Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 110

Capítulo 110: 

Avery estaba encerrada en la biblioteca de la Universidad de Avonsville después de cenar en el campus.

Una repentina ovación la hizo levantar la vista de su libro.

«¡Está nevando! ¡Es la primera nieve del año! ¡Miren, se está poniendo más pesada! ¡Vamos a salir a jugar!»

«¡Claro! ¡Quiero hacer algunas fotos!»

La mitad de la gente de la biblioteca se fue.

Avery se acercó a la ventana y miró la nieve que caía graciosamente del cielo.

Era una escena preciosa.

No era de extrañar que hubiera un refrán que dijera que seguramente tendrás éxito si invitas a salir a alguien durante la primera nevada.

Las cosas bellas ponen a todos de buen humor, después de todo.

«¡Está sonando tu teléfono!», dijo alguien al acercarse por detrás de Avery y tocarle el hombro.

Ella salió de su aturdimiento y dijo: «¡Oh, gracias!».

Luego volvió cojeando a su asiento.

Avery no había ido al hospital para que le trataran el pie hasta mucho después.

La hinchazón era tan grave que estaba tardando en curarse.

Aun así, nada de esto afectaba a su vida cotidiana.

Cogió el teléfono y contestó a la llamada.

Después de escuchar lo que la persona en la otra línea tenía que decir, los ojos de Avery se iluminaron y sus cejas se alzaron con emoción.

-La amplia sonrisa en su rostro no desapareció ni siquiera después de colgar el teléfono.

Su suerte por fin estaba cambiando.

Tal vez tenía un ángel de la guarda que la cuidaba.

Avery recogió sus cosas, tomó su bolso y salió del edificio tan rápido como pudo.

De repente, su teléfono volvió a sonar y lo cogió sin dudarlo.

«¡Está nevando, Avery! No me digas que todavía estás en la biblioteca». dijo Tammy al otro lado de la línea.

«¡Tammy! ¡He decidido ir a la escuela de posgrado!»

«¡¿Qué?! ¿Qué ha pasado?» exclamó Tammy conmocionada. «¿No dijiste que no ibas a ir? ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión tan repentinamente?»

Su voz era tan fuerte que Avery tuvo que alejar el teléfono de su oído.

«¿Sabes quién es el Profesor James Hough?»

«Ni idea», respondió Tammy. «¿Es un profesor importante?»

«¡Lo es! Es mi héroe. Me acaba de llamar su asistente para decirme que el profesor quiere que estudie con él…» Dijo Avery mientras rompía a llorar. «Esto es un sueño hecho realidad… Todavía no puedo creer que me haya elegido…»

Tammy no quería otra cosa que darle un gran abrazo de oso a su mejor amiga.

«¡Siempre he dicho que estabas destinada a grandes cosas, Avery! ¿Por qué no me creías? Ahora me crees, ¿No? ¿Dónde estás ahora? Salgamos a celebrarlo».

La cabeza de Avery daba vueltas por toda la emoción. Se limpió las lágrimas de la cara y dijo: «Lo único que quiero hacer ahora es ir a casa y dormir. Estoy agotada. La próxima vez invito yo a cenar».

«¿Has tenido problemas para dormir?» preguntó Tammy. «Me he enterado por Jun de que a Elliot le han dado el alta hoy. No tienes que preocuparte por él. Tiene mucha gente cuidando de él, así que estoy segura de que se recuperará en poco tiempo.”

«Lo sé», respondió Avery.

No es que estuviera preocupada por su recuperación, pero la culpa la atormentaba.

Él no se habría hecho daño si no hubiera sido por ella.

Una vez terminada la llamada, Tammy colgó el teléfono y miró a Jun.

«Avery se va a la escuela de posgrado», dijo con un suspiro. «Probablemente tendrá que salir del país. Busqué a ese profesor del que hablaba y descubrí que trabaja en una escuela de medicina en el extranjero…»

«Es algo bueno», dijo Jun. «Estoy seguro de que Elliot le daría todo su apoyo».

«De todas formas, ¿Qué demonios le pasa? ¿Por qué no quiere ver a Avery? Ella fue la que lo encontró cuando se cayó por esa colina… no fue ella la que le dijo que subiera. ¿Cómo puede estar molesto con ella?».

Tammy no pudo evitar defender a su mejor amigo.

Jun rodeó el hombro de Tammy con su brazo y los dos se pasearon lentamente bajo la nieve que caía.

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