo”, replica entre dientes.
Su voz es ronca y tan varonil que mis poros reaccionan a ella Vuelvo a arremeter sus labios luego de ver sus ojos oceánicos tornarse en un color oscuro por la lujuria. Con mis manos diestras bajo el cierro y desabotono su pantalón.
“Será rápido “Jadeo.
“Y placentero”, reitera en cuento saco su miembro engrosado y rodeado de venas.
Está tan caliente y pesado. Suelto un g!moteo por eso, abriendo mis piernas mientras separo la tela de mi tanga para que tenga acceso fácil a mi ardiente v%gina.
Sin miramientos Vlad empuja su p$ne dentro de mi haciéndome g$mir en su boca por la invasión tan abrasiva del placer que me provoca. Comienza a embestirme con potencia y rapidez mientras baja una de sus manos colocándola entre nosotros para estimular mi cl!toris, enloqueciéndome más.
Con la otra mano magrea uno de mis pechos que se tornan pesados por la excitación y mis p$zones endurecidos duelen de manera placentera por la estimulación.
Mi corazón está desbocado, lo que tenemos es tan se%ual que estoy desconcertada pensando si llegaremos a algo más que esto carnal.
“¡Vlad!”, g!mo separándome de sus labios arqueando mi espalda para recibir sus embestidas mientras escucho sus gruñidos, jadeos y respiraciones bruscas como un animal poseso tomando lo que quiere. Él besa mi cuello dándome el placer de escucharlo mejor
“No sé qué estás haciendo conmigo… pero, me gusta, cielo”, gruñe entre dientes soltando un g$mido varonil que eriza cada tramo de mi piel.
Acomodo mi falda, luego de tener un org%smo intenso encima de su escritorio, limpio mis muslos internos y tiro el pañuelo en el tacho.
Me acerco a Vlad para acomodar la corbata que se le desarregló por mi magreo excitante, aclaro mi garganta mirándole y él acaricia con sus nudillos mi mejilla para llevarme a mirarle.
“Hannah es una arpía, no sabía que ‘tu mejor amiga’ era así”, menciono y él esboza una sonrisa que me desorienta.
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