Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 475

Capítulo 475:

¿Era Elliot Foster?

En el hospital, Mike le hacía compañía a Avery en la habitación del hospital. Chad estaba fuera de la habitación esperando a Elliot.

Cuando Elliot llegó, Chad trató rápidamente de calmar sus emociones y dijo: «Señor, el médico ha dicho que Avery necesita descansar ahora mismo. Tiene que guardar cama durante al menos una semana. Se supone que no debe pasar por ninguna emoción estresante, así que…»

«¿Me estás reteniendo?» dijo Elliot mientras lo miraba con ojos fríos.

Chad se rindió al instante y abrió la puerta de la habitación del hospital.

Una vez que Elliot entró en la habitación, Chad dirigió una mirada a Mike para que se fuera.

Mike lo ignoró, luego hinchó el pecho y le dijo a Elliot: «El bebé se ha ido».

Una extraña emoción cruzó los ojos de Elliot.

«Déjanos. Quiero hablar con Avery», dijo con voz ronca.

Avery estaba aturdida, pero miro hacia él tras escuchar sus palabras.

Chad irrumpió y arrastró a Mike fuera de la habitación.

Sólo quedaron Elliot y Avery en la habitación.

Elliot se sentó junto a la cama, cogió la mano de Avery que estaba preparada con un goteo intravenoso y luego le dijo con suavidad: «Avery, no pasa nada si el bebé no está. No te alteres demasiado».

Sus reconfortantes palabras dejaron a Avery sin palabras.

Observó su rostro deslumbrante y apuesto, se sintió como si estuviera en un magnífico sueño.

¿Cómo podía estar tan tranquilo por la pérdida del bebé?

«Tienes que cuidarte y recuperar la salud», dijo Elliot. El rostro inexpresivo de Avery hizo que el corazón se le contrajera el pecho.

Quisiera o no el niño, había pasado muchos días de sufrimiento por él. Ahora que el bebé había desaparecido, debía de tener el corazón destrozado.

«Cuidar de mi salud…» Avery murmuró con las cejas fruncidas. «Entonces, ¿Qué?»

Elliot se quedó mirando su delicado rostro.

Adivinó lo que ella dudaba, y supo lo que temía.

Temía que la razón por la que él quería que se recuperara fuera para que pudiera quedarse embarazada de nuevo.

«Nunca te he visto como mi enemigo, Avery».

Elliot observó el rostro incoloro de Avery y no se atrevió a decir nada que pudiera provocarla.

«No te obligaré a tener mi hijo otra vez».

Sus palabras deshicieron el nudo en el corazón de Avery.

«¿No sospechabas que me había caído a propósito?», preguntó ella.

Los ojos de Elliot se abrieron de par en par con incredulidad mientras decía: «Parece que ya no me ves como un simple monstruo, sino como un maníaco». Avery sintió ganas de reír.

«No vuelvas a ser tan imprudente, Avery», dijo Elliot con severidad al ver que se relajaba. «Ni colarte en un simposio ni subir al escenario para enfrentarte a alguien son comportamientos razonables». Avery se molestó al ser regañada.

«Siempre has utilizado la violencia contra tus enemigos. Me temo que mi imprudencia no puede compararse con la tuya».

«Así que todavía puedes responderme a mi», dijo Elliot con frustración. Abrió el recipiente de comida que había sobre la mesa, le echó un vistazo y preguntó: «¿Quieres un poco de sopa? Todavía está caliente».

«No puedo retenerla. Voy a vomitar».

Elliot, confundido, preguntó: «¿Sigues teniendo náuseas? ¿Por qué presentas los primeros síntomas del embarazo si el bebé ya no está?».

Creía que los síntomas de los primeros meses de embarazo desaparecían inmediatamente después de un ab%rto.

«El médico no dijo nada de que el bebé se hubiera ido», dijo Avery con indiferencia.

Mike le había mentido antes.

Ella quería ver su reacción, así que no expuso la mentira.

Elliot golpeó el plato de sopa sobre la mesa.

No se sintió feliz por ese cambio en los acontecimientos, sino que sintió una ira creciente por haber sido engañado.

Se levantó de su asiento y se dirigió hacia la puerta.

«Mike no estaba del todo equivocado. El médico me dijo que estuviera en reposo. Puede que el bebé esté bien por ahora, pero no sabemos si seguirá siendo así dentro de una semana». Elliot se congeló al instante y todo su cuerpo se puso rígido.

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