Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 646

Capítulo 646:

Ella pensó que estaba soñando, porque podía ver la luz que rodeaba su cuerpo. Se acercó a él y éste se giró bruscamente; vio sus ojos meditabundos y sintió el calor que irradiaba su cuerpo y fue entonces cuando por fin recapacitó y se dio cuenta de que no era un sueño.

«¿Por qué te has levantado de la cama?» Él la sujetó por el brazo y le preguntó: «¿Te he despertado?».

Ella negó con la cabeza. «Anoche dormí demasiado tiempo y me siento mareada siempre que duermo demasiado tiempo».

«¿Por qué no bajamos a dar un paseo, entonces?»

Elliot había preguntado al médico y éste le había dicho que al bebé no le pasaba nada. El problema principal era que Avery estaba emocionalmente inestable, lo que le provocaba hiperventilación y aumento del ritmo cardíaco. Una vez que se calmara y descansara, Avery se recuperaría; pero si no lo hacía, eso afectaría al niño.

Avery echó un vistazo a la ventana y vio el sol que hacía fuera, así que asintió y salió de la habitación con Elliot.

«Avery, el problema que tiene tu empresa no es para tanto». Mientras salían del hospital, Elliot dudó y dijo: «No se puede conseguir todo lo que se quiere en la vida, ya sea en la vida cotidiana o en el trabajo. Uno sólo puede crecer cuando hay adversidad».

Ella le miró fijamente. «¿Intentas consolarme?»

«Necesitas fortalecer tu tolerancia mental». Al ver que Avery tenía suficiente energía, fue al grano y le dijo: «¿Y qué si alguien se llevó tu tecnología principal y ganó el dinero que te pertenece? Es sólo una pérdida económica. La salud debe ser siempre tu máxima prioridad mientras estés viva».

Avery asintió. «Así que bebes y fumas cuando estás enfermo porque sabes que la salud es la máxima prioridad en la vida. Si no tuvieras ni idea de lo importante que es la salud, probablemente te habrías ahogado en un barril de whisky.»

«…» Elliot se dio cuenta de que se había preocupado demasiado y que Avery no necesitaba consuelo después de todo.

«¡Ja, ja!» Al ver que él se quedaba sin palabras, ella no pudo evitar reírse. «Mira qué rojos tienes los ojos. ¿Acaso has dormido? Si necesitas hacerte un electrocardiograma, tal vez pueda darte mi habitación».

«Me preocupaba que estuvieras alterada y por eso no pude dormir», explicó, «pero a juzgar por cómo estás ahora, supongo que eres más fuerte de lo que pensaba».

«Anoche no me ingresaron en el hospital porque estaba desesperada. Shaun sollozaba tanto cuando me llamó que sentí que la empresa se iba a desmoronar. Perder la empresa no es un gran problema para mí, personalmente; pero cuando pensé en la posibilidad de que esos empleados que contraté se quedaran en la nada… ¿Y si no pueden encontrar un nuevo trabajo después?»

Estaba perdiendo el sueño por esto.

Elliot estudió la preocupación en sus ojos. «No será tan grave. Las industrias tecnológicas dependen sobre todo de las tecnologías básicas, pero incluso si te roban la tuya, puedes mejorar sobre la base de lo que tenías».

Asintió con la cabeza y preguntó: «¿Cómo han atrapado a los traidores?».

«Torturando».

«Oh.» Ella lo supuso.

«¿Crees que soy cruel?»

Elliot quiso explicarle que simplemente había que ser más cruel que la gente que les hacía daño, o los demás sólo les intimidarían.

Si no había un castigo severo de acuerdo con lo que le había ocurrido a Tate Industries, siempre habría empleados que se atreverían a traicionar a la empresa por beneficios o por miedo; lo ocurrido la noche anterior era una advertencia para todos los empleados que trabajaban allí.

«Eres cruel», dijo ella y su corazón se hundió ante esas palabras.

«No sólo eres cruel con los demás, sino también contigo mismo. Tu cuerpo no puede aguantar más si no duermes». Elliot se quedó helado.

«Vuelve a dormir». Le cogió la mano y le miró. «Ya estoy bien y mañana me darán el alta».

Él le retiró la mano. «Entonces déjame acompañarte a tu habitación».

«Quiero un poco de aire fresco aquí abajo. Los guardaespaldas están conmigo, así que estaré bien». Ella miró a los guardaespaldas que los seguían de cerca desde la distancia. Una vez que Elliot se fue, encendió su teléfono.

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