Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 257

Capítulo 257: 

Simplemente no encontraba la manera de cambiar su opinión sobre Elliot.

«¡Señor Foster, volvamos!», dijo el guardaespaldas. «Su ropa está mojada.

Si no vamos a casa a cambiarte, te vas a resfriar».

Era el comienzo del otoño, e incluso con el sol sobre sus cabezas, la temperatura había bajado considerablemente

«No tengo frío», dijo Elliot con voz firme y tranquila.

Al ver lo testarudo que era, el guardaespaldas se dio cuenta de que Elliot no iba a cambiar de opinión y recurrió a esperar junto a él.

Poco después, un Porsche Kayenne rojo se acercó lentamente. Se detuvo junto a Elliot. La ventanilla del coche se bajó y Mike asomó la cabeza.

«Hola, ¿Qué haces aquí?» Mike se sorprendió al ver a Elliot empapado de pies a cabeza. «¿Ha llovido?»

El guardaespaldas lo miró con impaciencia: «¡Es culpa de ese mocoso de Hayden! »

«Oh… ¡Como se esperaba de Big H! ¡Siempre tiene las agallas para hacer lo que yo no me atrevería a hacer!»

El guardaespaldas sólo pudo mirarle fijamente. Mike se aclaró la garganta y salió del coche. «¡Parecen muy tontos aquí de pie! Permítanme que los invite a entrar».

Con eso, se dirigió a la entrada de la mansión.

Tras unos momentos de vacilación, Elliot le siguió. Mike tecleó la contraseña y abrió la puerta.

Cuando Laura vio a Mike guiando a Elliot hacia la casa, su expresión se ensombreció, pero no dijo nada.

«Laura, lo llevaré a cambiarse de ropa. No te detendré si quieres echarlo después», le dijo Mike a Laura.

Laura asintió, y así, Mike llevó a Elliot al segundo piso.

Hayden y Layla oyeron el sonido de pasos e inmediatamente corrieron a colocarse frente a la puerta de la habitación de su madre.

«¡Vamos a proteger a mamá! No dejaremos que ese imb%cil se acerque a ella», pensaron.

Cuando Elliot llegó al primer piso, vio al instante a los dos niños, que estaban ante una puerta. La mirada de determinación en sus rostros delataba el paradero de su madre.

Elliot se dio cuenta de que era la habitación de Avery, pero no se acercó.

«¡Elliot, tu asistente se pasa de la raya!», dijo Mike mientras conducía a Elliot a su habitación. «¡Y también tu jefe de finanzas! Qué diablos…. Los dos se confabularon contra mí. La herida de mi cara apenas se ha curado y ahora vuelvo a sangrar».

Los hermanos suspiraron aliviados cuando vieron a Elliot entrar en la habitación de Mike. Abrieron la puerta del dormitorio principal y entraron a hurtadillas.

Desde que Avery tomó la medicina, había estado sudando profusamente; pero cuanto más sudaba, más frío sentía. Incluso con la manta, se sentía como si estuviera en la nieve.

Layla y Hayden se acercaron a la cama y ambos se asustaron al ver que Avery temblaba como una hoja atrapada en un vendaval.

Hayden le puso la mano en la cara y se dio cuenta de que la piel le ardía.

«¡Layla, quédate aquí con mamá! Yo iré a buscar a la abuela». dijo Hayden, antes de salir corriendo de la habitación.

Bajó corriendo las escaleras y se llevó a Laura con él. Cuando Laura vio el estado en que se encontraba Avery, su rostro palideció de miedo.

«¡Mike!» Laura salió de la habitación, llamando a Mike. «¡Avery tiene fiebre! Tenemos que enviarla al hospital».

Mike corrió hacia la puerta al oír la voz de Laura, pero Elliot se le adelantó. Cuando llegaron a la habitación de Avery, Elliot ya había empujado a Mike hacia la habitación de Avery y había entrado en ella.

La mente de Avery estaba nublada, así que no tenía ni idea de lo que estaba pasando cuando Elliot la levantó.

Le dolía la cabeza y sentía el cuerpo pesado. Por un momento, se preguntó por qué seguía sintiéndose mal después de haber tomado su medicina.

«¿Qué pasa? Estaba bien cuando la llamé esta mañana». Mike siguió a Elliot hacia abajo. “Laura, quédate en casa y cuida a los niños, yo llevaré a Avery al hospital».

«¡Conduce con cuidado!» dijo Laura mientras los despedía.

Elliot llevó a Avery a su Rolls-Roice negro y su guardaespaldas se marchó al instante.

Mike se quedó solo fuera, pensando: «¿Qué está pasando? ¿Acaba Elliot de secuestrar a Avery?».

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