Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 162

Capítulo 162: 

«¡Avery Tate! ¿Qué intentas demostrar con semejante acto?» La voz de Elliot era glacial.

Avery se quedó boquiabierta. ¿Qué quería decir con ‘intentar demostrar’?

Entonces cayó en la cuenta. Elliot estaba hablando de la venta de la Torre Tate.

«¿Qué tal el hecho de que estás intentando vendérmela por apenas cuarenta millones de dólares?». Avery respondió. «¡Por favor, no necesito tu compasión!»

Elliot frunció el ceño y sus cejas formaron profundos surcos.

Se dio cuenta entonces de que su relación era una ruina insalvable.

Elliot había comprado el edificio con la intención de regalárselo a Avery, cuando eran inseparables.

Nunca había pensado en sacar provecho de Industrias Tate.

Se lo estaba vendiendo por cuarenta millones de dólares. No había motivos para consentirla con regalos. Además, Avery nunca lo aceptaría como un regalo ahora.

«¡Bien, entonces respetaremos el precio de mercado de la torre!» Elliot sintió un ardor en la garganta. «¡No necesitas mi simpatía, y yo no necesito tu generosidad!»

«¡Bien entonces! Devuélveme el saldo y, por favor, date prisa». Avery agarró su teléfono con fuerza. Estaba furiosa.

Elliot respiraba con dificultad. No tenía más que decir y colgó.

En cinco minutos, veinte millones de dólares fueron transferidos a la cuenta de Avery.

Mirando las cifras del extracto bancario, se le llenaron los ojos de lágrimas. La pacífica ruptura que había logrado Avery había estallado en el caos.

Él era una rosa llena de espinas, pero ella también lo era.

Estaba contemplando si debía o no contarle a Elliot lo de Shea. Sin embargo, la llamada telefónica demostró lo poco que él había pensado en ella.

Bien, ¡Buena suerte buscando a Shea tú sola!

Avery estaba tumbada en la cama con la mirada perdida en el techo.

Se sentía atrapada en la situación, y todo esto era culpa de Hayden. Sólo tenía que traer a esa mujer Shea de vuelta a casa.

Había pensado que por fin se había librado del lío de Elliot tras el divorcio, pero ahora Shea dormía profundamente en la cama de su hija.

Se encontró cayendo una y otra vez en la misma situación pegajosa.

Avery pensó que, aunque devolviera a Shea ahora mismo, él no creería su historia y la acusaría de secuestrarla.

Avery estaba angustiada. Levantó las sábanas y se escondió bajo ellas.

Momentos después, sonó su teléfono móvil, arrastrándola de nuevo a la realidad.

Avery suspiró y se levantó. Buscó su teléfono y atendió la llamada.

«¡Avery, he visto a la mujer con la que estaba Elliot!» Era Tammy al teléfono. Sonaba sorprendida y furiosa: «¡Elliot Foster es un hombre despiadado y vicioso! ¿Cómo pudo hacerte esto?»

«Nos hemos divorciado hoy». Avery se sentía con energía desde su corta siesta. «¿Cómo te enteraste de esto?»

«Su empresa puso un aviso de persona desaparecida. Están buscando a una mujer llamada Shea, y si alguien puede proporcionar una pista, será recompensado con ciento veinte millones de dólares».

«¡Y eso no es todo! Si la encuentran, recibirán la friolera de doscientos cuarenta millones de dólares como recompensa. Oh, cielos, ¡Ha roto Internet!»

Tammy aún no había recuperado el aliento, pero siguió adelante. «Avery, no me extraña que hayas caído en la trampa. Incluso le pregunté a Jun sobre esto, y no tiene la menor idea de quién es Shea» El corazón de Avery se sentía tan tranquilo como el mar muerto.

No sentía nada, después de todo, ya estaba entumecida.

«Avery, ahora mismo estoy echando humo. Está gastando doscientos cuarenta millones de dólares sólo para buscar a esta mujer. Uno sólo puede imaginar lo importante que es ella para él».

«De acuerdo. ¿Qué hora es ahora?», preguntó Avery.

Tammy dijo: «Son casi las doce. Oh, vamos, ¿Es eso lo que vas a decir después de todo lo que te he contado?».

Avery forzó una sonrisa: «¿Qué quieres que te diga? Ya nos hemos divorciado».

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