Cuando sus ojos se abrieron
Capítulo 108

Capítulo 108: 

La villa estaba situada a mitad de la colina.

Había un camino sinuoso pero suave que comenzaba en la base de la colina y que llevaba directamente a la villa.

Sin embargo, a partir de ahí no había ningún camino que llevara a la cima de la colina.

Ya había oscurecido cuando Elliot comenzó su viaje desde la villa.

Utilizando su linterna como luz, se apresuró a subir la colina.

Estaba preocupado por la seguridad de Avery.

Charlie tenía malas intenciones cuando se trataba de Avery, y le aterraba lo que pudiera ocurrirle si llegaba demasiado tarde.

Nunca habría permitido que Avery viniera sola si supiera los malvados planes de Charlie.

Media hora después, Elliot respiraba con dificultad, pero no era nada comparado con el infierno que estaban viviendo sus piernas.

Su médico le había ordenado que no hiciera ninguna actividad extraña durante los próximos seis meses.

Sólo se le permitía caminar con normalidad y tampoco durante largos periodos de tiempo.

Las actividades como el senderismo, que desgastan las rodillas, estaban descartadas y conllevaban riesgos extremos.

El viento frío hacía crujir las hojas de los árboles en la oscuridad.

Elliot se vio obligado a detenerse cuando empezó a sentir un dolor agudo en la mitad inferior de su cuerpo.

Intentó llamar a su guardaespaldas, pero seguía sin haber señal.

Pudo bajar la colina. La poca energía que le quedaba le permitiría hacerlo.

La idea desapareció de su mente tan rápidamente como había aparecido.

Se sobrepuso a su malestar y continuó subiendo la colina.

Tenía que encontrar a Avery y llevarla a salvo colina abajo.

Fue en ese momento cuando Elliot tuvo un accidente…

Sus doloridas piernas ya no podían sostenerlo, lo que le hizo perder el equilibrio y caer hacia atrás.

Mientras caía, no pensó en el miedo que sentía, ni en la muerte. El único pensamiento en su mente era el rostro de Avery.

Su sonrisa, sus lágrimas, la forma en que sus cejas se fruncían cuando estaba enfadada, su tranquila compostura…

Todo era Avery

El miedo sólo le asaltó al final, cuando pensó en lo que Charlie Tierney podría estar haciéndole a ella.

Cayó en un pozo de oscuridad sin fondo.

Los golpes agudos y contundentes que resonaban en sus oídos eran los sonidos de él golpeando contra duras rocas y ramas.

No tenía ni idea de en qué estaba cayendo, ni sabía si era así como encontraría su perdición.

«¡Elliot! ¿Puedes oírme? ¡Elliot Foster!» Avery gritó a todo pulmón en la silenciosa oscuridad. «¡Yo no subí allí! ¡Elliot! Estoy aquí».

«¡Vamos a por ti, jefe!», gritó el guardaespaldas de Elliot. «¡Di algo si nos oyes! ¡Di algo! Iremos a por ti».

Sus llamadas se encontraron con nada más que una brisa inquietante y un silencio espeluznante.

Cuanto más caminaba Avery, más se aterrorizaba.

El camino hacia la colina era imposiblemente empinado.

Sólo pudo subir agarrada al brazo del guardaespaldas.

Con sus piernas aún recuperándose, ¡¿Por qué vendría Elliot a un lugar como éste?!

¡¿Por qué se atrevería?!

¿Cómo pudo?

Lágrimas calientes se escaparon de las esquinas de los ojos de Avery.

«¡Elliot!», gritó entre sollozos ahogados.

El guardaespaldas sintió que Avery estaba frenando su avance, así que la sacudió y dijo: «Espera -aquí mismo. Iré a buscarlo».

A continuación, se dio la vuelta y continuó subiendo la colina.

Avery se limpió las lágrimas de la cara y reanudó su camino por la difícil senda.

No podía quedarse sin hacer nada.

Era imposible.

Tenía que encontrar a Elliot.

Tenía que decirle ella misma que no había subido esa colina. Tenía que decirle que, aunque hubiera ido allí, no debería haber corrido un riesgo tan grande para ir tras ella.

¿No era una persona inteligente?

¿Adónde fue a parar toda su inteligencia?

¿Y su razón?

¡¿Todo se desvaneció en el aire?! Las lágrimas de Avery nublaron su visión mientras continuaba su viaje hacia lo desconocido.

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