Contigo
Capítulo 25

Capítulo 25:

POV: Mónica.

El día terminó, yo ya estaba más tranquila, Alonzo se dedicó a consentirme todo el día.

A la hora de dormir cada uno se fue a su habitación, me puse mi pijama y me metí a la cama, no podía dormir, sé que tengo que disculparme con Mario, aunque él también me debe una disculpa.

Estaba con mil cosas en la cabeza cuando la puerta de mi habitación se abrió dejándome ver un enorme chico con una linda sonrisa en el rostro.

“¿Estás despierta?”

“Sí, ¿No puedes dormir?”

“No”

Se acercó y se metió al otro lado de la cama.

“Oye”

“No haremos nada, solo quiero dormir a tu lado”, dijo mientras atraía mi cuerpo al suyo.

“Hueles delicioso, eso me relaja”

“No haremos nada”

“Lo prometo”

Me dio un casto beso y me acurruqué a su lado,

“¿Estás preocupada qué Mario le diga algo a tu abuelo?”

“No, no creo que le diga algo y si lo hace, no creo que se enoje, solo creo que fui dura con él, jamás lo trate como a un empleado, el tono que usé fue grosero”

“Amor, él debe saber cuál es su sitio, sé que le tienes cariño, pero nos faltó al respeto”

Solté un suspiro.

“Ya deja de pensar en eso, si te molesta, mañana te disculpas y listo”

Me dio un beso en la cabeza, al poco tiempo ambos nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente él me tenía abrazada con su pecho pegado a mi espalda, intente levantarme con cuidado para no despertarlo, pero fue inútil.

“¿Por qué te levantas tan temprano si estamos de vacaciones?” dijo con voz ronca mientras sus ojos seguían cerrados.

Gire en sus brazos, me pareció tierno, así que le di un beso.

“Por costumbre”, le dije con una sonrisa al tiempo que abría los ojos y apretaba su agarre alrededor de mi cintura.

“Si me besas así la promesa de no hacer nada se me va a hacer difícil cumplirla”, dijo mientras me volvía a besar y bajaba una de sus manos a mi trasero para apretarlo.

“Siempre quise saber que se siente tener un mañanero”, dijo con una sonrisa coqueta.

De un momento a otro ya estábamos sin ropa dejándonos llevar por la pasión.

Después de un rato bajamos ya listos para volver a la hacienda, Mario nos esperaba en la sala, en cuanto nos vio nos saludó.

“Buen día, jóvenes”, dijo muy serio.

“Oye, no tienes que hablar así, somos amigos”, le dije con una pequeña sonrisa.

“No, usted es la nieta del jefe”

“Mario lamento mucho la forma en la que te hable ayer”

“Está bien, yo le falte al respeto a usted y a su novio, tienen razón no es asunto mío”

Salió de la casa, pensé que se iría en nuestro auto, pero se subió a la camioneta donde van los guardaespaldas”

“Déjalo, pronto se le pasará”, dijo Alonzo dándome un beso en la cien antes de tomar mi mano para ayudarme a subir al todoterreno.

Llegamos a la hacienda, Martha y el abuelo nos recibieron muy alegres, se extrañaron de la actitud sería de Mario quien apenas los saludo y se retiró

“¿Cómo les fue?”, preguntó el abuelo.

“Muy bien”

“Me alegro Princesa, pero vayan a descansar seguramente están agotados. Yo estaré en los viñedos si necesitas algo”

Ambos subimos, me cambié de ropa y fui a la habitación de Alonzo quien se sorprendió al verme, pero no pudo evitar sonreír.

“No vamos a hacer nada, solo quiero pasar el rato contigo”, dije con inocencia.

“Claro”, dijo él con su bella sonrisa.

Nos metimos a la cama y nos pusimos a ver series mientras estábamos abrazados, un par de horas después Martha entró a la habitación.

“Perdón si los interrumpo”, dijo en tono serio.

“El almuerzo está listo, tu abuelo los espera”

Debo admitir que casi muero del susto cuando entró.

No estábamos haciendo nada, pero me sorprendió, ella salió dejándonos de nuevo solos.

“Ella no sabe que debería de tocar antes de entrar a una habitación”, dijo Alonzo un poco irritado.

“Es la segunda vez que entra así”

“Lo sé, hablaré con ella”

Nos pusimos de pie y fuimos al comedor, el abuelo se veía feliz.

“Se ven muy bien juntos, no me voy a cansar de decirlo”

“Gracias señor”, dijo Alonzo con una sonrisa mientras me tomaba de la cintura.

“Tienes que cuidarla muchacho, ella es mi mayor tesoro”

“Claro que lo haré, no se preocupe”

Pasamos al comedor, Martha seguía muy seria sobre todo con Alonzo, no me gusta la actitud qué tiene con él, pero no es el momento para hablar.

Cuando terminamos de comer, Alonzo y el abuelo fueron a ver el fútbol, y yo fui a la cocina donde estaba Martha.

“Mónica, ¿Se te ofrece algo?”

“Sí, quería hablar sobre algo contigo”

“Claro, dime cariño”

“No quiero que te lo tomes a mal, yo te tengo un gran aprecio al igual que el abuelo, pero quiero pedirte que respetes más mi privacidad y la de Alonzo”

“No entiendo cariño”

“Ya van varias ocasiones en las que entras en la habitación sin anunciarte, no estamos haciendo cosas indebidas, pero es algo molesto”

“¡Oh! Lo siento, nunca te había molestado”

“Cuando era niña no, ahora soy adolescente y necesito mi privacidad al igual que Alonzo, él podría haber estado sin ropa saliendo del baño, por ejemplo, quiero que te anuncies antes de entrar a las habitaciones”

“Claro, lo que usted ordene señorita”, dijo con un poco de amargura”

“¿Tienes un problema con mi novio?, noté que tu actitud con él no es la mejor”

“Me disculpo por eso, pero ese muchacho ha ofendido varias veces a mi hijo, simplemente no puede caerme bien, se cree superior por tener dinero, mi muchacho sabe sus orígenes no necesita que lo hagan de menos por eso”

“Martha te aseguro que si Alonzo le dijo algo no fue por ofenderlo, yo lo conozco muy bien y él no es ese tipo de persona, tal vez en su enojo fue impulsivo, me disculpo si ofendió a Mario”

“No, no tienes porque, mi hijo y yo sabemos cuál es nuestro lugar, procuraré no ser grosera con tu novio”

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